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La ciencia, el desarrollo tecnológico y la innovación en Querétaro. Historia, realidad y proyecciones.IntroducciónNuestra contribución al entendimiento del proceso tabacalero cubre un periodo entre finales delsiglo XVIII y principios del XIX, que abarca desde el Siglo de las Luces hasta comienzos de laemancipación de México de España. A esta etapa podemos considerarla de fuertes contrastes: porun lado se impusieron en la Nueva España una serie de ajustes administrativos, burocráticos yrestrictivos que redundaron en un mayor control de bienes y productos, etc.; por el otro, huboaltos beneficios económicos para la Corona española. 2Uno de los efectos del contraste de la época, fue el uso intensivo de la fuerza de trabajonovohispana, y en el particular caso del tabaco, la organización de trabajadores en torno a laproducción intensiva de cigarros y, en ocasiones, de puros. Podemos señalar que el Estado, almonopolizar el tabaco, provocó la separación de los artesanos de sus instrumentos de trabajo,alejándolos de la elaboración y de la comercialización y, sobre todo, de las posibles gananciasque de este ejercicio derivaban.Si bien reconocemos los efectos negativos que se generaron al separar drásticamente a losproductores, comerciantes y cigarreros de oficio de sus medios de producción y de su particularforma de subsistencia, no dejamos de dimensionar el esfuerzo que significó la puesta en prácticadel monopolio del tabaco. En este sentido reconocemos también la meticulosa organización deltrabajo al interior de esas grandes naves llamadas “fábricas reales” y la precisa división deactividades, que a nuestro entender proporcionaron a los trabajadores una nueva conciencia deltrabajo colectivo esencialmente distinto al de la cooperación familiar. Asimismo, el hecho detrabajar de manera asalariada para el Estado proporcionó cierto nivel de certidumbre económicapara los trabajadores.Si bien pueden considerarse como eventos hasta excesivos las reales fábricas y, en particular, lafábrica de Querétaro, lograron dar empleo asalariado a un grupo enorme de operarios en unaépoca en donde contar con un trabajo urbano relativamente seguro --que mostraba una francadisposición de protección hacia al trabajador-- era realmente una situación privilegiada. Asílograron subsistir, en promedio, más de 3,000 trabajadores industriales (hombres y mujeres)queretanos hasta el inicio de la revolución insurgente.Nuestro objetivo, es entonces, evidenciar la forma de organización del trabajo mostrando, entreotras cuestiones la división de tareas que se impuso entre operarios para elaborar el producto deltabaco, sean cigarros o puros.2 El control se ejerció sobre productos estratégicos, ya fuese para fines militares como la pólvora y el mercurio o aquellos cuyacontribución al erario fuera significativa: la sal, la nieve, los naipes y el tabaco, mismo que se consideró económicamenteatractivo por haber sido muy altas sus ganancias. La oferta del producto se dirigía al abastecimiento del mercado nacional, y laorientación de sus ganancias iba directamente hacia España, sin que en la Nueva España se quedara un solo real. Así, lasfábricas de cigarros y puros de la Nueva España llegaron a superar el 60 % global anual de todo el dinero que, como vasallosdel Rey, se enviaba a la metrópoli.72