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re - Ateneo de Madrid

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1-2 —<br />

Del perdón y <strong>de</strong>l misterio.<br />

No matarás.<br />

Asi cuino nosotros perdonamos...<br />

En el patio sucio y tristón do un p<strong>re</strong>sidio <strong>re</strong>suenan á esta hora sordos y cont<br />

i unos martillazos. Unos cuantos ob<strong>re</strong>ros, on cuyos hoga<strong>re</strong>s esperan las esposas<br />

y las tiernas criaturas, encuadran tablones y levantan una plataforma. En<br />

el centro do ella se yerguo un ma<strong>de</strong>ro; al pie <strong>de</strong> éste, un banquillo. Es un cadalso.<br />

En b<strong>re</strong>ve, un hombro á quien su malaventura hizo caer en manos do<br />

los homb<strong>re</strong>s que profesan la Ley, surgirá por una puertecilla mugrienta.<br />

Con paso tardío y piornas fhiqueantos subirá á la horca.. Con angustia in<strong>de</strong>cible<br />

se <strong>de</strong>rrumbará sob<strong>re</strong> el asiento. Detrás está el ma<strong>de</strong>ro. La, mano <strong>de</strong>l verdugo—otro<br />

honrado—ceñirá á su pescuezo fér<strong>re</strong>a argolla. Van á estrangularlo.<br />

«C<strong>re</strong>o en Dios Pad<strong>re</strong>... C<strong>re</strong>o en Jesucristo, su único hijo...» La argolla<br />

ap<strong>re</strong>tará, <strong>de</strong>strozará los tejidos, quebrantará, los huesos, juntará la nuez <strong>de</strong>l<br />

ahorcado con ol ma<strong>de</strong>ro asesino. La cabeza <strong>de</strong>l <strong>re</strong>o. lívida por la muerte, <strong>de</strong>sencajada<br />

por el terror, caerá tronchada sob<strong>re</strong> los hombros.<br />

Colgará la lengua-negruzca, <strong>de</strong>stilando hilo á hilo la hiol amarillenta. Los<br />

sacerdotes dirigirán á Dios, para que salvo el alma, las p<strong>re</strong>ces que <strong>de</strong>bieron<br />

haber dirigido á los homb<strong>re</strong>s para que <strong>re</strong>spetaran la vida. La expiación ha<br />

concluido. El estrangulado está muerto; bien muerto. Está satisfecha la<br />

Justicia.<br />

¡La Justicia! ¡Sarcástioa. ironía! Cuando nuestras manos van ap<strong>re</strong>tujando<br />

bárbaramente el pescuezo do un semejante hasta hacerlo morir, nuestro sentido<br />

do lo justo, sob<strong>re</strong>saltado, se siente apaciguar. Tenemos la loca i<strong>de</strong>a, brutal<br />

he<strong>re</strong>ncia <strong>de</strong> sanguinarios p<strong>re</strong><strong>de</strong>ceso<strong>re</strong>s, <strong>de</strong>que es p<strong>re</strong>ciso matar para satisface]'<br />

¡i ] De<strong>re</strong>cho. El espectro odioso do la. venganza, so enea<strong>re</strong>ta para, engañarnos.<br />

C<strong>re</strong>emos <strong>de</strong>ber do justicia, adoración do la Ley, loque os crimen impío. Entro<br />

ansias <strong>de</strong> muerte ponemos la fuente do eterna vida, la Justicia, para escarnecerla,<br />

para humillarla. En las cruzadas manos <strong>de</strong>l hombro que pronto va á<br />

subir al patíbulo habrá un crucifijo. ¿Para qué <strong>re</strong>cordar el nomb<strong>re</strong> do quien<br />

perdonó á sus verdugos? Hipócritas <strong>de</strong>sp<strong>re</strong>ciables que hacemos mercancía<br />

<strong>de</strong> las conciencias, fariseos malditos que <strong>de</strong>soímos la voz <strong>de</strong>l Señor somos<br />

todos.<br />

Con el pensamiento se<strong>re</strong>no, la sang<strong>re</strong> calmada y el corazón on <strong>re</strong>poso, vamos<br />

á asesinar á un homb<strong>re</strong>. Y tú también, lector, también tú asesinas con tu<br />

indife<strong>re</strong>ncia al que espera on la Cárcel la hora fatal. Y al día siguiente do ose<br />

crimen, mientras <strong>re</strong>ciben tierra sob<strong>re</strong> sus vidriadas pupilas los ojos <strong>de</strong>l muerto,<br />

alumbrará para nosotros el sol y luci<strong>re</strong>mos satisfechos, (Mitro ol humo <strong>de</strong>l cigarro,<br />

nuestra cínica sonrisa...<br />

Horrible fue el <strong>de</strong>lito <strong>de</strong>l que van á ejecutar. Sus manos asesinaron á un<br />

in<strong>de</strong>fenso adolescente... Era su amigo, su cuñado... P<strong>re</strong>meditación... Ensañamiento...<br />

¡Horrible! ¡Horrible! Y bien: ¿cuándo sino ante las culpas inexpia-

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