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re - Ateneo de Madrid

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— G2 —<br />

más, un «grifo, todo dorado, tan gran<strong>de</strong> como rocín». Y literatos como el Marqués <strong>de</strong><br />

Villena escriben libros sobro el arte <strong>de</strong> trinchar.<br />

• Tal es la España medioeval. La ley biológica <strong>de</strong> su proceso histórico va cumpliéndose<br />

on lógica implacable. Son ocho siglos <strong>de</strong> <strong>re</strong>integración. Los que piensan que España<br />

no ha tenido un pensamiento nacional, ni ha habido unidad en eila, <strong>de</strong>sconocen<br />

su pasado en la Edad Media. Ensanchando sus fronteras, el espíritu unitario, <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong>l régimen autonómico, va marcándose. Ya. no hay en toda la Península, fuera, <strong>de</strong> Portugal<br />

y Navarra, más que (lis gran<strong>de</strong>s unida<strong>de</strong>s: la Corona <strong>de</strong> Castilla y la Corona <strong>de</strong><br />

Aragón. Ya no queda en la Península más tierra mora que el Reino <strong>de</strong> Granada.<br />

Pero esta marcha <strong>de</strong> <strong>re</strong>constitución, que ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir el dique <strong>de</strong> ocho siglos que<br />

opone á la historia nacional la invasión árabe, no es una marcha <strong>re</strong>ctilínea. Hay en<br />

ella <strong>re</strong>codos, altos y bajos, <strong>de</strong>sviaciones, <strong>re</strong>trocesos. Uno <strong>de</strong> ellos, el más grave <strong>de</strong><br />

todos, es el que marca el momento <strong>de</strong>cisivo: el <strong>re</strong>inado <strong>de</strong> los dos últimos Reyes <strong>de</strong> Aragón<br />

y <strong>de</strong> Castilla, Juan II y Enrique IV.<br />

En este momento histórico, un espantoso <strong>de</strong>sconcierto domina; las culpas <strong>de</strong> ambos<br />

Monarcas dan lib<strong>re</strong> rienda á las ambiciones <strong>de</strong>smedidas <strong>de</strong>l elemento constantemente<br />

perturbador <strong>de</strong> la Nación: los magnates.<br />

Estos seño<strong>re</strong>s, pequeños soberanos, enemigos y rivales <strong>de</strong> los Reyes, son la <strong>re</strong>mora al<br />

prog<strong>re</strong>so <strong>de</strong> su época, lo que aquí llega <strong>de</strong>l feudalismo <strong>de</strong> Europa,. La ambición personal,<br />

la codicia <strong>de</strong>l cargo, el ansia <strong>de</strong>l mando, la satisfacción do la vanidad mezquina,<br />

el egoísmo brutal y <strong>de</strong>senf<strong>re</strong>nado, sin fe ni ley, sin objetivo ni norte, son la característica<br />

do la clase. Todos sus esfuerzos, todos sus <strong>de</strong>svelos, se emplean en conseguir el Po<strong>de</strong>r.<br />

Todos los medios son buenos para ello: la mentira, la bajera, la traición. Una vez<br />

en el Po<strong>de</strong>r, toda su obra consiste en aprovecharse: danse á sí mismos los cargos más<br />

lucrativos. Reparten luego ent<strong>re</strong> los suyos el botín: Alcaidías, Capitanías, Cor<strong>re</strong>gimientos,<br />

A<strong>de</strong>lantazgos, Encomiendas.<br />

La oposición e-; la lucha á sang<strong>re</strong> y fuego, sin <strong>re</strong>parar en los medios ni en las armas:<br />

intrigas, cabalas, emboscadas, confe<strong>de</strong>raciones, cohechos, venalida<strong>de</strong>s, perjurios, sed<br />

<strong>de</strong> venganza, villanías y atropellos.<br />

Y unos y otros, sin piedad y sin pudor, dañan al Rey y <strong>de</strong>sgarran la Nación. El<br />

pob<strong>re</strong> pueblo es la víctima inmolada. Ellos lo roban, lo explotan, lo <strong>de</strong>sangran. A río <strong>re</strong>vuelto,<br />

ganancia <strong>de</strong> Seño<strong>re</strong>s. Húndase el buque y sálvese el que pueda.<br />

Cada Señor tiene una nube <strong>de</strong> adictos. Son sus hechuras, sus incondicionales. Se<br />

llaman bravos en Italia, y suelen serlo. En esto os fuerza que se les haga justicia.<br />

Aquellos crueles ó inicuos <strong>de</strong>salmados tienen, Seño<strong>re</strong>s y secuaces, casi siemp<strong>re</strong>, cierta<br />

gran<strong>de</strong>za que excusa sus malda<strong>de</strong>s: el gesto heroico, el <strong>de</strong>sp<strong>re</strong>cio <strong>de</strong> la vida,, el rasgo<br />

trágico, la audacia novelesca, el penacho, Ja manera, el ai<strong>re</strong>, al menos.<br />

En este momento crítico do anarquía, social, en que los gran<strong>de</strong>s, confe<strong>de</strong>rados ent<strong>re</strong><br />

sí, quitan y ponen los Reyes á su antojo, y, bandoleros feudales, saquean y expolian brutalmente<br />

á sus vasallos, en Aragón igualmente que en Castilla, suben al Trono <strong>de</strong> ambos<br />

Reinos Fernando II ó Isabel I.<br />

La unión <strong>de</strong> ambas Coronas es el último paso <strong>de</strong> la evolución biológica nacional.<br />

Los españoles, <strong>re</strong>fugiados en el Norte cuando la invasión árabe, habían t<strong>re</strong>molado la<br />

ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> sus leyes, do su <strong>re</strong>ligión, <strong>de</strong> su idioma, <strong>de</strong> su<br />

civilización, <strong>de</strong> sus costumb<strong>re</strong>s, <strong>de</strong> sus constituciones, do sus hoga<strong>re</strong>s, <strong>de</strong> su libertad,<br />

<strong>de</strong> su vida. En Galicia, en Asturias, en Castilla, en Yascuua, en Navarra, en Aragón,<br />

en Cataluña, la nacionalidad española se afirma, so con<strong>de</strong>nsa, continuando su personalidad,<br />

su historia, su cultura romana. Pero no forman una entidad política.

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