14.05.2013 Views

re - Ateneo de Madrid

re - Ateneo de Madrid

re - Ateneo de Madrid

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

— 27 —<br />

linaje ilust<strong>re</strong>. Sin gran<strong>de</strong>s cariños que sujetaran su corazón á la tierra, imaginábase<br />

pe<strong>re</strong>grina con poco espacio que <strong>re</strong>cor<strong>re</strong>r. Quiso estrujar con p<strong>re</strong>steza<br />

la vida y sabo<strong>re</strong>ar b<strong>re</strong>vemente ol jugo <strong>de</strong> la existencia. Gustó el vicio y<br />

sufrió la virtud; liizo el bien y procuró el daño, goloseando el <strong>re</strong>mordimiento,<br />

semejante al agraz; disfrutó <strong>de</strong>l lujo, y se abandonó con voluntaria <strong>de</strong>ja<strong>de</strong>z á<br />

los acosónos <strong>de</strong> la necesidad. Agotado su afán, se empa<strong>re</strong>dó ent<strong>re</strong> hielo, que,<br />

cuajando con lentitud la sang<strong>re</strong> do sus venas, la <strong>de</strong>positó, al través <strong>de</strong> un<br />

sueño sin pesadilla, en los brazos <strong>de</strong> la muerte.<br />

Las JSTovos-ti califica <strong>de</strong> terrible extravagancia la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> la intrépida<br />

rusa. Para explicarla., afirma (pie Eva Novigoroff—así se llamó la suicida—<br />

estaba loca. Nuestra maja<strong>de</strong>ría es tan completa, y cerrada, que negamos equilibrio<br />

mental á quien no conforma su camino con el nuestro. La gente excusa<br />

sus rutinas y sus flaquezas amparándolas con el pabellón <strong>de</strong> la cordura. Puedo<br />

ser muy bien lo necio: poro se llamará «razonable» si la necedad es común.<br />

Pa<strong>re</strong>ce que en la multitud grosera, y no en el individuo solitario, puso<br />

Dios el fiel <strong>de</strong> la razón y ol contraste <strong>de</strong> la verdad. La patulea transigente so<br />

ar<strong>re</strong>llana en la vida y goza en ella con grotesca <strong>de</strong>licia. El espíritu inquieto,<br />

sin cesar hostigarlo por ansias turbadoras, busca consuelo en el p<strong>re</strong>suroso<br />

cambio <strong>de</strong> panorama'. ¿Quien acierta?<br />

Hacemos todos un mismo viaje: unos con al agro p<strong>re</strong>steza, otros con tranquilo<br />

<strong>de</strong>spacio. Nos empujan, nos maceran y nos esclavizan cien p<strong>re</strong>siones extrañas<br />

á nuestro albedrío. Nada po<strong>de</strong>mos hacer para <strong>re</strong>dimirnos parcialmente<br />

<strong>de</strong>l cautiverio. O aceptarlo íntegro, ó romper <strong>de</strong>l todo la ca<strong>de</strong>na. Resi<strong>de</strong> en el<br />

corazón <strong>de</strong> algunos homb<strong>re</strong>s coraje suficiente para acabar <strong>de</strong> una vez con los<br />

<strong>re</strong>cios y copiosos trasudo<strong>re</strong>s do nuestra congoja sempiterna. Lo quie<strong>re</strong> Dios.<br />

No se muevo la hoja <strong>de</strong>l árbol sin un <strong>de</strong>c<strong>re</strong>to <strong>de</strong> su voluntad. ¿Habríamos <strong>de</strong><br />

<strong>re</strong>nunciar al don soberano?<br />

Quien agotó la savia <strong>de</strong> vivir, ¿qué <strong>de</strong>bor cumplo en la tierra? Si se va,<br />

<strong>de</strong>ja puesto. Otros le suce<strong>de</strong>n en el constante trasegar do la nada <strong>de</strong> la existencia.<br />

¿En nomb<strong>re</strong> <strong>de</strong> qué sup<strong>re</strong>ma razón p<strong>re</strong>ten<strong>de</strong><strong>re</strong>mos <strong>re</strong>tenerlo con nosotros?<br />

¿Cuáles visiones hechiceras pod<strong>re</strong>mos <strong>de</strong>splegar ante su vista que le<br />

aconsejen esperar? Damos á la vida un p<strong>re</strong>cio que no tiene. Sólo la curiosidad<br />

la hace estimable. Sólo la justifica el afán do lo improvisto. Cuando lo imp<strong>re</strong>visto<br />

no sorp<strong>re</strong>nda, ó por extraño ó por menudo, no hay protexto, no hay razón<br />

para vivir. Solemos llamar al que <strong>re</strong>cobra su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia «<strong>de</strong>sertor».<br />

No po<strong>de</strong>mos consolarnos <strong>de</strong> que alguien mejoro su suerte variándola. ¡Desertor!<br />

¿De qué compromiso? ¿De qué <strong>de</strong>ber? ¿Deber <strong>de</strong> luchar, <strong>de</strong> sufrir? ¿Quién<br />

se lo impuso? ¿Quién lo aceptó? Al que se quie<strong>re</strong> evadir <strong>de</strong>l mundo, ¿qué le<br />

importamos? El que se va, ¿qué nos importa? Caminamos por la existencia,<br />

solitarios, sin conocernos unos á otros Cada cuerpo es como tumba cerrada,<br />

cuyo interior no logramos escudriñar. ¿Qué pue<strong>de</strong> haber do común ent<strong>re</strong> dos<br />

se<strong>re</strong>s? Son dos mundos silenciosos que en vano pugnan por acercarse. Nada<br />

aproxima tanto como ol amor. Y cuando los espíritus do dos amantes se buscan<br />

para fundirse, <strong>de</strong>positan por fuerza sus anhelos en el seguro <strong>de</strong> la carne.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!