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re - Ateneo de Madrid

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- 463 —<br />

contener los ánimos; cosa que importaba tanto más, cuanto por indicaciones<br />

<strong>de</strong>l gobernador <strong>de</strong> Galicia, con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Fuensalicla, ni el arzobispo <strong>de</strong> Santiago,<br />

D. Alonso <strong>de</strong> Fonseca, ni el con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Andra<strong>de</strong>, estaban lib<strong>re</strong>s <strong>de</strong> sospecha por<br />

su ambigua conducta en los sucesos (1). Por fortuna, estando todo el país en<br />

quietud, los <strong>de</strong> O<strong>re</strong>nse, mudando <strong>de</strong> propósito, no se arriesgaron á más.<br />

Y mientras las ciuda<strong>de</strong>s pedían á cada momento, como la Corana y Betanzos,<br />

el voto en Cortes, Lugo añadía y el privilegio <strong>de</strong> la especoría para la Coruña.<br />

Verda<strong>de</strong>ramente, esto último era lo que más se necesitaba, aunque semejante<br />

p<strong>re</strong>tensión, útilísima para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la vida comercial <strong>de</strong> Galicia,<br />

ni bastaba, ni llenaba las esperanzas <strong>de</strong>l campesino, sob<strong>re</strong> cuyos hombros<br />

cayó entonces todo el trabajo, todo el tributo, todas las infinitas cargas señoriales<br />

que satisfacía; en una palabra, que soportaba el peso entero <strong>de</strong> la tributación<br />

<strong>de</strong> su tiempo, quedando, en cambio, en la poquedad y miseria que <strong>de</strong>bía<br />

producir la total in<strong>de</strong>fensión en que se le <strong>de</strong>jó que agonizase. Los inicuos <strong>de</strong>spojos,<br />

la herida más sangrienta que durante dos siglos llevó en sus flancos la<br />

clase agrícola <strong>de</strong> Gralicia, obligaron á los mejo<strong>re</strong>s <strong>de</strong> sus hijos á alejarse <strong>de</strong> su<br />

casa, <strong>de</strong> su familia, <strong>de</strong> la tierra que habían hecho fértil, <strong>de</strong> los luga<strong>re</strong>s que<br />

amaban y no podían olvidar en sus <strong>de</strong>stierros, <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> dolor soportada<br />

en la seguridad <strong>de</strong> que los campos que labraban serían suyos por todo <strong>de</strong><strong>re</strong>cho.<br />

Oportunamente quiso oponerse á tan gran infortunio; pero faltó á su<br />

tiempo la total comp<strong>re</strong>nsión <strong>de</strong> la obra <strong>re</strong>paradora. En vano trató el humil<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> poner fin á la tiranía que sob<strong>re</strong> él pesaba. Pasó el homb<strong>re</strong> á su lado, y lo<br />

<strong>de</strong>sconoció; oyó sus gemidos, y no le importaron. Cuando quiso conseguir su<br />

libertad le <strong>de</strong>jaron solo; y, ¡ay <strong>de</strong>l solo! En verdad, hay que confosar que no<br />

siemp<strong>re</strong> pasó así, porque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un principio la Junta <strong>de</strong>l Reino favo<strong>re</strong>ció sus<br />

p<strong>re</strong>tensiones. En una comunicación al Consejo se <strong>de</strong>cía: «En Galicia sabemos<br />

que se encabezan con prouisiones <strong>de</strong> la Junta que eomiencan á gustar do no<br />

pagar á sus seño<strong>re</strong>s, ni las <strong>re</strong>ntas <strong>re</strong>ales an enbiado aqui á pedir mrds. que<br />

Su m.* les negó en la Coruña y otras mas <strong>re</strong>cias si se otorgan pier<strong>de</strong> S. m.' si no<br />

se otorgan auenturase el <strong>re</strong>yno.»<br />

A pesar <strong>de</strong> tan tristes augurios, nada <strong>de</strong>cidió el imperante, que entro el<br />

temor <strong>de</strong> los trastornos que le amenazaban y la esperanza <strong>de</strong> que todo quedaría<br />

en paz, vio indife<strong>re</strong>nte pasar los días inútiles. Por fortuna, vio Galicia también<br />

que, en la soledad en que empezaba á <strong>de</strong>jársela, sólo podía contar con el<br />

(1) Las <strong>re</strong>laciones ent<strong>re</strong> estos personajes y el <strong>de</strong> Fuensalida no eran muy cordiales. Se ve bien todo ello on la carta<br />

que Fonseca y Andra<strong>de</strong> escribieron al car<strong>de</strong>nal <strong>de</strong> Tortosa, y en la cuai se <strong>re</strong>fie<strong>re</strong>n á los sucesos <strong>de</strong> O<strong>re</strong>nse, indicando<br />

que si no fueron castigados los auto<strong>re</strong>s <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes, «a sydo mas por no que<strong>re</strong>llo hazor el governador, que no por<br />

no po<strong>de</strong>r». Por su parte, el obispo <strong>de</strong> Lugo escribía á los <strong>de</strong>l Consejo, luciéndoles que ya les había liecho saber «lo que<br />

avia acaescido en ó<strong>re</strong>nse y <strong>de</strong>spués provey acá lo que pu<strong>de</strong> para ir sob<strong>re</strong> ellos»; aña<strong>de</strong> que «con la buena voluntad que<br />

todos estos seño<strong>re</strong>s y cibda<strong>de</strong>s acá mostraron», los <strong>de</strong> O<strong>re</strong>nse se aquietaron; <strong>de</strong> modo que el <strong>de</strong> Fuensalida no tuvo ya por<br />

qué castigar á nadie, y fue pru<strong>de</strong>nte en hacerlo así. Mas no por eso <strong>de</strong>jó en otra carta á los <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir su<br />

enemistad contra Andra<strong>de</strong> y Fonseca, cuando, <strong>re</strong>firiéndose á ellos, afirma que no sabe «por qué estos seño<strong>re</strong>s lian querido<br />

dar ocasión á esto, pues que saben que <strong>de</strong> sus vasallos ny estraños, no han podido sacar un peón para enviar al<br />

exercito <strong>de</strong> S. m.t » Alu<strong>de</strong> el gobernador á las p<strong>re</strong>tensiones que el con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Andra<strong>de</strong> y el arzobispo <strong>de</strong> Santiago tenían<br />

<strong>de</strong> ser nombrados capitanes generales <strong>de</strong> Galicia, cosa que <strong>re</strong>chazaban en el país, y en especial el Concejo <strong>de</strong> Betanzos,<br />

que opuso á ello gravísimas razones, en tal manera, que cuando supieron que aquéllos habían sido nombrados para el<br />

cargo que <strong>de</strong>seaban, dijeron en otra carta que la provisión <strong>de</strong>bía «ser obe<strong>de</strong>scida y no cumplida».

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