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re - Ateneo de Madrid

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— 136 —<br />

contraste á que aludimos. «Es un contrasentido inexplicable—dice — que<br />

cuando la Constitución consagra el <strong>de</strong><strong>re</strong>cho que tienen los pueblos <strong>de</strong> gobernarse<br />

á sí propios, <strong>de</strong> nombrarse un gobierno municipal, <strong>de</strong> darse ley en las<br />

Or<strong>de</strong>nanzas, <strong>de</strong> establecer los servicios que estimen convenientes y or<strong>de</strong>nar<br />

los impuestos necesarios para ellos, se <strong>de</strong>sconozca á esos mismos pueblos su<br />

<strong>de</strong><strong>re</strong>cho civil y se les prive <strong>de</strong> la facultad <strong>de</strong> gobernar sus <strong>re</strong>laciones familia<strong>re</strong>s<br />

por las <strong>re</strong>glas que le son habituales y que tienen experimentadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

mucho tiempo» (1).<br />

«La libertad jurídica—ag<strong>re</strong>ga—ostenta dos fases: una faz civil y otra<br />

faz política; y es caso pe<strong>re</strong>grino ver cuál se las han distribuido los partidos,<br />

como si la Humanidad estuviera eternamente con<strong>de</strong>nada á enamorarse en todo<br />

<strong>de</strong> una mitad <strong>de</strong> la verdad y á sentir <strong>re</strong>pugnancia por la otra media. Así, vemos<br />

que son liberales en <strong>de</strong><strong>re</strong>cho civil, los enemigos jurados <strong>de</strong> toda libertad<br />

en lo político; y absolutistas en el hogar, enemigos <strong>de</strong> la autonomía <strong>de</strong> la familia,<br />

los partidos á outrance <strong>de</strong>l liberalismo en el Estado. Los primeros quie<strong>re</strong>n<br />

emancipar al homb<strong>re</strong> en cuanto miembro <strong>de</strong> la familia y esclavizarlo en<br />

cuanto miembro <strong>de</strong>l Estado; los segundos, por el contrario, quie<strong>re</strong>n que el<br />

homb<strong>re</strong> sea lib<strong>re</strong> en el Estado y siervo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su casa. Pa<strong>re</strong>ce como si hubieran<br />

trazado una línea divisoria que pasara rozando los umbrales <strong>de</strong> las casas<br />

<strong>de</strong> los ciudadanos: <strong>de</strong> puertas a<strong>de</strong>ntro, los absolutistas <strong>re</strong>integran al individuo<br />

en la plenitud <strong>de</strong> su soberanía civil, pero <strong>de</strong> puertas afuera ya no sob<strong>re</strong>llevan<br />

con paciencia que ese individuo tenga otra ni más voluntad que la<br />

<strong>de</strong>l Estado, en quien todo po<strong>de</strong>r <strong>re</strong>si<strong>de</strong>; los liberales, por el contrario, <strong>de</strong><br />

puertas afuera <strong>re</strong>integran al ciudadano en la plenitud <strong>de</strong> su soberanía política,<br />

perú <strong>de</strong> puertas a<strong>de</strong>ntro, el problema <strong>de</strong> la soberanía les es ya indife<strong>re</strong>nte.<br />

Los primeros alzan ban<strong>de</strong>ra por el sélf-government <strong>de</strong> la familia; los segundos<br />

riñen batalla por el sdf-government <strong>de</strong> la ciudad» (2).<br />

Todas las escuelas jurídicas, lo mismo la escolástica, que entien<strong>de</strong> el <strong>de</strong><strong>re</strong>cho<br />

como el or<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> los actos humanos hacia el bien común; que la<br />

krausista, haciéndolo consistir en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la lib<strong>re</strong> condicionalidad; que la<br />

positivista, viendo en él el instrumento <strong>de</strong> la solidaridad social, todas ellas<br />

hacen entrar siemp<strong>re</strong> en el concepto <strong>de</strong>l <strong>de</strong><strong>re</strong>cho, como uno <strong>de</strong> sus caracte<strong>re</strong>s<br />

más esenciales, la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> libertad.<br />

Por eso las leyes excesivamente p<strong>re</strong>visoras, cuando fundamentan sus meticulosida<strong>de</strong>s<br />

en <strong>de</strong>sconfianzas hacia la colectividad, las que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n ap<strong>re</strong>venir<br />

todos los casos y circunstancias posibles, las que dan norma <strong>de</strong> conducta<br />

para todas las situaciones <strong>de</strong> la vida, imponiendo siemp<strong>re</strong> al individuo una<br />

<strong>de</strong>terminación jurídica, al limitar su libertad y <strong>re</strong>ducir, las más <strong>de</strong> las veces<br />

arbitrariamente, la esfera <strong>de</strong>l <strong>de</strong><strong>re</strong>cho en que ésta <strong>de</strong>bo moverse, producen<br />

como consecuencia la sorda protesta <strong>de</strong> la conciencia, no conforme con otra<br />

<strong>re</strong>gla que con la que le dicta su propia inspiración: el anhol ,> ;< >.• salir <strong>de</strong> esos<br />

(1) Costa: La libertad civil..., pái?. 141.<br />

(í) Costa: La libertad civil..., pág. 5C.

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