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re - Ateneo de Madrid

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— 556 -<br />

á la mano otras noticias que las escasas que te of<strong>re</strong>zco; y, así, conténtate con que te diga<br />

que, según he sabido <strong>de</strong> buena tinta, la primera vez que él Ganso oyó silbar las balas<br />

fue en la acción <strong>de</strong> Escaro, lugar <strong>de</strong> señorío secular en el concejo <strong>de</strong> Val<strong>de</strong>burón, en<br />

don<strong>de</strong> los <strong>de</strong> Espartero, alcanzando á los partidarios <strong>de</strong>l P<strong>re</strong>tendiente, sentáronles la<br />

mano muy á su sabor; agradéceme también el empeño que puse en <strong>de</strong>scubrir que nuestro<br />

héroe se halló en lo <strong>de</strong> Luchana, y que, tatito en esta pelaza como en la expedición contra<br />

Zariategui y <strong>de</strong>más hechos <strong>de</strong> armas que se siguieron hasta el memorable abrazo, hubo<br />

<strong>de</strong> portarse con bravura y gallardía; es también cosa averiguada que se batió á las<br />

ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l General invicto en la última campaña <strong>de</strong> Cab<strong>re</strong>ra, y se aña<strong>de</strong> que en esta<br />

emp<strong>re</strong>sa, y f<strong>re</strong>nte á Mo<strong>re</strong>lla, estuvo en trance <strong>de</strong> muerte á consecuencia <strong>de</strong> haber comido<br />

pepinos que no estaban en sazón; pero aquí se pier<strong>de</strong> el hilo <strong>de</strong> la historia, y no vuelve<br />

á encontrarse hasta el año <strong>de</strong> gracia <strong>de</strong> 1843, fecha en que él Ganso <strong>re</strong>g<strong>re</strong>só á su ciudad<br />

natal, á poco <strong>de</strong> embarcarse el caído Regente para Inglaterra.<br />

Supo en León que su pad<strong>re</strong> había muerto, <strong>de</strong>jándole á él por único y universal he<strong>re</strong><strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong> sus bienes; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>re</strong>zar por su alma, y <strong>de</strong> pedir á Dios que le perdonase<br />

las muchas coces y bofetadas que le dio en su vida, se encaminó á la casa <strong>de</strong> un tío suyo<br />

á hacerse cargo <strong>de</strong> la he<strong>re</strong>ncia, que la formaban, amén <strong>de</strong> los utensilios <strong>de</strong>l oficio zapateril<br />

y <strong>re</strong>mendón, una manta que, por los muchos agujeros, pa<strong>re</strong>cía <strong>re</strong>d, dos sábanas <strong>de</strong><br />

angeo, un <strong>de</strong>svencijado cat<strong>re</strong> <strong>de</strong> tijera, un candil y cuatro ó cinco cazuelas, todo lo cual<br />

vendió en sesenta y ocho <strong>re</strong>ales á un ropavejero <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong> Don Gutier<strong>re</strong>. Aconsejóle<br />

su tío que con el producto <strong>de</strong> la venta y con los ahorrillos que, á buen seguro, traería<br />

<strong>de</strong>l servicio, se <strong>de</strong>dicase á algún comercio honroso; pero le contestó que ninguno podía<br />

serlo para el que había <strong>de</strong>fendido á la Patria con las armas, exponiendo la pelleja en<br />

cien combates, y que las manos que empuñaron el fusil no <strong>de</strong>bían envilecerse manejando<br />

la indigna vara <strong>de</strong> medir ó la mugrienta romana. En <strong>re</strong>solución, él siguió tan vago<br />

como antes <strong>de</strong> su partida, siendo lo peor <strong>de</strong>l caso que, sin duda para matar el ocio, ó<br />

quizá para que no se cumpliese el horóscopo <strong>de</strong> cierta gitana que por aquellos días le<br />

dijo la buenaventura, pronosticándole que moriría <strong>de</strong> un atracón <strong>de</strong> agua, dióse á la<br />

bebienda con gran furor, <strong>de</strong> suerte que en poco tiempo llegó á ser el más calificado<br />

borracho <strong>de</strong> León; y esta fama, por pertenecer al nrimero <strong>de</strong> las que se ganan en buena<br />

y abierta lid, conservó durante su vida, á pesar <strong>de</strong> que en el transcurso <strong>de</strong> ella tuvo que<br />

habérselas con los Paradilla, los Cachucha, y los Pendanga, que, cual todo el mundo<br />

sabe, gozan título <strong>de</strong> príncipes en los anales <strong>de</strong> la mona legionense. Ninguno <strong>de</strong> ellos<br />

conseguía aventajarle ni en el tesón <strong>de</strong> su beber ni en la cabida <strong>de</strong> su estómago; pero<br />

en lo que <strong>de</strong> modo singular se distinguió aquel homb<strong>re</strong>, fue en la virtud y finura <strong>de</strong> su<br />

olfato para ventar el vino f<strong>re</strong>sco <strong>de</strong> Nava ó el rascante <strong>de</strong> las tabernas <strong>de</strong>l Puente <strong>de</strong>l<br />

Castro, pues en cuanto los olía yá estaba andando por el camino ó car<strong>re</strong>tera con la firme<br />

intención <strong>de</strong> no <strong>de</strong>scansar hasta convencerse <strong>de</strong> si era ó no verdad lo que le había sugerido<br />

su instinto prodigioso.<br />

Aunque al principio se contentaba con dos ó t<strong>re</strong>s turcas por semana, y luego pasaron<br />

crrca <strong>de</strong> cinco años sin que agarrase más que la diaria, convencióse al cabo <strong>de</strong> que<br />

no había para qué sufrir la molestia que siemp<strong>re</strong> causa el comenzar <strong>de</strong> nuevo algún<br />

trabajo, por lo cual pensó que sería mejor empalmar una con otra, <strong>de</strong> modo que jamás<br />

pudiese salírsele <strong>de</strong>l cuerpo; hízolo así, y á fe que puso tal afán en cumplirlo, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

entonces no hay leonés que <strong>re</strong>cuer<strong>de</strong> haberle visto se<strong>re</strong>no ni un solo momento <strong>de</strong> su vida;<br />

si bien es p<strong>re</strong>ciso añadir, en loor <strong>de</strong> su memoria, que el Ganso nunca traspasó los límites<br />

que la <strong>de</strong>cencia impone, siendo, por el contrario, prototipo <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>be ser el borracho<br />

honrado, conviene á saber: bizarro en el trincar, tardo en el <strong>re</strong>ndirse, gracioso en<br />

el <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong><strong>re</strong>cho en el caminar, honesto en las palabras, disc<strong>re</strong>to en el discurso, y nada<br />

llorón, escandaloso ó pen<strong>de</strong>nciero; en cuanto á la estampa, nadie le veía que luego no<br />

le diputase por el más cumplido y gentil <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong> su noble profesión, pues tenía<br />

alta Ja estatura, y era flaco, enjuto <strong>de</strong> carnes, la cara larga, <strong>de</strong> pómulos salientes y ar<strong>re</strong>bolados,<br />

los ojos pequeños, hundidos, el cabello ralo, caído el belfo, encaso el bigote, las<br />

piernas largas, constantemente dobladas por las rodillas, y apoyábase al andar en una<br />

txanca, con la que á duras penas contrar<strong>re</strong>staba los tambaleos <strong>de</strong> su cuerpo.<br />

De cómo garbease la blanca para el trago, es cosa que no pudo averiguarse, porque,<br />

según se ha <strong>de</strong>clarado, bienes ni oficio no se le conocían, limosna nunca se le vio pedir,

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