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re - Ateneo de Madrid

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LIBROS DE POETAS<br />

He aquí, sob<strong>re</strong> mi mesa, una pila <strong>de</strong> libros dife<strong>re</strong>ntes, más ó monos lujosos,<br />

<strong>de</strong> distintos tamaños, <strong>de</strong> cubiertas blancas, amarillas, ver<strong>de</strong>s... Son los<br />

libros <strong>de</strong> los poetas..., los últimos libros <strong>re</strong>cibidos.<br />

Los lie hojeado en horas <strong>de</strong> melancolía, y las musicales inspiraciones <strong>de</strong><br />

cada página condujéronme gratamente por sus campos floridos, por sus limpios<br />

sen<strong>de</strong>ros. Déboles, pues, el alivio do mis horas tristes. ¿Cómo no perdonarles<br />

sus <strong>de</strong>fectos? ¿Qué obra humana no los tiene? ¿Qué más hubieran podido<br />

lograr siendo intachables?<br />

No so me aparta la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>sacertados que estuvieron aquellos fúneb<strong>re</strong>s<br />

vaticinado<strong>re</strong>s <strong>de</strong> la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> la poesía.<br />

T<strong>re</strong>s ó cuatro años atrás, los que hacíamos versos no encontrábamos, ciertamente,<br />

editor, ni casi lib<strong>re</strong>ría, porque en ella se nos negaba hasta el <strong>de</strong><strong>re</strong>cho<br />

<strong>de</strong> escaparate. Pero hoy el libro <strong>de</strong> versos se ven<strong>de</strong> ya tanto como la novela;<br />

está minándole el ter<strong>re</strong>no, y el teatro apetece también compartir con los poetas<br />

sus triunfos y lau<strong>re</strong>les.<br />

«Soy poeta» era entonces tanto como una confesión ridicula. Y ante el temor<br />

<strong>de</strong> ser <strong>re</strong>p<strong>re</strong>ndido por los pad<strong>re</strong>s, por los maestros, <strong>de</strong> ser burlado por<br />

los amigos ó <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñado por la mujer amada, el joven poeta componía sus versos<br />

á escondidas, por mero <strong>de</strong>sahogo <strong>de</strong> su espíritu, viajero <strong>de</strong> incógnito <strong>de</strong><br />

las <strong>re</strong>giones <strong>de</strong> la fantasía.<br />

Ser poeta es hoy, en cambio, tanto como serlo todo. Lo apetecen hasta los<br />

que más vociferaban contra la poesía... Y sus prosélitos ya no son sólo pléya<strong>de</strong>s<br />

ni constelaciones, sino firmamentos.<br />

Por aquellos días en que <strong>re</strong>cibí con sorp<strong>re</strong>sa el libro <strong>de</strong> versos <strong>de</strong> TTnamuno<br />

y la carta notable que hice pública, Rafael Salillas, el criminalista, el<br />

antropólogo, me ent<strong>re</strong>gaba una poesía para su inserción en la <strong>re</strong>vista ATENEO;<br />

Adolfo Bonilla, el filósofo, el polígrafo, me leía los versos inéditos <strong>de</strong> su tragedia<br />

Esther; Antonio Zozaya, en El Liberal, alternaba la publicación do sus<br />

poesías con la <strong>de</strong> sus brillantes crónicas <strong>de</strong> siemp<strong>re</strong>; Ramón <strong>de</strong>l Valle-Inclán,<br />

el maestro <strong>de</strong> la prosa, terminaba la edición <strong>de</strong> sus Aromas <strong>de</strong> leyenda; Francisco<br />

Acebal, el novelista, daba á las páginas <strong>de</strong> la <strong>re</strong>vista Renacimiento su<br />

poesía C<strong>re</strong>púsculo en el puerto; y G<strong>re</strong>gorio Martínez-Sierra, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el. siglo<br />

pasado no había tenido ni una sola mirada <strong>de</strong> compasión para su pob<strong>re</strong> lira,<br />

p<strong>re</strong>paraba ya la aparición <strong>de</strong> su <strong>re</strong>ciente libro La casa <strong>de</strong> la Primavera.<br />

Todos quie<strong>re</strong>n ser poetas. Otro siglo do oro se avecina.<br />

He aquí, sob<strong>re</strong> mi mesa, una pila <strong>de</strong> libros dife<strong>re</strong>ntes, más ó monos lujosos,<br />

<strong>de</strong> distintos tamaños, <strong>de</strong> cubiertas blancas, amarillas, ver<strong>de</strong>s... Son los<br />

libros <strong>de</strong> los poetas.<br />

Hoy más que nunca, ent<strong>re</strong> todo lo que se publica, abundan <strong>de</strong>sproporcionadamente<br />

los versos. Vedlo por los que yo he <strong>re</strong>cibido últimamente:

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