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re - Ateneo de Madrid

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— 137 —<br />

est<strong>re</strong>chos caminos en que no pue<strong>de</strong> moverse el lib<strong>re</strong> arbitrio y el <strong>de</strong>svío <strong>de</strong> los<br />

ciudadanos ante la ley, que <strong>de</strong> esta suerte <strong>re</strong>sulta, no un auxilio para la <strong>re</strong>alización<br />

<strong>de</strong>l De<strong>re</strong>cho, sino un obstáculo que hay que sufrir con la esperanza<br />

<strong>de</strong> conseguir algún día mayor grado <strong>de</strong> libertad.<br />

En el mundo <strong>de</strong>l espíritu, como en el <strong>de</strong> la materia, lo mismo en la esfera<br />

<strong>de</strong> las abstracciones que en la esfera <strong>de</strong> la práctica, no hay nada más odioso<br />

que aquello que, no sólo sirve á lo que es su causa y razón <strong>de</strong> ser, sino que<br />

lo contradice y <strong>de</strong>struye. Así es que la protesta contra la ley, el <strong>de</strong>svío hacia<br />

sus mandatos, surge con todo el empuje <strong>de</strong> la lógica y <strong>de</strong> la inspiración cuando<br />

una persona concibe su <strong>de</strong>ber con absoluta clarivi<strong>de</strong>ncia, y al disponerse á<br />

ponerlo en práctica se encuentra con la imposibilidad <strong>de</strong> conseguirlo, porque<br />

la ley le niega libertad para ello (1). Este absolutismo <strong>de</strong> las legislaciones civiles,<br />

<strong>de</strong>l cual existen abundantes pruebas en la historia <strong>de</strong> todos los pueblos,<br />

ha trascendido á la esfera doctrinal con caracte<strong>re</strong>s y proporciones <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra<br />

<strong>re</strong>acción,llegando algunas escuelas, sociólogos y pensado<strong>re</strong>s <strong>de</strong> autoridad,<br />

á <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la sup<strong>re</strong>sión <strong>de</strong> las leyes como único medio <strong>de</strong> acabar con sus arbitrarieda<strong>de</strong>s.<br />

Dentro <strong>de</strong> esta orientación, Juan Gravo, el apóstol <strong>de</strong>l anarquismo, <strong>re</strong>p<strong>re</strong>senta<br />

la ten<strong>de</strong>ncia más radical, razonada por él <strong>de</strong> esto modo: «Toda ley<br />

humana—-dice—es por fuerza arbitraria, porque cualquiera que sea la amplitud<br />

<strong>de</strong> concepción <strong>de</strong> los que la hagan, nunca <strong>re</strong>p<strong>re</strong>senta más que una partícula<br />

<strong>de</strong> las aspiraciones <strong>de</strong> todos. Las leyes formuladas por los Parlamentos,<br />

lejos <strong>de</strong> ser la obra <strong>de</strong> una gran concepción, no son más que un término medio<br />

<strong>de</strong> la opinión general, porque el Parlamento, por el hecho mismo <strong>de</strong> su modo<br />

<strong>de</strong> constituirse, no es, á lo más, sino un justo medio. Aplicada, sin embargo,<br />

á todos <strong>de</strong> la misma manera, la ley <strong>re</strong>sulta injusta y arbitraria en todos aquellos<br />

casos que no forman parte <strong>de</strong>l término medio. No pue<strong>de</strong> haber, pues, b lenas<br />

leyes, ni buenos jaeces, ni, pur consiguiente, buen Gobierno, porque su<br />

existencia implica una <strong>re</strong>gla <strong>de</strong> conducta única para todos, cuando es la diversidad<br />

lo que caracteriza á los individuos.<br />

»Por eso ios anarquistas <strong>de</strong>ducimos <strong>de</strong> la crítica <strong>de</strong> la actual organización<br />

social esta primera enseñanza: que las leyes humanas <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>sapa<strong>re</strong>cer, porque<br />

son un obstáculo para la evolución humana, ocasionan crisis en verdad<br />

mortales, y la arrastran á veces hacia la <strong>re</strong>g<strong>re</strong>sión» (2).<br />

(1) Véase el inte<strong>re</strong>sante discurso acerca <strong>de</strong> La Hibertat en el ü<strong>re</strong>t civil, pronunciado por D. Ramón <strong>de</strong> Abadal<br />

y Cal<strong>de</strong>ro en sesión inaugural <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> Jurispru<strong>de</strong>ncia y Legislación <strong>de</strong> Barcelona el enrso <strong>de</strong> 1903-1904.<br />

(Barcelona, Jaume Jepús, 1;M>4.)<br />

(2) Citada por Abadal y Cal<strong>de</strong>ro: loe. cit., pájís. 7-H. No c<strong>re</strong>emos esta ocasión propicia para hacer la crítica <strong>de</strong> estas<br />

doctrinas y las que á continuación <strong>re</strong>ferimos, para lo cual no existe criterio más indicado que el <strong>de</strong> la distinción ent<strong>re</strong><br />

<strong>de</strong><strong>re</strong>cho necesario y <strong>de</strong><strong>re</strong>cho voluntario. Conformes con J. Grave en que el exceso <strong>de</strong> intervención legislativa es nocivo<br />

para la sociedad si se <strong>re</strong>fie<strong>re</strong> a este segundo or<strong>de</strong>n; <strong>re</strong>specto <strong>de</strong>l primero, la ley, no sólo es conveniente, sino necesaria;<br />

y en cuanto á uno y otro, la existencia <strong>de</strong> la autoridad es fundamental: con <strong>re</strong>lación al <strong>de</strong><strong>re</strong>cho necesario, para <strong>de</strong>clararlo<br />

é imponerlo; con <strong>re</strong>lación al <strong>de</strong><strong>re</strong>cho voluntario, para ser garantía <strong>de</strong> la autonomía individual y para <strong>re</strong>coger<br />

en forma <strong>de</strong> leyes supletorias, sólo aplicables cuando la voluntad individual no se <strong>de</strong>termine por nada, el común sentir<br />

<strong>de</strong> la colectividad.

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