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re - Ateneo de Madrid

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- 379 -<br />

la absorción <strong>de</strong> la América <strong>de</strong>l Sur por la <strong>de</strong>l Norte, dan muestras <strong>de</strong> una inconcebible<br />

pusilanimidad y <strong>de</strong> un gran <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> cómo actúan las<br />

fuerzas <strong>de</strong> las nacionalida<strong>de</strong>s en el conjunto <strong>de</strong> la Historia.<br />

Cierto que los propios yanquis dan pábulo á ese <strong>re</strong>celo. Mientras sus personalida<strong>de</strong>s<br />

oficiales protestan <strong>de</strong>l <strong>re</strong>speto que profesan á todo núcleo nacional,<br />

sus pensado<strong>re</strong>s y escrito<strong>re</strong>s <strong>de</strong>slizan <strong>de</strong> tiempo en tiempo profecías que<br />

son exp<strong>re</strong>sión <strong>de</strong> sus ansias sec<strong>re</strong>tas, en las cuales cristalizan ilusiones <strong>de</strong> una<br />

parte <strong>de</strong>l pueblo norteamericano. Hace apenas siete años, Mr. Cockran <strong>de</strong>cía<br />

en la Universidad <strong>de</strong> Yale, ante los graduandos <strong>de</strong> aquel curso literario: «No<br />

sólo es posible la próxima anexión <strong>de</strong>l Canadá, sino que es probable. Ni es<br />

imposible la anexión <strong>de</strong> Méjico, ni imposible la <strong>de</strong> todo Sud-Amórica. Ahora,<br />

aunque pa<strong>re</strong>zca emp<strong>re</strong>sa tan fantástica como.pa<strong>re</strong>ciera tros años hace la adquisición<br />

<strong>de</strong> las islas Filipinas, adquiri<strong>re</strong>mos una buena parte <strong>de</strong> China. Después<br />

<strong>de</strong> esta conquista..., la América entera entrará bajo el régimen <strong>de</strong> una sola<br />

soberanía, y su inmenso po<strong>de</strong>r pesará antes <strong>de</strong> veinticinco años en todas partes<br />

<strong>de</strong>l mundo.»<br />

Me pa<strong>re</strong>cen estas palabras <strong>de</strong> Mr. Cockran el moro estallido <strong>de</strong> una vanidad<br />

hinchada. Aunque el imperialismo trabaje, no <strong>de</strong>jará do <strong>re</strong>sonar en el<br />

pueblo <strong>de</strong> Lincoln la voz <strong>de</strong>l buen sentido. Acaso fue mejor intérp<strong>re</strong>te <strong>de</strong>l fondo<br />

<strong>de</strong>l espíritu norteamericano Mr. William G. Sumner, quien, en la propia Universidad,<br />

leía poco <strong>de</strong>spués una confe<strong>re</strong>ncia paradójica, titulada «La conquista<br />

<strong>de</strong> los Estados Unidos por España», y cuyas son las siguientes palabras: «Nuestros<br />

pad<strong>re</strong>s querían tener un Gobierno económico, aunque los gran<strong>de</strong>s homb<strong>re</strong>s<br />

lo llamaran «un Gobierno parsimonioso», y los impuestos no serían más gran<strong>de</strong>s<br />

que lo absolutamente necesarios para pagar tal Gobierno... Ninguna política<br />

aventurada <strong>de</strong> conquista ó ambición, tal cual en su opinión los Reyes y<br />

los nobles la habían hecho en la vioja Europa, en su propio beneficio, sería<br />

nunca ensayada por una República liberal y <strong>de</strong>mocrática. Por tanto, ol ciudadano<br />

aquí nunca sería forzado á <strong>de</strong>jar su familia ó á dar sus hijos para verter<br />

la sang<strong>re</strong> por la gloria, y á <strong>de</strong>jar viudas y huérfanos en la miseria por nada.»<br />

Estas disc<strong>re</strong>tas razones tendrán virtualidad pe<strong>re</strong>nne en un pueblo como les<br />

Estados Unidos. Aun cuando pasajeramente se obscu<strong>re</strong>ciesen, <strong>re</strong>ver<strong>de</strong>cerían<br />

apenas una organización ag<strong>re</strong>siva y una p<strong>re</strong>paración para la guerra hicieran<br />

sentir sus ponzoñosos efectos en la economía y en la vida política <strong>de</strong> la gran<br />

República. La <strong>de</strong>mocracia y la guerra son incompatibles. El peso <strong>de</strong> los armamentos<br />

milita<strong>re</strong>s extenúa á Europa, y su tradición social, enemiga <strong>de</strong> los <strong>de</strong><strong>re</strong>chos<br />

<strong>de</strong> los ciudadanos, es hechura do la vida guer<strong>re</strong>ra <strong>de</strong>l viejo continente.<br />

La gente americana soportaría mal el arnés <strong>de</strong> batalla, que entorpece los movimientos,<br />

ó impone disciplinas y sacrificios agotado<strong>re</strong>s. Y cuando así no fuera,<br />

bastaría para impedir tan loca aventura la masa <strong>de</strong> la América latina. Habituados<br />

á contemplar el ai<strong>re</strong> gigantesco do la República sajona, olvidamos con<br />

excesiva f<strong>re</strong>cuencia que la parte meridional excedo on superficie á la <strong>de</strong>l septentrión;<br />

que los campos <strong>de</strong> aquélla son más feraces; que las condiciones <strong>de</strong> su<br />

vitalidad son tan po<strong>de</strong>rosas, que <strong>re</strong>servan para el porvenir gratas sorp<strong>re</strong>sas;

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