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MANUAL_DE_DERECHO_CONSTITUCIONAL_-_Dr._I

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4. Sistema penitenciario

La administración de justicia en materia penitenciaria evidencia una profunda

crisis, la cual constituye un obstáculo para el orden jurídico y la paz social, y atenta

contra derechos fundamentales de la persona humana. Nuestra justicia penal centra

su acción en la privación de la libertad, utiliza indiscriminadamente la detención

y es común observar en qué forma se violenta los derechos humanos del detenido.

Para febrero de 1996, la población penal era de 3266 personas (sin incluir 56

reos que se encuentran en convivencia familiar), siendo el tiempo de permanencia

de los reos el siguiente: de 0-6 meses, 660; de 6-9 meses, 213; de 9-12, 122; de 1-

2 años, 223; de 2 años y más, 26, para un total de 1184 reos procesados.

Para la estructura y funcionamiento del sistema penitenciario se necesitan

políticas dirigidas a solventar las fallas derivadas de la inapropiada infraestructura

física, que se reflejan en los altos índices de hacinamiento de los establecimientos

de reclusión, y a enfrentar la escasez de recursos humanos y la inadecuada formación

de gran parte del personal carcelario. Se suma a lo anterior, las deplorables

condiciones de salubridad que presenta la mayoría de los pabellones de los centros

de reclusión y la escasez de fuentes de trabajo, que obliga a mantener a la

población penal en el ocio.

Un buen sector doctrinal ha decretado el fracaso de la prisión y del sistema

que la administra. Michel Foucault fustiga duramente la prisión y analiza su desarrollo

histórico como puede consultarse en sus obras «Vigilar y castigar», «La verdad

y la forma jurídica» y «La vida de los hombres infames» (colección de estudios).

Expresa en esta última: «La institución penal, con la prisión en el centro,

fabrica una categoría de individuos que constituyen con ella un círculo: la prisión

no corrige, atrae incesantemente a los mismos, produce poco a poco una población

marginal...»

A fines del siglo XIX, Oscar Wilde narra en varias cartas y un artículo periodístico

sus amargas experiencias en la cárcel. Da cuenta de todos sus horrores, la

mala alimentación, las enfermedades crónicas que se padecen, la insalubridad,

los insomnios, el sistema celular de confinamiento y el silencio, el estado de locura

a que es llevado el individuo, degradado al nivel de una bestia, la petrificación del

corazón humano que conduce a la muerte de los sentimientos y afectos naturales,

el ilimitado horror a que son sometidos los niños, quienes se corrompen en las

cárceles, la poca influencia humana del sistema carcelario. En su Balada de la

Cárcel de Reading expresó: «Las acciones más viles, lo mismo que las hierbas

venenosas, crecen bien en el aire de la cárcel; únicamente lo que hay de bueno en

el hombre se agota y se marchita allí». Como consecuencia, pidió su reforma. Fue

un duro golpe al sistema.

En La Colonia Penitenciaria, Franz Kafka relata los horrores del sistema y los

inconcebibles principios y procedimientos del juzgamiento que puede terminar, por

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