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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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Francisco <strong>de</strong> Córdoba <strong>de</strong>scubrió la península <strong>de</strong> Yucatán, don<strong>de</strong> tropezó con fuerte<br />

resistencia por parte <strong>de</strong> los indios. A su regreso, trajo informes <strong>de</strong> la rica civilización<br />

maya, uno <strong>de</strong> cuyos dioses era la serpiente emplumada, Cuculcán. Poco <strong>de</strong>spués, movido<br />

por los informes <strong>de</strong> Francisco <strong>de</strong> Córdoba, Juan <strong>de</strong> Grijalva exploró las costas <strong>de</strong> México,<br />

y regresó con noticias <strong>de</strong>l gran<strong>de</strong> y rico imperio azteca.<br />

Todo esto inspiró a Diego Velázquez, gobernador <strong>de</strong> Cuba, a organizar una<br />

expedición para explorar y conquistar la región. Para dirigirla, nombró a Hernán Cortes,<br />

un notario extremeño que lo había acompañado en la conquista <strong>de</strong> Cuba. Cuando la<br />

expedición estuvo lista, Velázquez pensó quitarle el mando a Cortés. Pero éste, enterado<br />

<strong>de</strong> los planes <strong>de</strong>l gobernador, zarpó sin esperar permiso.<br />

Primeros encuentros con los indios<br />

Cortés y su fuerza <strong>de</strong> unos quinientos hombres y dieciséis caballos se dirigieron ante<br />

todo a la isla <strong>de</strong> Cozumel, don<strong>de</strong> tuvieron la buena fortuna <strong>de</strong> alistar a un [<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong><br />

174] español, Jerónimo <strong>de</strong> Aguilar, que había sido hecho cautivo por los indios, y vivido<br />

con ellos por algún tiempo. Aguilar sería un valioso instrumento <strong>de</strong> Cortés, pues le<br />

serviría <strong>de</strong> intérprete. Había también otro español a quien los indios habían apresado.<br />

Pero este otro, tras ganar su libertad, había llegado al rango <strong>de</strong> cacique, se había casado y<br />

tenía familia, y por tanto prefirió quedarse con los indios.<br />

Cortés invitó a los indios a aceptar el cristianismo. Cuando se negaron, diciendo que<br />

sus dioses les habían servido bien y que no tenían por qué abandonarlos, Cortés or<strong>de</strong>nó<br />

que los ídolos fueran <strong>de</strong>struidos y arrojados <strong>de</strong> la cima <strong>de</strong> la pirámi<strong>de</strong>. Después, en el<br />

lugar en que antes estaban los dioses, pusieron un altar con una cruz y la imagen <strong>de</strong> la<br />

Virgen, y el sacerdote Juan Díaz dijo la misa. Aquél fue el primer indicio <strong>de</strong> los métodos<br />

que Cortés proyectaba emplear en la conversión <strong>de</strong> los indios.<br />

De Cozumel, los conquistadores navegaron a Tabasco, don<strong>de</strong> encontraron fuerte<br />

resistencia por parte <strong>de</strong> los indios. Pero tras tres días <strong>de</strong> lucha la artillería y la caballería<br />

españolas se impusieron, y los indios se <strong>de</strong>clararon vencidos. Le trajeron entonces a<br />

Cortés presentes, entre los que se contaban veinte mujeres para los jefes <strong>de</strong> la expedición.<br />

Una <strong>de</strong> ellas, Malinche, a quien <strong>de</strong>spués los españoles bautizaron con el nombre <strong>de</strong> doña<br />

Marina, le serviría a Cortés <strong>de</strong> intérprete, y a la postre sería también su concubina.<br />

También allí los españoles erigieron una cruz y un altar, y celebraron misa.[<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong><br />

175]<br />

Fue probablemente en Tabasco que Cortés se enteró <strong>de</strong> una vieja leyenda india, que le<br />

serviría <strong>de</strong> instrumento en su empresa <strong>de</strong> conquista. Era la leyenda <strong>de</strong> Quetzalcoatl, la<br />

serpiente emplumada que también adoraban los mayas bajo el nombre <strong>de</strong> Cuculcán.<br />

Según la tradición, cuyos <strong>de</strong>talles no están <strong>de</strong>l todo claros, Quetzalcoatl había partido<br />

hacia el oriente en una embarcación hecha <strong>de</strong> serpientes, diciendo que tenía que regresar<br />

a su señor, y que algún día volvería a tierras mexicanas, a reclamarlas para sí y para su<br />

señor. La leyenda añadía que ese regreso tendría lugar en un año <strong>de</strong>signado en el<br />

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