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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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Esto pue<strong>de</strong> verse en el caso <strong>de</strong> Martín <strong>de</strong> Calatayud, cuyas palabras, citadas en el<br />

encabezamiento <strong>de</strong>l presente capítulo, pudieran dar a enten<strong>de</strong>r que se trataba <strong>de</strong> un celoso<br />

<strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> los indios. Pero el hecho es que este fraile, que llegó a ser el tercer obispo <strong>de</strong><br />

Santa Marta, con todo y <strong>de</strong>plorar los <strong>de</strong>smanes que se cometían contra los indios, llegó al<br />

convencimiento <strong>de</strong> que eran un mal necesario, pues los españoles necesitaban quienes los<br />

sirvieran y los indios no estaban dispuestos a hacerlo.<br />

Su sucesor, Juan <strong>de</strong> los Barrios, se mostró más firme, y llegó hasta a imponerles<br />

censuras eclesiásticas a los encomen<strong>de</strong>ros que no se hubieran ocupado <strong>de</strong> enseñarles la<br />

doctrina cristiana a sus indios, como se suponía que lo hicieran, o que abusaran <strong>de</strong> ellos<br />

en contra <strong>de</strong> la ley. Pero los encomen<strong>de</strong>ros protestaron ante la Audiencia real, que<br />

dictaminó que la cuestión <strong>de</strong> las encomiendas era <strong>de</strong> la competencia <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s<br />

civiles y no <strong>de</strong> las eclesiásticas, y sobre esa base le or<strong>de</strong>nó al obispo que suspendiera las<br />

censuras.<br />

Los mismos conflictos surgieron en Cartagena, don<strong>de</strong> el gobernador Juan Badillo<br />

esclavizó a cientos <strong>de</strong> indios y los envió a sus posesiones en La Española. Esto estaba<br />

prohibido por ley, pero los obispos y <strong>de</strong>más autorida<strong>de</strong>s religiosas nada pudieron hacer.<br />

También a estos territorios se importó el tribunal <strong>de</strong> la Inquisición, aunque no se<br />

empleó generalmente contra los indios, que estaban exentos <strong>de</strong> ella por ser neófitos en la<br />

fe, ni contra los esclavos, que parecían preferir sus rigores a los <strong>de</strong> sus amos. En efecto,<br />

pronto se corrió la voz entre los esclavos <strong>de</strong> que si sus amos se aprestaban a castigarlos<br />

todo lo que tenían que hacer; era clamar: “Reniego <strong>de</strong> Dios”, y los amos estaban<br />

obligados a entregarlos inmediatamente a la Inquisición, cuyos castigos eran más suaves.<br />

A la postre se llegó a un acuerdo tácito entre los amos y la Inquisición, en el sentido <strong>de</strong><br />

que, salvo casos extremos, los esclavos quedaban fuera <strong>de</strong> la jurisdicción <strong>de</strong> ésta última.<br />

Sí hubo algunos casos <strong>de</strong> españoles con<strong>de</strong>nados a muerte por judaizantes. Pero sobre todo<br />

la Inquisición se ocupó <strong>de</strong> asegurarse que el “contagio protestante” no penetrara en<br />

Nueva Granada. El supuesto contagio llegaba por medio <strong>de</strong> marinos, comerciantes,<br />

corsarios y piratas ingleses y holan<strong>de</strong>ses que por diversas razones <strong>de</strong>sembarcaban en<br />

territorios <strong>de</strong> la colonia española. En este caso, las autorida<strong>de</strong>s tenían sumo interés en que<br />

se aplicara todo el rigor <strong>de</strong> la Inquisición. La mayoría <strong>de</strong> los capturados se convertía al<br />

catolicismo, algunos al parecer sinceramente y otros porque en ello les iba la vida, y en<br />

todo caso nunca habían sido protestantes <strong>de</strong> convicciones profundas. [<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 197]<br />

Pero también hubo casos <strong>de</strong> heroica resistencia. Uno <strong>de</strong> ellos fue el <strong>de</strong>l joven inglés John<br />

Edon, quien había sido capturado en Cumaná cuando trataba <strong>de</strong> hacer una transacción<br />

para comprar tabaco. Tras tres años <strong>de</strong> encarcelamiento, amonestaciones y torturas, fue<br />

con<strong>de</strong>nado a morir quemado en Cartagena en marzo <strong>de</strong> 1622. Los testigos oculares, todos<br />

ellos católicos, dan testimonio <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> aquel joven que, sin siquiera estar atado, se<br />

sentó sobre la pira y no se movió mientras su cuerpo ardía.<br />

El apostolado entre los indios: San Luis Beltrán<br />

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