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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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De este modo quedaba promulgada la infalibilidad <strong>de</strong>l papa como doctrina <strong>de</strong> la<br />

iglesia católica. Nótese que el texto no indica que el papa sea siempre infalible, sino<br />

únicamente cuando habla “ex cathedra”. Estas palabras se incluyeron en el texto <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>claración para respon<strong>de</strong>r a las objeciones <strong>de</strong> quienes señalaban que el papa Honorio,<br />

por ejemplo, había caído en error dogmático. La respuesta a tal objeción seria entonces<br />

que Honorio, al aceptar una doctrina heterodoxa, no lo hizo “ex cathedra”, sino como<br />

persona privada. En todo caso, <strong>de</strong> los poco más <strong>de</strong> seiscientos obispos presentes, 522<br />

votaron a favor, dos se opusieron, y más <strong>de</strong> un centenar se abstuvieron <strong>de</strong> votar.<br />

La doctrina <strong>de</strong> la infalibilidad papal no causó la oposición que pudo esperarse. En<br />

Holanda, Austria y Alemania, algunos católicos se separaron <strong>de</strong> la comunión romana y<br />

fundaron la Iglesia Católica Antigua. Pero en general las protestas y críticas fueron<br />

mo<strong>de</strong>radas.<br />

Lo que sucedía era que, habiendo perdido mucho <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r, el papado no era ya <strong>de</strong><br />

temer. El <strong>de</strong>bate acerca <strong>de</strong> la autoridad <strong>de</strong>l papa había dividido a los católicos,<br />

particularmente en Francia, entre “galicanos” y “ultramontanos”. Los primeros eran<br />

quienes insistían en las antiguas prerrogativas <strong>de</strong> la iglesia francesa, y esperaban que el<br />

estado salvaguardara esas prerrogativas. Los ultramontanos, es <strong>de</strong>cir, los <strong>de</strong>l partido <strong>de</strong><br />

“allen<strong>de</strong> los montes”, querían la centralización <strong>de</strong> la autoridad eclesiástica en el papado.<br />

En el Primer Concilio <strong>de</strong>l Vaticano, los ultramontanos parecieron haber ganado la<br />

partida.<br />

Pero pudieron hacerlo porque ya el papado había perdido mucho <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r real que<br />

los galicanos temían. Prueba <strong>de</strong> ello fue que la infalibilidad papal fue promulgada el 18<br />

<strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1870, y el 20 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong>l mismo año Roma capituló ante las tropas <strong>de</strong>l<br />

Reino <strong>de</strong> Italia, y el papado perdió su po<strong>de</strong>r temporal. En cuanto a Pío IX, se <strong>de</strong>claró<br />

prisionero <strong>de</strong>l rey Víctor Manuel, y se negó a aceptar los hechos [<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 436]<br />

consumados. Después <strong>de</strong> todo, los papas habían perdido el gobierno <strong>de</strong> Roma<br />

muchísimas veces, y siempre algún soberano había acudido para restaurarlos. Pero en<br />

esta ocasión nadie acudió. Por fin, en 1929, el Papa—a la sazón Pío XI— aceptó<br />

oficialmente lo que había sido realidad por más <strong>de</strong> medio siglo.<br />

León XIII<br />

Al papado <strong>de</strong> Pío IX, le siguió el <strong>de</strong> León XIII, también excepcionalmente largo<br />

(1878–1903). Dadas las condiciones políticas <strong>de</strong> Italia, León XIII, que seguía insistiendo<br />

en los <strong>de</strong>rechos temporales <strong>de</strong>l papado sobre la ciudad <strong>de</strong> Roma y sus alre<strong>de</strong>dores, les<br />

prohibió a los católicos votar en las elecciones legislativas <strong>de</strong>l país. Esta prohibición, que<br />

continuaría hasta bien avanzado el siglo XX, a la larga resultó contraproducente, pues le<br />

restó mucho al impacto que los católicos pudieron hacer en los años formativos <strong>de</strong> la<br />

nueva nación italiana.<br />

Pero, al mismo tiempo que seguía esta política conservadora en Italia, León reconoció<br />

la necesidad <strong>de</strong> ce<strong>de</strong>r en otros campos. Así logró que en Alemania la política anticatólica<br />

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