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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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Enrique era reinar en Francia, y reinar bien. A fin <strong>de</strong> lograr ese objetivo estaba dispuesto<br />

a mostrarse flexible en materia religiosa. Y cuando llegó a ocupar el trono francés su<br />

política <strong>de</strong> tolerancia religiosa fue uno <strong>de</strong> los pilares sobre los que se edificó la<br />

prosperidad <strong>de</strong>l país.<br />

En la época que ahora empezamos a relatar, hubo un número creciente <strong>de</strong> políticos<br />

que siguieron el ejemplo <strong>de</strong> Enrique IV. La Guerra <strong>de</strong> los Treinta Años, que narraremos<br />

en el próximo capítulo, tuvo en Alemania resultados semejantes a los que antes tuvieron<br />

en Francia las guerras <strong>de</strong> religión. Cada vez más, los príncipes alemanes, y muchos <strong>de</strong> sus<br />

consejeros, utilizaron las diferencias religiosas como excusa para lograr sus propios<br />

propósitos políticos. Esto impedía la unidad nacional <strong>de</strong> Alemania aun en medio <strong>de</strong> un<br />

creciente sentimiento nacionalista, y en consecuencia se fue generalizando la opinión <strong>de</strong><br />

que los <strong>de</strong>sacuerdos doctrinales no <strong>de</strong>bían llevar a la lucha armada, y que la tolerancia era<br />

la política más sabia.<br />

Como parte y resultado <strong>de</strong> todo esto, el espíritu <strong>de</strong>l racionalismo se fue posesionando<br />

<strong>de</strong>l alma europea. ¿Por qué preocuparse por <strong>de</strong>talles acerca <strong>de</strong> la doctrina cristiana sobre<br />

los cuales es imposible ponerse <strong>de</strong> acuerdo, cuando hay una razón natural que nos da a<br />

conocer lo más importante en relación a Dios y al <strong>de</strong>stino humano? ¿No sería mejor<br />

construir una “religión natural” a base <strong>de</strong> tal razón, y <strong>de</strong>jar las cuestiones <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle, y<br />

todo lo que proviene <strong>de</strong> la revelación, a los espíritus más crédulos, fanáticos y<br />

oscurantistas? De ahí las “dudas” que caracterizaron la vida intelectual <strong>de</strong> los siglos<br />

diecisiete y dieciocho.<br />

Por otra parte, durante todo este período continuó habiendo quienes se preocuparon<br />

por el contenido <strong>de</strong> la doctrina cristiana con un celo semejante al <strong>de</strong> Lutero, Calvino o<br />

Loyola. Pero los teólogos <strong>de</strong> estas generaciones no vivían ya en la época <strong>de</strong> los nuevos<br />

<strong>de</strong>scubrimientos teológicos. Aunque convencidos <strong>de</strong> que proponían y <strong>de</strong>fendían las<br />

doctrinas <strong>de</strong> los antiguos reformadores, su teología carecía <strong>de</strong> la vibrante frescura <strong>de</strong> un<br />

Lutero, un Calvino o un Loyola. Cada vez más, su estilo se iba tornando rígido,<br />

académico y frío. Su propósito, más que mostrarse abiertos a la Palabra <strong>de</strong> Dios, fue<br />

sostener y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r lo que otros antes habían propuesto. El dogma vino a ocupar el lugar<br />

<strong>de</strong> la fe viva, y la ortodoxia pareció tomar el <strong>de</strong> la caridad. De ahí los dogmas que se<br />

contrapusieron a las dudas <strong>de</strong> la época, y que dieron lugar a ortodoxias rígidas tanto entre<br />

católicos como entre luteranos y reformados.<br />

Empero, no todos se contentaron con tales ortodoxias. Ya hemos mencionado la<br />

opción racionalista. Otros, a veces porque sus propias doctrinas chocaban con las <strong>de</strong> los<br />

países en que vivían, <strong>de</strong>cidieron emigrar a nuevas tierras. Hubo quienes buscaron una<br />

alternativa subrayando la dimensión espiritual <strong>de</strong>l evangelio, a veces en <strong>de</strong>smedro <strong>de</strong> sus<br />

dimensiones físicas y políticas. Los metodistas en Inglaterra, y los pietistas en el<br />

Continente, tomaron el camino <strong>de</strong> organizar grupos que, sin abandonar la iglesia en que<br />

vivían, se <strong>de</strong>dicaron a cultivar la fe y la piedad <strong>de</strong> un modo más intenso y personal. De<br />

todo esto se sigue el bosquejo que hemos <strong>de</strong> seguir en la presente sección. Primero<br />

trataremos acerca <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s conflictos religiosos que tuvieron lugar en Alemania<br />

(capítulo 2) Francia (capítulo 3) e Inglaterra (capítulo 4). Después pasaremos a <strong>de</strong>scribir<br />

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