22.07.2013 Views

Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

El mismo espíritu prevalecía en los monasterios, a pesar <strong>de</strong> que los frailes<br />

franciscanos estaban más dispuestos a convivir con los indios. Lo más que se les permitía<br />

era vivir en el monasterio, don<strong>de</strong> llevaban una sotana color café atada con un cuerda.<br />

Pero no se les admitía a la or<strong>de</strong>n ni siquiera como hermanos laicos, ni se les permitía<br />

hacer votos. Si alguno <strong>de</strong> ello no se comportaba como los <strong>de</strong>más creían que <strong>de</strong>bía<br />

hacerlo, sencillamente lo echaban <strong>de</strong>l monasterio. Tal política se siguió hasta en el caso<br />

<strong>de</strong> las conversiones más sinceras, como la <strong>de</strong> un cacique que al leer la vida <strong>de</strong> San<br />

Francisco se <strong>de</strong>shizo <strong>de</strong> todos sus bienes y pasó el resto <strong>de</strong> sus días tratando <strong>de</strong> ser<br />

admitido a un monasterio. Aunque por fin, a instancias <strong>de</strong>l Arzobispo, los franciscanos <strong>de</strong><br />

Michoacán lo admitieron, nunca le permitieron hacer votos permanentes. En 1588 una<br />

or<strong>de</strong>n real <strong>de</strong>claró que tanto las ór<strong>de</strong>nes sacerdotales como la vida monástica <strong>de</strong>bían estar<br />

abiertas a los mestizos. Pero en [<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 183] 1636 el Rey se quejó <strong>de</strong> que en<br />

México se estaban or<strong>de</strong>nando <strong>de</strong>masiados “mestizos, ilegítimos y otros <strong>de</strong>fectuosos”. No<br />

fue sino mucho <strong>de</strong>spués que se comenzó a or<strong>de</strong>nar libremente a los indios.<br />

La Virgen <strong>de</strong> Guadalupe<br />

La leyenda <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> Guadalupe, objeto <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> buena parte <strong>de</strong>l pueblo<br />

mexicano hasta el día <strong>de</strong> hoy, tuvo sus orígenes poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la conquista, y parece<br />

ser un modo en que la conciencia indígena protestó contra el atropello que contra ella se<br />

cometía. Según la leyenda, en 1531 el indio Juan Diego pasaba cerca <strong>de</strong>l cerro <strong>de</strong><br />

Tepeyac cuando oyó música, y la voz <strong>de</strong> la Virgen que lo llamaba, se le daba a conocer, y<br />

le daba instrucciones para el Arzobispo Zumárraga en el sentido <strong>de</strong> que <strong>de</strong>seaba que se le<br />

construyera una capilla en aquel lugar. El indio fue a ver al Arzobispo, quien no le creyó.<br />

Tras una segunda aparición, y una segunda entrevista <strong>de</strong> Juan Diego con Zumárraga, éste<br />

seguía incrédulo.<br />

Por fin, en la tercera aparición, la Virgen le dijo a Juan Diego que su tío Juan<br />

Bernardino, que estaba enfermo, sanaría, pero que él <strong>de</strong>bía recoger unas flores y<br />

llevárselas al Arzobispo. Esto hizo el indio, y cuando <strong>de</strong>senvolvió la manta en que traía<br />

envueltas las flores, apareció en ella la imagen <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> Guadalupe. Ese mismo<br />

día, continúa la leyenda, Juan Bernardino sanó. Zumárraga, convencido por el milagro <strong>de</strong><br />

la túnica pintada, hizo construir un templo en el Tepeyac, adon<strong>de</strong> acudieron todos en<br />

<strong>de</strong>voción y gratitud.<br />

Una <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s que esta historia presenta es que no se conserva testimonio<br />

alguno <strong>de</strong> Zumárraga acerca <strong>de</strong> todos estos acontecimientos, que <strong>de</strong> ser ciertos <strong>de</strong>bieron<br />

haber conmovido al incrédulo obispo. Pero hay más, pues fray Bernardino <strong>de</strong> Sahagún,<br />

buen historiador <strong>de</strong> los acontecimientos <strong>de</strong> aquel entonces, cuenta que el cerro <strong>de</strong><br />

Tepeyac era el lugar en que se le rendía culto a la madre <strong>de</strong> los dioses mexicanos, cuyo<br />

nombre era Tonantzin, es <strong>de</strong>cir, “nuestra madre”. Según dice Sahagún, acudían allá<br />

multitu<strong>de</strong>s para ofrecerle sacrificios a la diosa, y <strong>de</strong>spués que se construyó el templo<br />

cristiano seguían llamándola Tonantzin, dando a enten<strong>de</strong>r que ese nombre quería <strong>de</strong>cir<br />

“Madre <strong>de</strong> Dios”. Para el cronista piadoso, lo ocurrido allí es una “invención satánica,<br />

para paliar la idolatría <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la equivocación <strong>de</strong> este nombre Tonantzin”. En otras<br />

154

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!