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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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Como dijimos anteriormente, Descartes era un hombre <strong>de</strong> firmes convicciones<br />

religiosas. De hecho, cuando <strong>de</strong>scubrió su “método” <strong>de</strong> pensamiento filosófico, fue en<br />

peregrinación <strong>de</strong> gratitud al santuario <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> Loreto. Pero no todos veían las<br />

cosas <strong>de</strong> igual manera, y pronto hubo fuertes críticas al cartesianismo (así se llamaba la<br />

nueva filosofía, porque el nombre <strong>de</strong> Descartes en latín era Cartesio). La duda universal<br />

<strong>de</strong> que Descartes partía fue interpretada como un escepticismo craso. Los teólogos <strong>de</strong><br />

varias universida<strong>de</strong>s famosas se mostraban firmes partidarios <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> Aristóteles.<br />

No faltó quien <strong>de</strong>clarara que el cartesianismo conducía necesariamente a la herejía. Estas<br />

críticas, y las presiones que en consecuencia se ejercían sobre él, fueron una <strong>de</strong> las<br />

razones que llevaron a Descartes a aceptar la invitación <strong>de</strong> ir a Suecia, don<strong>de</strong> murió<br />

prematuramente.<br />

[<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 325] Empero hubo otros que vieron en el cartesianismo la promesa <strong>de</strong><br />

un renacer teológico. En Francia, los mismos círculos aristocráticos en los que el<br />

jansenismo estaba <strong>de</strong> moda abrazaron el cartesianismo como su contraparte filosófica. El<br />

modo en que Descartes colocaba la existencia <strong>de</strong> Dios en el centro <strong>de</strong> su sistema, aún<br />

antes <strong>de</strong> aceptar la existencia <strong>de</strong> su propio cuerpo, se prestaba a una interpretación [<strong>Vol</strong>.<br />

2, <strong>Page</strong> 326] jansenista. Antoine Arnauld, el jefe <strong>de</strong> los jansenistas <strong>de</strong> la segunda<br />

generación, estudió <strong>de</strong>tenidamente el pensamiento cartesiano, y lo adaptó para el uso <strong>de</strong><br />

la polémica jansenista. Poco a poco, aún fuera <strong>de</strong> los círculos jansenistas, el<br />

cartesianismo se fue abriendo paso, y los <strong>de</strong>bates acerca <strong>de</strong> las doctrinas <strong>de</strong> Descartes<br />

perduraron por largo tiempo.<br />

El espíritu y la materia<br />

Descartes había sostenido que el ser humano era un compuesto <strong>de</strong> dos elementos, a<br />

los que llamó “cosa pensante” y “cosa extensa”, o alma y cuerpo. Esto se adaptaba<br />

perfectamente bien a las opiniones que eran tenidas entonces por ortodoxas. Pero<br />

Descartes nunca aclaró cómo se relacionaban entre sí esas dos realida<strong>de</strong>s. Si es cierto que<br />

hay en el ser humano una cosa pensante y una cosa extensa, ¿cómo se comunican entre<br />

sí? Cuando mi mente <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> hacer algo ¿cómo hace que el cuerpo se mueva conforme a<br />

esa <strong>de</strong>cisión? Y cuando mis ojos perciben un objeto, ¿cómo llega esa percepción a mi<br />

alma? Descartes había sugerido que la glándula pituitaria, que se encuentra en medio <strong>de</strong>l<br />

cráneo, y cuyas funciones se <strong>de</strong>sconocían, era el punto <strong>de</strong> contacto entre el alma y el<br />

cuerpo. Pero tal explicación difícilmente bastaba, pues quedaba todavía el problema <strong>de</strong><br />

cómo el espíritu y la materia pue<strong>de</strong>n afectarse mutuamente, ya sea a través <strong>de</strong> esa<br />

glándula, o ya por cualquier otro medio. Este problema se conoce con el nombre técnico<br />

<strong>de</strong> “comunicación <strong>de</strong> las substancias” (es <strong>de</strong>cir, la substancia pensante y la extensa) y<br />

ocupó la atención <strong>de</strong> varios <strong>de</strong> los mejores filósofos <strong>de</strong> la época.<br />

Ninguna <strong>de</strong> las soluciones propuestas carecía <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s. Pero en todo caso, las<br />

tres que recibieron mayor atención fueron el “ocasionalismo”, el “monismo” y la<br />

“armonía preestablecida”.<br />

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