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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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Otro ejemplo fue la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> los obispos <strong>de</strong> los Estados Unidos sobre las armas<br />

nucleares, vista por el gobierno <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte Reagan como una intervención in<strong>de</strong>bida en<br />

asuntos políticos por parte <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s eclesiásticas. De hecho, en esa <strong>de</strong>claración<br />

los obispos norteamericanos no estaban sino repitiendo lo que antes había <strong>de</strong>clarado el<br />

Segundo Concilio Vaticano, que la carrera armamentista y la búsqueda <strong>de</strong>l equilibrio en<br />

po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción no pue<strong>de</strong>n producir una paz real ni dura<strong>de</strong>ra.<br />

[<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 520] Pablo VI murió en 1978 y, tras el brevísimo pontificado <strong>de</strong> Juan<br />

Pablo I, le sucedió Juan Pablo II, natural <strong>de</strong> Polonia, y el primer papa no italiano <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

siglo XVI. Por ser polaco, el nuevo papa había experimentado la lucha <strong>de</strong> la iglesia y <strong>de</strong>l<br />

pueblo polaco, primero frente a los alemanes y el nazismo, y <strong>de</strong>spués frente a los rusos y<br />

el comunismo. Por tanto, Juan Pablo II no se hacía ilusiones sobre el fascismo ni sobre el<br />

comunismo. Durante su pontificado se acrecentó la tensión en Polonia entre el gobierno y<br />

la iglesia, alentada por la elección <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los suyos al papado. A la postre, fue durante<br />

su pontificado que cayeron los regímenes comunistas en Polonia y en el resto <strong>de</strong> Europa.<br />

Empero este papa, al tiempo que era símbolo <strong>de</strong> la resistencia <strong>de</strong> su propio país al<br />

imperialismo soviético, también se cuidaba <strong>de</strong> no coquetear con el fascismo como lo<br />

habían hecho varios <strong>de</strong> sus pre<strong>de</strong>cesores. A<strong>de</strong>más, al tiempo que se mostraba conservador<br />

en lo referente a la vida interna <strong>de</strong> la iglesia y la moral personal —cuestiones tales como<br />

la vestimenta <strong>de</strong> los sacerdotes, la vida familiar, etcétera— Juan Pablo II pronunciaba<br />

fuertes palabras sobre las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los pobres, la complicidad <strong>de</strong> los ricos en la<br />

injusticia social, y la necesidad <strong>de</strong> buscar un or<strong>de</strong>n social más justo. Los sacerdotes, <strong>de</strong>cía<br />

el Papa, no <strong>de</strong>bían inmiscuirse en política en el sentido <strong>de</strong> ocupar cargos públicos. Pero sí<br />

<strong>de</strong>bían participar en la lucha en pro <strong>de</strong> la justicia social. Por tanto, unos le consi<strong>de</strong>raban<br />

harto conservador, y otros, progresista, según la perspectiva <strong>de</strong> cada cual.<br />

La teología católica<br />

Las actitu<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong>l Segundo Concilio Vaticano sorprendieron al mundo,<br />

que no conocía las corrientes <strong>de</strong> pensamiento que habían estado circulando <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />

catolicismo romano por algun tiempo. Pero la labor teológica que por fin halló fruición<br />

en el Concilio habia estado <strong>de</strong>sarrollándose por espacio <strong>de</strong> medio siglo. El experimento<br />

<strong>de</strong> los sacerdotes obreros en Francia, por ejemplo, era el resultado <strong>de</strong> movimientos<br />

teológicos que Roma no veía con beneplácito. Durante los cincuenta años que<br />

precedieron al Segundo Concilio Vaticano hubo un número <strong>de</strong> teólogos cuya fe católica<br />

nunca estuvo en duda, pero cuya labor el Vaticano <strong>de</strong>sconoció o rechazó.<br />

Quizás el más original <strong>de</strong> estos teólogos fue Pierre Teilhard <strong>de</strong> Chardin. Hijo <strong>de</strong> una<br />

familia aristócrata francesa, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> joven Teilhard <strong>de</strong>cidió hacerse jesuita. Fue or<strong>de</strong>nado<br />

sacerdote en 1911, y cuando la Primera Guerra Mundial estalló rechazó el cargo <strong>de</strong><br />

capellán, y el rango <strong>de</strong> capitán que ese cargo conllevaba, para servir como cabo cargando<br />

heridos en camillas. Al terminar la guerra fue admitido como miembro <strong>de</strong> la Sociedad <strong>de</strong><br />

Jesús, y en 1922 terminó su doctorado en paleontología. Siempre se había interesado en<br />

la teoría <strong>de</strong> la evolución, no como negación <strong>de</strong> la creación sino más bien como un modo<br />

científico <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r e interpretar el po<strong>de</strong>r creador <strong>de</strong> Dios. Empero sus primeros<br />

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