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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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La cuestión <strong>de</strong> la esclavitud había molestado la conciencia norteamericana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

era colonial. Al acercarse la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, no faltaron quienes sostuvieron que la nueva<br />

nación <strong>de</strong>bía nacer limpia <strong>de</strong> tan execrable mal. Empero, a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r presentar un<br />

frente unido ante el enemigo británico, la voz antiesclavista fue acallada, y los Estados<br />

Unidos, al tiempo que se proclamaban el país <strong>de</strong> la libertad, continuaban practicando la<br />

esclavitud. A esa práctica se oponían los Amigos, que en 1776 expulsaron <strong>de</strong> su seno a<br />

quienes insistieran en tener esclavos; los metodistas, que en su Conferencia <strong>de</strong> Navidad<br />

<strong>de</strong> 1784, al tiempo que organizaban la iglesia norteamericana, excluían <strong>de</strong> ella a los amos<br />

<strong>de</strong> esclavos; y los bautistas, que no tomaron medidas semejantes por carecer <strong>de</strong> la<br />

organización necesaria para ello, pero que sí sostuvieron posturas abolicionistas. Esas<br />

actitu<strong>de</strong>s tempranas, sin embargo, se fueron modificando con el correr <strong>de</strong>l tiempo.<br />

Unicamente los Amigos, que no contaban con fuertes números en el sur <strong>de</strong>l país,<br />

permanecieron firmes. Tanto los metodistas como los bautistas, a fin <strong>de</strong> atraerse a los<br />

blancos <strong>de</strong>l Sur, se amoldaron progresivamente al hecho <strong>de</strong> la esclavitud, hasta tal punto<br />

que en el 1843 había unos mil quinientos esclavos en manos <strong>de</strong> mil doscientos ministros<br />

y predicadores metodistas.<br />

Otras <strong>de</strong>nominaciones adoptaron posturas igualmente ambiguas. Así, por ejemplo, en<br />

1818 la Asamblea General <strong>de</strong> la Iglesia Presbiteriana, al tiempo que <strong>de</strong>claraba que la<br />

esclavitud era contraria a la ley <strong>de</strong> Dios, se <strong>de</strong>claraba también contraria a su abolición, y<br />

<strong>de</strong>ponía a un ministro por sostener tesis abolicionistas.<br />

Durante esos primeros años <strong>de</strong>l siglo, los sentimientos antiesclavistas se hacían oír<br />

tanto en el Norte como en el Sur. En 1817 se fundó la Sociedad Colonizadora, cuyo<br />

propósito era recaudar fondos para comprar esclavos, liberarlos, y <strong>de</strong>volverlos al<br />

continente africano. A consecuencia <strong>de</strong> sus esfuerzos se fundó en Africa la república <strong>de</strong><br />

Liberia.<br />

[<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 389] Pero <strong>de</strong> hecho ese trabajo sirvió, más bien que para liberar<br />

esclavos, para <strong>de</strong>shacerse <strong>de</strong> negros libertos. A pesar <strong>de</strong> todos sus esfuerzos, el número<br />

<strong>de</strong> los esclavos no disminuyó. Poco a poco, el sentimiento abolicionista fue<br />

concentrándose en el Norte, mientras que en el Sur, don<strong>de</strong> la economía <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> la<br />

esclavitud en mucho mayor grado, se empezó a buscar justificaciones para continuarla. A<br />

esto se añadía el temor <strong>de</strong> los blancos en el Sur <strong>de</strong> que, una vez liberados, los negros, que<br />

eran un número elevadísimo, se volverían una amenaza. Tales opiniones parecieron<br />

confirmarse con la rebelión que en 1831 dirigió el predicador negro Nat Turner, y con<br />

otros episodios semejantes. Pronto buena parte <strong>de</strong> la predicación en el Sur se <strong>de</strong>dicó a<br />

mostrar cómo la esclavitud era voluntad divina, y cuán gran<strong>de</strong> era la ganancia <strong>de</strong> los<br />

negros, que <strong>de</strong> haber permanecido en el Africa nunca hubieran oído el mensaje <strong>de</strong>l<br />

evangelio. Mientras tanto, en el Norte, el sentimiento antiesclavista iba aumentando. La<br />

novela <strong>de</strong> Harriet Beecher Stowe, La cabaña <strong>de</strong>l Tío Tom, sacudió las conciencias. En la<br />

Iglesia Metodista, los abolicionistas norteños comenzaron a exigir que se regresara a las<br />

viejas posturas antiesclavistas. Cuando, en 1844, los abolicionistas lograron que la<br />

Conferencia General con<strong>de</strong>nara al Obispo <strong>de</strong> Georgia, que era dueño <strong>de</strong> esclavos, los<br />

metodistas sureños se separaron <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> la iglesia. Al año siguiente fundaron la<br />

Iglesia Metodista Episcopal <strong>de</strong>l Sur. Algo parecido aconteció con los bautistas, pues<br />

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