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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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tales como nuestra mente es capaz <strong>de</strong> percibirlas. Por tanto, no existe tal cosa como el<br />

conocimiento puramente objetivo, y la pura racionalidad <strong>de</strong> los cartesianos, <strong>de</strong> los<br />

empiristas y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>ístas es una quimera.<br />

Pero también quería <strong>de</strong>cir que los argumentos que frecuentemente se habían aducido<br />

en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> las doctrinas cristianas perdían su vali<strong>de</strong>z. Si la existencia, por ejemplo, no<br />

es un dato que proviene <strong>de</strong> la realidad, sino una <strong>de</strong> las categorías <strong>de</strong> la mente, no hay<br />

modo alguno <strong>de</strong> probar la existencia <strong>de</strong> Dios o <strong>de</strong>l alma. Tampoco es posible hablar <strong>de</strong><br />

una “eternidad” que consista en la ausencia <strong>de</strong>l tiempo, puesto que nuestra mente no<br />

pue<strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ramente concebir tal cosa.<br />

Por otra parte, todo esto no conlleva una negación absoluta <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> Dios,<br />

<strong>de</strong>l alma o <strong>de</strong> la eternidad. Lo que indica es sencillamente que, si tales cosas existen, la<br />

razón es incapaz <strong>de</strong> conocerlas, <strong>de</strong> igual modo que el oído no pue<strong>de</strong> ver ni el ojo oír.<br />

¿Qué <strong>de</strong>cir entonces acerca <strong>de</strong> la religión? Kant aborda este tema en varias <strong>de</strong> sus<br />

obras, particularmente en la Crítica <strong>de</strong> la razón práctica (1788), don<strong>de</strong> arguye que, si bien<br />

la razón pura no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar la existencia <strong>de</strong> Dios o <strong>de</strong>l alma, hay una “razón<br />

práctica” que tiene que ver con la vida moral. Esa razón, cuyo principio fundamental es<br />

“obra <strong>de</strong> tal modo que la regla <strong>de</strong> tu acción pueda ser erigida en regla universal”, sí<br />

conoce la existencia <strong>de</strong> Dios como el juez <strong>de</strong> la acción moral, <strong>de</strong>l alma y su libertad como<br />

la ocasión <strong>de</strong> esa acción, y <strong>de</strong> la vida futura como el medio en que se premia el bien y se<br />

castiga el mal. Todo esto es muy semejante a lo que habían dicho los <strong>de</strong>ístas, y por tanto<br />

al discutir temas religiosos Kant no los sobrepasa en mucho.<br />

Pero la importancia <strong>de</strong> Kant para la teología iría mucho más lejos <strong>de</strong> sus pobres<br />

discusiones acerca <strong>de</strong> la relación entre la religión y la moral. Su obra le dio el golpe <strong>de</strong><br />

muerte al racionalismo fácil <strong>de</strong> los siglos anteriores, y a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que es posible hablar<br />

en términos puramente objetivos y racionales acerca <strong>de</strong> cuestiones tales como la<br />

existencia <strong>de</strong> Dios y la vida futura. A partir <strong>de</strong> él, según veremos en nuestra próxima<br />

sección, los teólogos se vieron obligados a enten<strong>de</strong>r las relaciones entre la fe y la razón<br />

<strong>de</strong> un modo muy distinto a como lo habían hecho hasta entonces.<br />

[<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 333] La opción<br />

espiritualista 37<br />

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