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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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Por la misma época, Juan Jacobo Rousseau exponía teorías no menos revolucionarias.<br />

Según él, lo que llamamos “progreso” no es tal, pues lo que ha sucedido es que el ser<br />

humano se ha apartado cada vez más <strong>de</strong> su estado natural y ha caído en la artificialidad.<br />

En el terreno <strong>de</strong> la política, esto quiere <strong>de</strong>cir que es necesario regresar al or<strong>de</strong>n original,<br />

cuyo propósito era servir a los gobernados garantizándoles justicia y libertad. Los<br />

gobernantes son en realidad empleados <strong>de</strong>l pueblo, y su tarea consiste en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la<br />

libertad y la justicia. En el campo <strong>de</strong> la religión, Rousseau sostiene que los dogmas y las<br />

instituciones religiosas son parte <strong>de</strong> la corrupción que ha marcado el supuesto progreso<br />

humano, y que es necesario volver a la primitiva religión natural, que consistía en la<br />

creencia en Dios, en la inmortalidad <strong>de</strong>l alma, y en el or<strong>de</strong>n moral.<br />

De diversos modos, y sin concordar entre sí en muchos puntos fundamentales, todos<br />

estos pensadores señalaban que el or<strong>de</strong>n existente era injusto e irracional, y por tanto<br />

preparaban el camino para los gran<strong>de</strong>s cambios políticos que tendrían lugar en Francia a<br />

fines <strong>de</strong> ese siglo XVIII.<br />

Emanuel Kant<br />

Las corrientes filosóficas que hemos <strong>de</strong>scrito en este capítulo fueron a <strong>de</strong>sembocar en<br />

el pensador alemán Emanuel Kant, uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s filósofos que la historia haya<br />

conocido. Hombre <strong>de</strong> una puntualidad y disciplina extremas, vivió convencido <strong>de</strong> las<br />

doctrinas racionalistas hasta que, como él mismo dijo, Hume lo <strong>de</strong>spertó <strong>de</strong> su “sueño<br />

dogmático”. El cartesianismo no había logrado resolver el problema <strong>de</strong> la comunicación<br />

<strong>de</strong> las substancias. A la postre, la doctrina cartesiana <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as innatas había llevado al<br />

extremo <strong>de</strong> Leibniz, para quien todas las i<strong>de</strong>as eran innatas, y por tanto no había<br />

comunicación alguna entre la mente y la realidad externa. Por otra parte, el empirismo<br />

había llevado a la critica <strong>de</strong> Hume, quien había mostrado que, si el único conocimiento<br />

válido es el que se adquiere mediante los sentidos, no hay conocimiento cierto <strong>de</strong> cosas<br />

tan fundamentales como la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> causa y efecto o la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> substancia.<br />

[<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 332] En su Crítica <strong>de</strong> la razón pura, publicada en 1781, Kant propone<br />

una alternativa radical a ambos sistemas. Según él, no hay i<strong>de</strong>as innatas; pero sí hay<br />

estructuras fundamentales <strong>de</strong> la mente, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las cuales tenemos que colocar todo lo<br />

que los sentidos nos comunican. Estas son, en primer lugar, el tiempo y el espacio; y,<br />

a<strong>de</strong>más, doce categorías, entre las que se cuentan la causalidad, la existencia, la<br />

substancia, etc. El tiempo, el espacio y las doce categorías no son algo que percibamos<br />

mediante los sentidos, sino que son las estructuras que nuestra mente tiene que utilizar<br />

para organizar las sensaciones que le llegan. Para pensar acerca <strong>de</strong> algo, tenemos que<br />

colocarlo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esos mol<strong>de</strong>s. Y lo mismo es cierto <strong>de</strong> la experiencia. Lo que los<br />

sentidos nos dan no es más que una multitud caótica <strong>de</strong> sensaciones. Es cuando la mente<br />

las or<strong>de</strong>na <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las categorías y <strong>de</strong>l tiempo y el espacio que vienen a ser<br />

“experiencias” inteligibles.<br />

Todo esto quería <strong>de</strong>cir que el racionalismo simplista <strong>de</strong> las generaciones anteriores no<br />

era ya posible. En el conocimiento, lo que se nos da no son las cosas en sí, sino las cosas<br />

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