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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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La Primera Guerra Mundial acababa <strong>de</strong> estallar cuando Pío X murió, y Benedicto XV<br />

(1914–22) fue electo en su lugar. El nuevo papa había sido hecho arzobispo por Pío X, y<br />

su pontificado fue continuación <strong>de</strong>l prece<strong>de</strong>nte. Como los tres papas anteriores,<br />

Benedicto XV siguió insistiendo en su <strong>de</strong>recho a gobernar sobre los estados papales,<br />

usurpados por Italia. Aunque hizo esfuerzos en pro <strong>de</strong> la paz, las naciones beligerantes no<br />

le prestaron gran atención, y cuando por fin terminó la guerra y se fundó la Liga <strong>de</strong> las<br />

Naciones, el Papa jugó un papel prácticamente insignificante en todo ese proceso. Tras la<br />

guerra, Benedicto se <strong>de</strong>dicó particularmente a establecer concordatos con las diversas<br />

naciones surgidas <strong>de</strong> las negociaciones <strong>de</strong> paz. En términos generales, el mundo veía en<br />

él un papa algo más abierto al mundo mo<strong>de</strong>rno que su pre<strong>de</strong>cesor, pero débil e ineficaz.<br />

Su sucesor, Pío XI (1922–39), era un erudito y hábil administrador. Se distinguió por<br />

haberse percatado <strong>de</strong> la creciente importancia <strong>de</strong>l mundo no europeo, y por tanto hizo<br />

todo cuanto le fue posible por fomentar la obra misionera y por ayudar a las iglesias ya<br />

establecidas en otras regiones a alcanzar mayor madurez. Durante su pontificado el<br />

número <strong>de</strong> misioneros católicos se duplicó, y fue él quien consagró a los primeros<br />

obispos chinos. Como veremos, más tar<strong>de</strong> en el mismo siglo XX ese énfasis en el<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l catolicismo en otras tierras daría frutos inesperados. A<strong>de</strong>más, Pío XI se<br />

interesó en estimular la participación <strong>de</strong>l laicado en la vida <strong>de</strong> la iglesia, aunque siempre<br />

bajo la supervisión <strong>de</strong> la jerarquía. A ello <strong>de</strong>dicó la primera <strong>de</strong> sus encíclicas, que<br />

estableció los propósitos y reglas fundamentales para la Acción Católica, que vino a ser<br />

la organización laica más importante <strong>de</strong>l catolicismo durante la primera mitad <strong>de</strong>l siglo<br />

XX.<br />

Mientras se preocupaba por los peligros <strong>de</strong>l comunismo y <strong>de</strong> su ateísmo <strong>de</strong>clarado,<br />

Pío XI no dio muestras <strong>de</strong> la misma preocupación frente al fascismo, especialmente en<br />

aquellos lugares en que el fascismo se presentaba a sí mismo como el principal enemigo<br />

<strong>de</strong>l comunismo. A<strong>de</strong>más, el fascismo se basaba en principios semejantes a los que Pío IX<br />

había <strong>de</strong>fendido en su Sílabo <strong>de</strong> Errores: una visión jerárquica <strong>de</strong> la sociedad, un fuerte<br />

sentido <strong>de</strong> la autoridad, y el estado como <strong>de</strong>fensor y supervisor <strong>de</strong> la vida moral. Puesto<br />

que el fascismo italiano en sus primeras etapas parecía favorecer al catolicismo, el Papa<br />

se mostró dispuesto a colaborar con él y a favorecer su búsqueda <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. En 1929 el<br />

papado firmó con Mussolini un acuerdo mediante el cual se resolvió por fin la cuestión<br />

<strong>de</strong> la soberanía sobre los antiguos estados papales, especialmente Roma. Según los<br />

términos <strong>de</strong> ese acuerdo, Italia reconocía la existencia <strong>de</strong> un estado soberano, la “Ciudad<br />

<strong>de</strong>l Vaticano”, bajo el gobierno <strong>de</strong>l papa, y a<strong>de</strong>más le pagaría al papado una<br />

in<strong>de</strong>mnización por la pérdida <strong>de</strong> los otros territorios pontificios. Por su parte, Pío<br />

reconocía al Reino <strong>de</strong> Italia como estado legítimo, con Roma por capital. Algún tiempo<br />

<strong>de</strong>spués Pío chocó con el fascismo italiano y se apartó <strong>de</strong> él.<br />

También se opuso al nazismo en las primeras etapas <strong>de</strong> su marcha hacia el po<strong>de</strong>r.<br />

Pero <strong>de</strong>spués mitigó su oposición a Hitler y su régimen. Y en España, Franco siempre<br />

contó con el apoyo <strong>de</strong>l papado. En Alemania, durante los primeros años <strong>de</strong>l nazismo<br />

hubo muchos católicos que apoyaron a Hitler por temor al liberalismo y al comunismo.<br />

En 1933 toda oposición católica a Hitler se <strong>de</strong>shizo, y el partido [<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 513]<br />

político que dirigía Monseñor Kaas le dio a Hitler la mayoría que necesitaba para<br />

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