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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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intelectuales:<br />

La teología protestante 43<br />

Pieza tras pieza se va abandonando el método <strong>de</strong><br />

interpretación que atribuye los fenómenos a una voluntad<br />

análoga a la voluntad humana, que obra mediante<br />

procedimientos semejantes a los humanos procedimientos.<br />

Puesto que esta familia <strong>de</strong> creencias, antiguamente<br />

innumerable, ha perdido la inmensa mayoría <strong>de</strong> sus<br />

miembros, no es aventurado confiar en que el corto número<br />

que aún queda <strong>de</strong>saparecerá también.<br />

Herber Spencer<br />

Los retos intelectuales que el siglo XIX le presentó al cristianismo fueron enormes, y<br />

tanto el protestantismo como el catolicismo se vieron obligados a respon<strong>de</strong>r a ellos.<br />

Empero, mientras el catolicismo lo hizo con<strong>de</strong>nando y rechazando casi todas las i<strong>de</strong>as<br />

mo<strong>de</strong>rnas, buena parte <strong>de</strong>l protestantismo lo hizo incorporando esas i<strong>de</strong>as, quizá a veces<br />

en <strong>de</strong>masía. Por tanto, aunque los retos que señalaremos a continuación fueron comunes a<br />

ambas ramas <strong>de</strong> la iglesia, en el presente capítulo nos limitaremos a discutir cómo el<br />

protestantismo respondió a ellos, para luego consignar la respuesta católica en el próximo<br />

capítulo.<br />

Las nuevas corrientes <strong>de</strong>l pensamiento<br />

Al comenzar el siglo XIX, la revolución industrial había hecho fuerte impacto en casi<br />

toda Europa, y hasta en algunas zonas <strong>de</strong> América. Esa revolución afectó, no solo la<br />

economía, sino todos los aspectos <strong>de</strong> la vida. Los movimientos <strong>de</strong> [<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 420]<br />

población se hicieron notables, pues las gentes tenían que acudir a don<strong>de</strong> había trabajo, es<br />

<strong>de</strong>cir, a los gran<strong>de</strong>s centros industriales, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que se les negaba el uso <strong>de</strong> las tierras<br />

<strong>de</strong>dicadas ahora a producir materias primas para la industria. Muchos <strong>de</strong> estos centros<br />

industriales no tenían las facilida<strong>de</strong>s necesarias para acomodar a los recién llegados, que<br />

tenían que vivir entonces en pésimas condiciones. Al mismo tiempo, la flui<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la<br />

sociedad tendía a romper los lazos <strong>de</strong> la familia extensa—padres, tíos, abuelos y <strong>de</strong>más<br />

parientes—y por tanto la familia quedó reducida a su mínima expresión—padre, madre e<br />

hijos—y se perdían muchas <strong>de</strong> las raíces y tradiciones familiares. Esto a su vez trajo un<br />

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