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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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interrumpida cuando Taylor tuvo que regresar a Inglaterra por motivos <strong>de</strong> salud. Allí se<br />

<strong>de</strong>dicó a promover el interés en las misiones en China, y comenzó a organizar la Misión<br />

<strong>de</strong>l Interior <strong>de</strong> la China (China Inland Mission) bajo cuyos auspicios regresó a China. La<br />

organización creada por Taylor tenía el propósito <strong>de</strong> evangelizar el interior <strong>de</strong> la China<br />

sin introducir en el país las divisiones que existían entre protestantes en Occi<strong>de</strong>nte. La<br />

Misión <strong>de</strong>l Interior <strong>de</strong> la China aceptaba misioneros <strong>de</strong> todas las <strong>de</strong>nominaciones,<br />

siempre que se mostraran <strong>de</strong>seosos <strong>de</strong> proclamar el evangelio. Las cuestiones referentes a<br />

la organización <strong>de</strong> la iglesia, la administración <strong>de</strong> los sacramentos, y otros asuntos<br />

semejantes en que las diversas <strong>de</strong>nominaciones diferían, quedaban a cargo <strong>de</strong> los<br />

cristianos en cada región <strong>de</strong> la China. A<strong>de</strong>más, Taylor se percataba <strong>de</strong> que el apoyo por<br />

parte <strong>de</strong> las potencias extranjeras, aunque pareciera facilitar el trabajo misionero, en<br />

realidad lo dificultaba, pues al tiempo que provocaba animadversión entre los chinos<br />

creaba incentivos para falsas conversiones. Por ello casi todos los misioneros <strong>de</strong> la China<br />

Inland Mission se negaban a acudir a las autorida<strong>de</strong>s extranjeras cuando su obra era<br />

amenazada. Aunque tal política era difícil, y no siempre se cumplió a cabalidad, sí<br />

contribuyó a mostrarles a algunos chinos que no todos los cristianos concordaban con las<br />

actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las potencias invasoras.<br />

[<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 458] La cuestión <strong>de</strong> cuál <strong>de</strong>bía ser la actitud <strong>de</strong> los chinos hacia las<br />

i<strong>de</strong>as y prácticas recientemente introducidas continuó ocupando el centro <strong>de</strong> la escena<br />

política china a través <strong>de</strong> todo el siglo XIX y buena parte <strong>de</strong>l XX. En 18<strong>99</strong>–1901, la<br />

rebelión <strong>de</strong> los “boxers”, alentada por ciertos elementos en la corte imperial, fue la<br />

máxima manifestación <strong>de</strong>l odio hacia todo lo que fuera extranjero. Los rebel<strong>de</strong>s<br />

dirigieron su furia contra los misioneros y sus conversos, que parecían ser aliados <strong>de</strong> las<br />

potencias occi<strong>de</strong>ntales. Los muertos se contaron por millares. Por todas partes las iglesias<br />

quedaron en ruinas. Las legaciones extranjeras en Pekín, que hasta poco antes se habían<br />

<strong>de</strong>dicado a repartirse los <strong>de</strong>spojos <strong>de</strong> la China, se vieron sitiadas, hasta que una fuerte<br />

columna internacional se abrió paso hasta la capital y libertó a los sobrevivientes. Hacia<br />

fines <strong>de</strong> 1901, aplastado el movimiento, el gobierno chino que lo había alentado fue<br />

humillado una vez más, y forzado a hacer nuevas y enormes concesiones a las potencias<br />

occi<strong>de</strong>ntales, inclusive una in<strong>de</strong>mnización <strong>de</strong> más <strong>de</strong> 738 millones <strong>de</strong> dólares.<br />

Conocedoras <strong>de</strong>l resentimiento que esto causaba entre los chinos, varias agencias<br />

misioneras se negaron a aceptar toda in<strong>de</strong>mnización que fuera más allá <strong>de</strong> lo necesario<br />

para reconstruir los edificios <strong>de</strong>struidos.<br />

A la postre, el impacto occi<strong>de</strong>ntal en China llevó a la caída <strong>de</strong>l imperio. En 1911 la<br />

revolución estalló, y al año siguiente el Emperador abdicó. Con ello quedó abierto el<br />

camino para la República <strong>de</strong> las Provincias Unidas <strong>de</strong> la China. Las i<strong>de</strong>as y las armas<br />

occi<strong>de</strong>ntales habían <strong>de</strong>struido el viejo imperio que cien años antes se consi<strong>de</strong>raba centro<br />

<strong>de</strong>l mundo y puente entre la tierra y el cielo.<br />

Durante esos años, había muchos que soñaban con una gran conversión <strong>de</strong> la China,<br />

semejante a la que había tenido lugar en el Imperio Romano en los siglos cuarto y quinto.<br />

Los misioneros protestantes en China se contaron por <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> millares. En todas las<br />

provias habiá iglesias, muchas <strong>de</strong> ellas florecientes, y comenzaban a aparecer chinos<br />

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