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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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Al recibir a aquellos franciscanos, Cortés se arrodilló ante ellos y les besó las manos,<br />

con lo cual los indios comenzaron preguntarse qué po<strong>de</strong>r tenían aquellos pobres<br />

predicadores que el propio Cortés se hincaba ante ellos.<br />

La labor <strong>de</strong> aquellos franciscanos, y <strong>de</strong> los muchos otros frailes y sacerdotes que los<br />

siguieron, no fue fácil. Por una parte, el resentimiento <strong>de</strong> los indios contra los españoles<br />

era gran<strong>de</strong>, pues les habían tomado sus tierras, muchos <strong>de</strong> ellos violaban a las mujeres, y<br />

todos ellos <strong>de</strong>spreciaban los más altos logros <strong>de</strong> su cultura, tratándolos como a bárbaros.<br />

Por otra parte, el triunfo <strong>de</strong> los cristianos parecía <strong>de</strong>mostrar que su Dios era más po<strong>de</strong>roso<br />

que los <strong>de</strong> los vencidos, y por tanto eran muchos los indios que se apresuraban a pedir el<br />

bautismo, con la esperanza <strong>de</strong> conquistar <strong>de</strong> ese modo la buena voluntad <strong>de</strong> tan po<strong>de</strong>roso<br />

Dios.<br />

El principal método que siguieron los franciscanos, y otros <strong>de</strong>spués, fue establecer<br />

escuelas don<strong>de</strong> enseñar a los hijos <strong>de</strong> los caciques y <strong>de</strong> los indios más prestigiosos, con la<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que <strong>de</strong>spués esos niños volvieran a sus hogares y convirtieran a sus familiares. Al<br />

principio, muchos <strong>de</strong> los caciques trajeron, no a sus hijos, sino a otros, porque temían el<br />

mal que los sacerdotes pudieran hacerles, o que los tomaran como esclavos. Pero poco a<br />

poco, según fue aumentando el prestigio <strong>de</strong> los franciscanos, fueron más los que<br />

estuvieron dispuestos a enviar a sus hijos a las escuelas. A través <strong>de</strong> esos alumnos, un<br />

conocimiento rudimentario <strong>de</strong>l cristianismo se fue extendiendo por todo el país.<br />

En algunos casos, la popularidad <strong>de</strong> los frailes fue tal que cuando las autorida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>cidieron mandarlos a otro lugar y hacerlos sustituir por sacerdotes seglares, los indios<br />

se sublevaron, tomaron la iglesia, y obligaron a las autorida<strong>de</strong>s a cambiar <strong>de</strong> política.<br />

Como en toda América, esto trajo conflictos tanto con los sacerdotes seculares como<br />

con los colonizadores, que no querían sino explotar a los <strong>de</strong>sventurados indios. Mientras<br />

los frailes los <strong>de</strong>fendían, los colonizadores se aprovechaban <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> encomiendas,<br />

que pronto fue establecido también en Nueva España. A<strong>de</strong>más, los sacerdotes seculares<br />

se mostraban celosos <strong>de</strong> la buena voluntad que los frailes habían logrado conquistar entre<br />

los indios, sin consi<strong>de</strong>rar que ello se <strong>de</strong>bía, en parte al menos, a lo que Cortés le había<br />

dicho en su carta al Emperador, esto es, que los frailes vivían con el pueblo y compartían<br />

con él, mientras que muchos <strong>de</strong> los seculares no querían sino el prestigio y la pompa <strong>de</strong><br />

sus oficios. Estas luchas entre los frailes, los seculares y los conquistadores duraron por<br />

varias generaciones.<br />

Una <strong>de</strong> las primeras controversias en la iglesia mexicana tuvo que ver con los<br />

bautismos en masa que celebraban los primeros misioneros. Tras la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> los<br />

aztecas, y al parecer también <strong>de</strong> sus dioses, los indios acudían a recibir el bautismo en<br />

gran<strong>de</strong>s números. Los misioneros pensaban que bastaba con que supieran algo <strong>de</strong>l<br />

monoteísmo cristiano, la doctrina <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción en Cristo, el Padrenuestro y el<br />

Avemaría. Algunos que parecían tímidos, y que por ello no podían repetir lo que se les<br />

enseñaba, también fueron bautizados. El resultado fue que los nuevos cristianos se<br />

contaron por millones. Según cálculos <strong>de</strong> Motolinía, en los primeros años se bautizaron<br />

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