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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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La Biblia es entonces Palabra <strong>de</strong> Dios, no porque sea infalible, o porque sea un<br />

manual <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s que los teólogos puedan utilizar en sus <strong>de</strong>bates entre sí. La Biblia es<br />

Palabra <strong>de</strong> Dios porque en ella Jesucristo se llega a nosotros. Quien lee la Biblia y no<br />

encuentra en ella a Jesucristo, no ha leído la Palabra <strong>de</strong> Dios. Por esto Lutero, al mismo<br />

tiempo que insistía en la autoridad <strong>de</strong> las Escrituras, podía hacer comentarios peyorativos<br />

acerca <strong>de</strong> ciertas partes <strong>de</strong> ellas. La epístola <strong>de</strong> Santiago, por ejemplo, le parecía ser “pura<br />

paja”, porque en ella no se trata <strong>de</strong>l evangelio, sino <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> reglas <strong>de</strong> conducta.<br />

También el Apocalipsis le causaba dificulta<strong>de</strong>s. Aunque no estaba dispuesto a quitar tales<br />

libros <strong>de</strong>l canon, Lutero confesaba abiertamente que se le hacía difícil ver a Jesucristo en<br />

ellos, y que por tanto tenían escaso valor para él. Esta i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios como<br />

Jesucristo era la base <strong>de</strong> la respuesta <strong>de</strong> Lutero a uno <strong>de</strong> los principales argumentos <strong>de</strong> los<br />

católicos. Estos argüían que, puesto que era la iglesia quien había <strong>de</strong>terminado qué libros<br />

<strong>de</strong>bían formar parte <strong>de</strong>l canon bíblico, la iglesia tenía autoridad sobre las Escrituras. La<br />

respuesta <strong>de</strong> Lutero era que, ni la iglesia había creado la Biblia, ni la Biblia había creado<br />

a la iglesia, sino que el evangelio las había creado a ambas. La autoridad final no radica<br />

en la Biblia ni en la iglesia, sino en el evangelio, en el mensaje <strong>de</strong> Jesucristo, quien es la<br />

Palabra <strong>de</strong> Dios encarnada. Puesto que la Biblia da un testimonio más fi<strong>de</strong>digno <strong>de</strong> ese<br />

evangelio que la iglesia corrompida <strong>de</strong>l papa, y que las tradiciones medievales, la Biblia<br />

tiene autoridad por encima <strong>de</strong> esa iglesia y esas tradiciones, aun cuando sea cierto que, en<br />

los primeros siglos, fue la iglesia la que reconoció el evangelio en ciertos libros, y no en<br />

otros, y <strong>de</strong>terminó así el contenido <strong>de</strong>l canon bíblico.<br />

El conocimiento <strong>de</strong> Dios<br />

Lutero concuerda con buena parte <strong>de</strong> la teología tradicional al afirmar que es posible<br />

tener cierto conocimiento <strong>de</strong> Dios por medios puramente racionales o naturales. Este<br />

conocimiento le permite al ser humano saber que Dios existe, y distinguir entre el bien y<br />

el mal. Los filósofos <strong>de</strong> la antigüedad lo tuvieron, y las leyes romanas muestran que por<br />

lo general los paganos sabían distinguir entre el bien y el mal. A<strong>de</strong>más, los filósofos<br />

llegaron a la conclusión <strong>de</strong> que hay un Ser Supremo, <strong>de</strong>l cual todas las cosas <strong>de</strong>rivan su<br />

existencia.<br />

Pero ése no es el verda<strong>de</strong>ro conocimiento <strong>de</strong> Dios. A Dios no se le conoce como<br />

quien usa una escalera para subir al tejado. Todos los esfuerzos <strong>de</strong> la mente humana por<br />

elevarse al cielo, y conocer a Dios, resultan fútiles.<br />

Eso es lo que Lutero llama “teología <strong>de</strong> la gloria”. Tal teología preten<strong>de</strong> ver a Dios tal<br />

cual es, en su propia gloria, sin tener en cuenta la distancia enorme que separa al ser<br />

humano <strong>de</strong> Dios. Lo que la teología <strong>de</strong> la gloria hace en fin <strong>de</strong> cuentas [<strong>Vol</strong>. 2, <strong>Page</strong> 47]<br />

es preten<strong>de</strong>r ver a Dios en aquellas cosas que los humanos consi<strong>de</strong>ramos más valiosas, y<br />

por tanto habla <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios, la gloria <strong>de</strong> Dios y la bondad <strong>de</strong> Dios. Pero todo esto<br />

no es más que hacer a Dios a nuestra propia imagen, y preten<strong>de</strong>r que Dios es como<br />

nosotros quisiéramos que fuese.<br />

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