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Informe sobre desarrollo humano para Mercosur 2009-2010 - OEI

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<strong>Informe</strong> <strong>sobre</strong> <strong>desarrollo</strong> <strong>humano</strong> <strong>para</strong> <strong>Mercosur</strong> <strong>2009</strong>-<strong>2010</strong>. Innovar <strong>para</strong> incluir: jóvenes y <strong>desarrollo</strong> <strong>humano</strong><br />

que ofrecen –en términos de aumento de autonomía<br />

y privacidad y de oportunidades de<br />

individuación– no implica un quiebre con la<br />

generación de sus padres. Se observa, entre los<br />

padres, un repliegue de las pretensiones de autoridad<br />

que formaban parte de los patrones familiares<br />

tradicionales. Esto podría ser el reflejo<br />

de la vivencia de haber vivido bajo gobiernos<br />

autoritarios experimentada por muchos padres<br />

y de las experiencias de lucha y recuperación<br />

de la democracia, lo que podría haber<br />

derivado en una resignificación de los conceptos<br />

democráticos, que hoy permean otros<br />

valores y ámbitos, incluyendo el privado. Pero<br />

este repliegue de la autoridad paterna también<br />

se debe al reconocimiento de las ventajas com<strong>para</strong>tivas<br />

de los jóvenes en el manejo las nuevas<br />

tecnologías, al desconcierto de los padres<br />

frente al hecho de que los requerimientos de<br />

socialización <strong>para</strong> la integración de sus hijos al<br />

mundo moderno superan sus conocimientos.<br />

Es como si los padres asumieran el hecho de<br />

que el mundo de hoy, marcado por las innovaciones<br />

tecnológicas, les impide ejercer su autoridad<br />

en una amplia gama de aspectos y, roto el<br />

monopolio del saber, se resignasen a conceder<br />

a los jóvenes mayores márgenes de libertad (y<br />

en muchos casos incluso a aprender de ellos).<br />

En tales circunstancias, y aunque la mayoría<br />

de los padres admite que el uso de las TIC<br />

reduce los márgenes de control <strong>sobre</strong> sus hijos<br />

y la relación de éstos con el mundo, el deseo de<br />

facilitar la integración social de los hijos suele<br />

traducirse en apoyo financiero <strong>para</strong> la adquisición<br />

de celulares, computadoras, servicios<br />

de internet o cursos de informática. En el caso<br />

de los celulares hay un mayor equilibrio entre<br />

autonomía y control, ya que la ampliación de<br />

autonomía de los jóvenes se contrapone con la<br />

posibilidad de comunicarse con ellos cada vez<br />

que los padres deseen.<br />

4.4. ¿Es posible progresar a<br />

través de la educación?<br />

Se advierte, al igual que en los capítulos anteriores,<br />

una tensión entre educación y empleo.<br />

A continuación se analiza esta tensión en base<br />

a los datos recogidos en las cuatro ciudades, en<br />

especial la percepción de los jóvenes en cuanto<br />

a sus posibilidades de obtener un trabajo<br />

decente versus las oportunidades disponibles<br />

<strong>para</strong> los adultos 6 .<br />

6<br />

Pese a utilizar la noción de “trabajo decente” popularizada<br />

por la Organización Internacional del Trabajo,<br />

la comprensión del término “decente” se dejó librada al<br />

En las tres últimas décadas, la cobertura<br />

educativa, así como los años de estudio promedio<br />

en los países del <strong>Mercosur</strong>, se han expandido<br />

considerablemente También se ha masificado<br />

el uso de las TIC y se ha multiplicado el<br />

impacto de esas innovaciones en la producción<br />

de bienes y servicios. Tales transformaciones<br />

deberían haberse traducido en ventajas laborales<br />

<strong>para</strong> los jóvenes. Sin embargo, las cifras<br />

de las encuestas de hogares nacionales analizadas<br />

en el Capítulo 2 muestran lo contrario:<br />

la situación laboral de los jóvenes, con relación<br />

a los adultos, no ha cambiado. Los jóvenes siguen<br />

teniendo mayores tasas de desempleo,<br />

ocupaciones de menor productividad, menor<br />

cobertura de seguridad social e ingresos más<br />

bajos que los adultos.<br />

Pese a ello, la mayoría de los jóvenes permanece<br />

optimista con respecto a sus oportunidades<br />

en el mercado de trabajo. En efecto, 75%<br />

de los jóvenes de las cuatro ciudades considera<br />

que sus oportunidades laborales son mayores a<br />

las de los adultos. El optimismo es ligeramente<br />

mayor en Rio de Janeiro y Buenos Aires que en<br />

Montevideo y Asunción, así como entre aquellos<br />

con mayor nivel educativo 7 .<br />

Es posible que las disparidades entre el<br />

desempleo juvenil y las percepciones de los jóvenes<br />

–esta aparente distancia entre sueños y<br />

realidad– se deban a que buena parte de ellos<br />

concibe sus desventajas como transitorias. En<br />

particular, esta descripción refleja la situación<br />

de un número importante de jóvenes que trabajan<br />

y estudian y que evalúan su situación laboral<br />

presente como parte del costo a pagar por<br />

la oportunidad de acumular el capital <strong>humano</strong><br />

necesario <strong>para</strong> acceder a mejores empleos.<br />

Pero esto no significa que los jóvenes anticipen<br />

vías fáciles de progreso a través del<br />

trabajo. Al contrario, salvo en Rio de Janeiro,<br />

la mitad o más de los jóvenes estima difícil o<br />

muy difícil, conseguir un empleo que le permita<br />

progresar en la vida (49% en Montevideo,<br />

65%% en Asunción, 41% en Rio de Janeiro y<br />

59% en Buenos Aires).<br />

En todas las ciudades, los jóvenes con mayor<br />

nivel educativo son los que creen que tendrán<br />

más posibilidades de progresar a través de<br />

su inserción en el mercado laboral. Sin embargo,<br />

incluso en aquellos jóvenes con educación<br />

universitaria (o posgrado) el porcentaje que<br />

respondiente. De acuerdo con la OIT, el “trabajo decente”<br />

es aquel que incorpora derechos universales y que es<br />

consistente con los valores y las metas de la sociedad en<br />

que se inserta. En este sentido, lo considerado “decente”<br />

evoluciona de acuerdo al progreso económico y social<br />

de los países (CINTERFOR, 2008). http://www.cinterfor.org.uy/.<br />

7<br />

Véase cuadro AV.2 del Anexo Metodológico.<br />

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