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Informe sobre desarrollo humano para Mercosur 2009-2010 - OEI

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<strong>Informe</strong> <strong>sobre</strong> <strong>desarrollo</strong> <strong>humano</strong> <strong>para</strong> <strong>Mercosur</strong> <strong>2009</strong>-<strong>2010</strong>. Innovar <strong>para</strong> incluir: jóvenes y <strong>desarrollo</strong> <strong>humano</strong><br />

Esquema 4.3: tipología de vulnerabilidad a la exclusión entre<br />

jóvenes<br />

Trabaja<br />

No trabaja<br />

Estudia Incluidos Incluidos<br />

No estudia Incluidos Excluidos<br />

la exclusión social están más expuestos a los<br />

mecanismos que reproducen de dicha vulnerabilidad<br />

de una generación a la siguiente. Es<br />

decir, la vulnerabilidad a la exclusión se transmite<br />

de padres a hijos. Teniendo en cuenta esta<br />

consideración, la asunción temprana de roles<br />

adultos resulta clave en la activación de esos<br />

mecanismos.<br />

Desde el punto de vista del hogar de origen,<br />

son numerosos los factores que inciden en la<br />

emancipación temprana. Los hogares con fuertes<br />

vulnerabilidades están más expuestos a las<br />

crisis económicas, a los efectos de catástrofes<br />

naturales o a riesgos vitales, como por ejemplo<br />

el desempleo o la enfermedad del jefe de hogar,<br />

entre otros.<br />

Desde la perspectiva de los jóvenes, los procesos<br />

de emancipación temprana pueden deberse<br />

a presiones del hogar <strong>para</strong> asumir responsabilidades<br />

en el cuidado de hermanos, de ancianos<br />

o de enfermos, o a la necesidad de realizar<br />

aportes económicos <strong>para</strong> el mantenimiento de<br />

la familia (se necesitan más personas que trabajen<br />

<strong>para</strong> mantener un mismo hogar). Pero también<br />

puede ser producto de un embarazo o de<br />

frustraciones acumuladas en el estudio. Muchas<br />

veces, los jóvenes se ven obligados a elegir entre<br />

el deseo de seguir estudiando y la necesidad de<br />

ayudar a la familia y garantizar la <strong>sobre</strong>vivencia<br />

del hogar. Estas dificultades contribuyen a que<br />

los jóvenes adopten roles semiadultos o adultos<br />

en etapas tempranas del ciclo de vida, lo que a<br />

su vez puede conducir al abandono escolar, a la<br />

búsqueda de un primer trabajo en condiciones<br />

desfavorables o a la formación de hogar propio<br />

y a la tenencia de hijos.<br />

En todas las sociedades se definen expectativas<br />

de comportamiento que establecen, <strong>para</strong><br />

cada etapa de la vida y <strong>para</strong> cada momento<br />

histórico, la forma en que la sociedad concibe<br />

la pertenencia a la comunidad. Si existen mecanismos<br />

de socialización efectivos, entonces<br />

habrá una mayor coincidencia entre comportamientos<br />

y oportunidades de inclusión social.<br />

La inclusión favorece el <strong>desarrollo</strong> de sentimientos<br />

de pertenencia plena a la comunidad,<br />

mientras que la exclusión puede conducir a<br />

sentimientos de irrelevancia social<br />

En América Latina se ha puesto especial<br />

atención a las desafiliación de los jóvenes de<br />

las instituciones educativas y laborales. Ambas<br />

instituciones resultan esenciales <strong>para</strong> la<br />

adquisición del capital físico, <strong>humano</strong> y social<br />

necesario <strong>para</strong> integrarse adecuadamente en<br />

el mundo adulto. Por tal motivo, las políticas<br />

sociales aplicadas se orientan principalmente<br />

a mantener a la mayor proporción posible de<br />

jóvenes dentro de las instituciones educativas,<br />

o a la capacitación y generación alternativas de<br />

empleo <strong>para</strong> aquellos que no pueden seguir estudiando.<br />

De hecho, algunos países desarrollan<br />

planes orientados a facilitar la inserción laboral<br />

de los jóvenes 57 . De este modo, la medida<br />

más difundida de vulnerabilidad a la exclusión<br />

entre los jóvenes es la desafiliación institucional<br />

que resulta del cruce de la condición de<br />

estudiante y la condición de trabajador. Los<br />

más vulnerables a la exclusión social son, por<br />

lo tanto, aquellos jóvenes que no estudian ni<br />

trabajan, definidos bajo la categoría de “excluidos”,<br />

como muestra el Esquema 4.3.<br />

Pero es necesario complejizar el análisis y<br />

agregar matices (Esquema 4.4). Es posible distinguir<br />

entre diferentes niveles de vulnerabilidad<br />

a la exclusión social, vinculados a distintas<br />

formas de afiliación a las instituciones educativas.<br />

Por ejemplo, los jóvenes que abandonan<br />

prematuramente el sistema educativo pueden<br />

carecer de las habilidades requeridas <strong>para</strong> acceder<br />

a trabajos estables. Otros que asisten a<br />

centros de enseñanza, pero exhiben rezagos<br />

importantes, son más vulnerables a la deserción<br />

que sus pares no rezagados, aunque ambos<br />

estén dentro del sistema educativo. Como<br />

contraparte, hay jóvenes que han desertado<br />

del sistema escolar pero que han completado<br />

los años necesarios de estudio <strong>para</strong> obtener un<br />

empleo decente. Con respecto a los vínculos<br />

laborales, los jóvenes que ingresan al sector informal<br />

de trabajo se encuentran en una situación<br />

de “inclusión desfavorable” con relación<br />

a aquellos que participan en el sector formal 58 .<br />

La “afiliación institucional” incluye la participación<br />

presente y pasada de los jóvenes en<br />

el sistema educativo y en el mercado laboral.<br />

57<br />

Véase programas gubernamentales orientados al<br />

empleo juvenil en el Capítulo 6.<br />

58<br />

Los tipos y niveles de afiliaciones institucionales de<br />

los distintos grupos de edad, que componen la categoría<br />

de 15 a 29 años, se ven afectados de forma diferente, según<br />

sus vínculos con el sistema educativo y el mercado<br />

laboral. Los vínculos con la esfera educativa afectan más<br />

al grupo entre 15 y 19 años que al resto y los vínculos<br />

con la esfera laboral, más al grupo de 25 a 29 que al resto.<br />

De hecho, en las áreas urbanas de estos cuatro países<br />

las tasas de participación de la población de 25 a 29 años<br />

prácticamente duplican a las del grupo de menor edad<br />

(CEPAL, 2008)<br />

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