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Informe sobre desarrollo humano para Mercosur 2009-2010 - OEI

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Capítulo 5 | Juventud y espacio público: movilizaciones, identidades y una nueva plataforma cultural<br />

5.2. Breve repaso histórico de<br />

la participación juvenil: de la<br />

vanguardia del movimiento<br />

estudiantil a los jóvenes como<br />

sujetos de derechos<br />

Como se señala en el Capítulo 1, los problemas<br />

que enfrentan los jóvenes no son estáticos<br />

y en parte provienen de las experiencias de<br />

las generaciones previas. Por tal motivo, es de<br />

gran relevancia determinar cuáles son las condiciones<br />

y los desafíos materiales y simbólicos<br />

de los jóvenes y cómo ellos pueden construir<br />

sus pautas de acción que afecten positivamente<br />

el <strong>desarrollo</strong>.<br />

La presencia de los jóvenes en la vida pública<br />

de América Latina no es una novedad.<br />

Desde los años 20 se registra la emergencia<br />

de los jóvenes como actores políticos en distintos<br />

países de la región. Refiriéndose a ese<br />

momento histórico, Faletto (1986) destaca tres<br />

acontecimientos: la “Reforma de Córdoba”<br />

(Argentina, 1918); la Revolución Tenentista<br />

(Brasil, 1924) y el “movimiento de la juventud<br />

militar en Chile”, también en 1924. Más allá de<br />

las especificidades de cada país, la repercusión<br />

de estos movimientos en la región se explica<br />

por sus contenidos doctrinarios comunes: antioligarquía,<br />

latinoamericanismo y la apelación<br />

a los conceptos de pueblo y nación.<br />

Tras la crisis económica de 1929 se registró<br />

una fuerte politización de los jóvenes. Sin<br />

embargo, los jóvenes que participaban de estos<br />

movimientos no se asumían como expresión<br />

de las demandas de clase media, de la que<br />

en general provenían. Según Faletto, quienes<br />

formaban parte de estos movimientos y grupos<br />

se veían como una fuerza de cambio <strong>para</strong><br />

transformar la nación oligárquica. Por eso, la<br />

cuestión de la autonomía juvenil estaba subsumida<br />

a opciones políticas más amplias. No fue<br />

casualidad que algunos de estos movimientos,<br />

inicialmente juveniles, se transformaran luego<br />

en partidos, y que en esos años surgieran las<br />

juventudes partidarias.<br />

En las décadas de 1940, 1950 y 1960, las<br />

transformaciones sociales surgidas de los procesos<br />

de urbanización e industrialización generaron<br />

nuevos desafíos <strong>para</strong> el movimiento estudiantil<br />

y las juventudes partidarias. Más allá de<br />

percibirse como la intelligentsia o vanguardia<br />

movilizadora del pueblo, estos jóvenes se vieron<br />

obligados a participar de los debates <strong>sobre</strong><br />

la modernización y el <strong>desarrollo</strong>. En la década<br />

de 1960 se había creado en buena parte de<br />

América Latina un acuerdo <strong>sobre</strong> la necesidad<br />

del <strong>desarrollo</strong>, pero también existían muchas<br />

controversias <strong>sobre</strong> los caminos y la dirección<br />

deseada. Las diferentes corrientes de pensamiento<br />

y acción se reflejaron en los jóvenes<br />

organizados en el movimiento estudiantil, en<br />

los partidos políticos e incluso en los espacios<br />

de aglutinación de la juventud cristiana. Estos<br />

generaron diferentes organizaciones políticas y<br />

trayectorias de vida. Algunos jóvenes, motivados<br />

por la posibilidad de producir transformaciones<br />

políticas generales, optaron por la lucha<br />

armada, confrontaron a los regímenes autoritarios<br />

y protagonizaron lo que Touraine (1976)<br />

denominó “las últimas batallas lideradas por<br />

jóvenes intelectuales radicalizados”.<br />

Los años 1970 y 1980 estuvieron marcados<br />

por la emergencia de los “nuevos movimientos<br />

sociales urbanos” 5 . Como afirma Cardoso<br />

(1986), en los años 1970 la contradicción capital-trabajo<br />

se amplió <strong>para</strong> contener la problemática<br />

de las reivindicaciones urbanas y<br />

<strong>para</strong> abrigar a los movimientos sociales. En las<br />

periferias de las metrópolis, diseño vivo de la<br />

segregación espacial, social y política, nuevos<br />

sectores juveniles se hacían presentes, mientras<br />

los favelados” 6 –sectores populares trasladados<br />

a los suburbios de las grandes ciudades– reclamaban<br />

derechos iguales y luchaban por una<br />

ciudadanía plena.<br />

Por caminos diversos y con sus múltiples<br />

significados, la idea de “comunidad” estuvo en<br />

el centro de estas movilizaciones, al introducir<br />

el ideario de la democracia participativa tanto<br />

en los barrios populares como en las luchas por<br />

el acceso a la tierra y la reforma agraria <strong>para</strong> los<br />

pequeños productores familiares. La idea de<br />

“comunidad” ha sido fuertemente impulsada<br />

por los movimientos sociales rurales y urbanos<br />

<strong>para</strong> destacar la pertenencia espacial y la vivencia<br />

de ciertas carencias comunes. Sin embargo,<br />

contribuyó a que la participación de los jóvenes<br />

no se haya destacado de forma particular,<br />

ya que las demandas específicamente juveniles<br />

5<br />

La expresión “nuevos movimientos sociales” fue acuñada<br />

en Europa. Autores como Alain Touraine, Claus<br />

Offe y Alberto Melucci la utilizan <strong>para</strong> referirse a los<br />

movimientos ecológicos, de mujeres y pacifistas a diferencia<br />

del movimiento obrero-sindical, que se organiza<br />

a partir del mundo del trabajo, es decir en la esfera de<br />

la producción. Sobre las características y las temáticas<br />

predominantes en los movimientos sociales de América<br />

Latina en los años 1970 y 1980, véase Calderón y Jelin<br />

(1987).<br />

6<br />

En la década de 1980 se construyó un nuevo “actor<br />

político” que participó de los movimientos sociales, denominado<br />

de maneras diferentes en los cuatro países<br />

del <strong>Mercosur</strong>: “favelados” en Brasil, “villeros” en Argentina.<br />

“Los favelados son los ciudadanos-huéspedes<br />

de las metrópolis latinoamericanas, así como los inmigrantes<br />

extranjeros son los ciudadanos-huéspedes de las<br />

economías capitalistas avanzadas” (Castells, 1983).<br />

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