Informe sobre desarrollo humano para Mercosur 2009-2010 - OEI
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<strong>Informe</strong> <strong>sobre</strong> <strong>desarrollo</strong> <strong>humano</strong> <strong>para</strong> <strong>Mercosur</strong> <strong>2009</strong>-<strong>2010</strong>. Innovar <strong>para</strong> incluir: jóvenes y <strong>desarrollo</strong> <strong>humano</strong><br />
Recuadro 1.5: La importancia de la deliberación<br />
“Que la sociedad elija la deliberación como mecanismo <strong>para</strong> plasmar<br />
sus aspiraciones es una de las mejores decisiones <strong>para</strong> el <strong>desarrollo</strong><br />
<strong>humano</strong> de un país. Constituye una opción que permite optimizar los<br />
intereses particulares de las personas y, en la medida que se extiende<br />
hacia el conjunto social, sus beneficios adquieren carácter colectivo. El<br />
proceso deliberativo, y los acuerdos que emergen de él, serán más eficientes<br />
mientras mayores sean los aportes particulares de una amplia<br />
gama de actores. Esto lo convierte en un bien común que beneficia a<br />
todos. Así, la deliberación es el mejor método <strong>para</strong> el <strong>desarrollo</strong> porque<br />
es legítima y eficiente <strong>para</strong> tomar elecciones sociales colectivas”.<br />
Fuente: PNUD Bolivia (2000).<br />
decir entre grupos de pertenencia (Castells et<br />
al, 2005). La construcción de una opinión pública<br />
de los jóvenes es un hecho importante<br />
pero aún incipiente en la región.<br />
Los cambios que se están produciendo en<br />
las dimensiones de la agencia y sus relaciones<br />
–capacidades, logros, orientaciones y territorio<br />
<strong>para</strong> su ejercicio– se orientan hacia la individualización,<br />
sin dejar de lado nuevas demandas<br />
colectivas y de reconocimiento de otros que<br />
provienen, cada vez más, de otras culturas. El<br />
multiculturalismo y la individualización, conjuntamente<br />
con la redefinición de metas colectivas<br />
más socioculturales y prácticas, y no<br />
estrictamente políticas, son ya parte del acervo<br />
de la nueva agencia que se observa en la región.<br />
Persisten las diferencias por nivel socioeconómico<br />
entre los jóvenes, pero al mismo tiempo,<br />
son cada vez más proclives a la convivencia y<br />
al reconocimiento del otro. Estos cambios en la<br />
agencia, en el marco de la cultura de la tecnosociabilidad,<br />
están redefiniendo las metas colectivas<br />
y de solidaridad, pero también están provocando<br />
tensiones entre lo público y lo privado,<br />
entre lo individual y colectivo, entre la tradición<br />
y la innovación. Más aún, se advierten discrepancias<br />
entre la construcción personal de la individualización<br />
y la construcción de individuos<br />
autónomos por parte de la sociedad.<br />
En qué medida la política busca fomentar el<br />
protagonismo de los propios jóvenes en la sociedad,<br />
y en qué medida recupera y recrea sus<br />
propias subjetividades. En el espacio público,<br />
las posibilidades de construir una agencia de la<br />
juventud se relacionarían con la renovación de<br />
la política, el reconocimiento de las condiciones<br />
estructurales en que viven los jóvenes, así<br />
como la subjetividad y la cultura que acompañan<br />
dichos procesos. Se requiere, entonces, una<br />
agenda política que fortalezca las capacidades<br />
de los jóvenes <strong>para</strong> comprender y actuar <strong>sobre</strong><br />
sus propios procesos de cambio y, como consecuencia,<br />
<strong>sobre</strong> sus respectivas sociedades. El<br />
derecho a hacer política, entendida como bien<br />
colectivo, es al mismo tiempo un bien social y<br />
un bien común. Como afirma Rawls (1971), un<br />
arreglo social es justo sólo si, com<strong>para</strong>do con<br />
otros arreglos sociales, es el mejor <strong>para</strong> aquellos<br />
relativamente más postergados de la sociedad.<br />
En este <strong>Informe</strong>, la capacidad integradora de la<br />
política se refiere a la política como generadora<br />
de poder democrático, en el que los distintos<br />
agentes, o actores, intercambian argumentos<br />
y propuestas <strong>para</strong> construir opciones. De esta<br />
manera, una política de, por y <strong>para</strong> los jóvenes<br />
debería hacerse responsable por la diversidad de<br />
subjetividades y condiciones estructurales. Para<br />
ello, debe dar cuenta de la nueva “politicidad”<br />
surgida entre los jóvenes, más local y centrada<br />
en la vida cotidiana, preocupada por las cuestiones<br />
ecológicas y culturales, y tendiente a una<br />
inclusión social que integre educación y empleo<br />
y lo individual con lo colectivo.<br />
En este marco, es necesario promover una<br />
idea de <strong>desarrollo</strong> compartido que posibilite<br />
que los jóvenes participen en las decisiones<br />
que afectan sus vidas. Las “salidas” posibles<br />
<strong>para</strong> los jóvenes se vinculan con su capacidad<br />
<strong>para</strong> actuar como ciudadanos y convertirse en<br />
sujetos de <strong>desarrollo</strong> y jugar un rol en el espacio<br />
público.<br />
El <strong>desarrollo</strong> de la capacidad de agencia<br />
sólo sería posible en el espacio público, entendido<br />
como el lugar de encuentro entre la sociedad<br />
y el Estado, donde se desarrollan lazos<br />
políticos a través de la participación ciudadana<br />
y donde la comunicación de distintos puntos<br />
de vista incide en la evolución de las instituciones<br />
políticas. El espacio público no sólo es<br />
un espacio instrumental de encuentros, sino<br />
también el patrimonio cultural de las ideas y<br />
los proyectos de una sociedad que alimenta los<br />
debates públicos. El <strong>desarrollo</strong> de una cultura<br />
política democrática es fundamental <strong>para</strong> la<br />
agencia de los jóvenes, ya que permite acumular<br />
experiencia e innovación en el <strong>desarrollo</strong><br />
democrático. En este sentido, las virtudes y los<br />
valores republicanos que conectan el sentido<br />
público con el bien común constituyen una garantía<br />
de sostenibilidad de la democracia 16 . Por<br />
tal motivo, resulta fundamental comprender la<br />
16<br />
Como afirma Viroli, se trata de una virtud <strong>para</strong> hombres<br />
y mujeres que quieren vivir con dignidad y sabiendo<br />
que no es posible vivir dignamente en una comunidad<br />
corrupta. Hacen lo que pueden, y cuando pueden,<br />
<strong>para</strong> servir a la libertad común: ejercen su profesión a<br />
conciencia, sin obtener ventajas ni aprovecharse de la<br />
necesidad o debilidad de los demás; su vida familiar se<br />
basa en el respeto mutuo, de modo que su casa se parece<br />
más a una pequeña república que a una monarquía (Bobbio<br />
y Viroli, 2002)<br />
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