Informe sobre desarrollo humano para Mercosur 2009-2010 - OEI
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<strong>Informe</strong> <strong>sobre</strong> <strong>desarrollo</strong> <strong>humano</strong> <strong>para</strong> <strong>Mercosur</strong> <strong>2009</strong>-<strong>2010</strong>. Innovar <strong>para</strong> incluir: jóvenes y <strong>desarrollo</strong> <strong>humano</strong><br />
en particular las mujeres, logren una buena inserción<br />
en el mercado de trabajo constituyen<br />
barreras estructurales <strong>para</strong> superar la pobreza.<br />
A su vez, Paraguay muestra un desempeño deficiente<br />
durante la década de l990, ya que los<br />
indicadores empeoraron en aquellos años. Recién<br />
a partir de 2004, en el marco del dinamismo<br />
económico que caracterizó a la región, se<br />
observa una reducción moderada de la pobreza<br />
estructural entre los jóvenes. Sin embargo,<br />
su incidencia aún se ubica en niveles superiores<br />
a los observados a comienzos de los años<br />
1990.<br />
Uruguay se ubica en el otro extremo. De los<br />
cuatro integrantes del <strong>Mercosur</strong>, es el país con<br />
el menor nivel de pobreza por ambas mediciones<br />
<strong>para</strong> todos los años. Sin embargo, su desempeño,<br />
desde una mirada de mediano plazo,<br />
dista de ser auspicioso. Los años recientes de<br />
bonanza económica permitieron un proceso<br />
de reducción de la pobreza estructural, aunque<br />
no ha descendido a los niveles previos a la crisis<br />
de 2002.<br />
Argentina registra un patrón similar al de<br />
Uruguay, con un abrupto crecimiento de la<br />
pobreza durante la crisis de 2001-2002 y una<br />
rápida reducción posterior.<br />
En Brasil se observan importantes logros<br />
en los últimos años, con una fuerte reducción<br />
entre 2004 y 2007 de la pobreza por falta de<br />
capacidades <strong>para</strong> generar ingresos (de 31%<br />
a algo menos de 21%). Así, Brasil es el único<br />
de los cuatro países que ha logrado una mejora<br />
sustancial en el mediano plazo, con una<br />
reducción de más de un tercio en la incidencia<br />
de la pobreza estructural. Este comportamiento<br />
se asocia al fuerte incremento en el<br />
nivel educativo de los jóvenes registrado en<br />
los últimos años.<br />
Esta evolución reciente y en general positiva<br />
del indicador debe enmarcarse en el dinamismo<br />
económico de los últimos años, lo que<br />
abre una serie de dudas <strong>sobre</strong> la sustentabilidad<br />
de este proceso: el deterioro de las condiciones<br />
de los mercados de trabajo, en el nuevo<br />
contexto de crisis económica, puede hacer que<br />
una porción significativa de los jóvenes pierda<br />
autonomía económica.<br />
Los indicadores de pobreza arrojan un panorama<br />
más nítido y diferenciado si se analiza<br />
su incidencia por nivel educativo (véase<br />
Gráfico 2.20). Si bien la pobreza disminuye<br />
en los hogares con más capital <strong>humano</strong>, el<br />
grupo de la población joven que es clasificado<br />
en algunas de las tres categorías de privación<br />
–pobreza crítica, pobreza transitoria,<br />
población vulnerable– muestra una fuerte<br />
incidencia en todos los grupos educativos,<br />
con excepción de aquellos que alcanzan el<br />
nivel terciario. Cabe destacar que la pobreza<br />
crónica entre los jóvenes que tienen 15 años<br />
o más de educación (dos últimos grupos de<br />
la clasificación utilizada) es prácticamente<br />
cero en Argentina, Brasil y Uruguay. El grupo<br />
educativo inmediato anterior (13 y 14 años<br />
de educación) también se diferencia nítidamente<br />
del resto.<br />
Se observan algunas diferencias apreciables<br />
entre los países. Los jóvenes que no superan los<br />
seis años de educación muestran una situación<br />
particularmente crítica en Paraguay y Argentina,<br />
mientras que en Brasil y Uruguay el desempeño<br />
es relativamente mejor en todos los<br />
niveles educativos.<br />
En síntesis, el nivel educativo muestra una<br />
fuerte vinculación con la capacidad de generar<br />
ingresos de los jóvenes y, por lo tanto, con la<br />
posibilidad de desarrollar una vida económicamente<br />
autónoma, sin recurrir a transferencias<br />
públicas o intrafamiliares. La situación de<br />
los jóvenes con bajo nivel educativo se ha deteriorado<br />
en prácticamente todos los países, incrementándose<br />
la proporción de aquellos que<br />
no se encuentran en condiciones de generar<br />
un flujo de ingresos que les permita superar la<br />
privación. Las circunstancias que condicionan<br />
la continuidad del proceso educativo constituyen,<br />
entonces, una clave central <strong>para</strong> comprender<br />
las limitantes económicas que enfrentan<br />
los jóvenes.<br />
Las percepciones subjetivas de los jóvenes,<br />
analizadas en los próximos capítulos de este<br />
<strong>Informe</strong>, confirman la valoración de la educación<br />
como mecanismo de movilidad, y resultan<br />
consistentes con los indicadores objetivos<br />
analizados en esta sección. Si bien se observan<br />
logros importantes en materia educativa, especialmente<br />
en Brasil, los datos presentados llevan<br />
a preguntarse por las razones por las cuales<br />
los sistemas educativos no logran retener a más<br />
jóvenes, de modo de garantizar una inserción<br />
dinámica en el mercado de trabajo.<br />
La incidencia de la pobreza estructural entre<br />
los jóvenes puede ser producto de su peor<br />
desempeño relativo en el mercado de trabajo<br />
si se lo com<strong>para</strong> con el de las generaciones<br />
adultas. Dado que la acumulación de capital<br />
<strong>humano</strong> vinculada a la experiencia laboral<br />
constituye un activo valorado por el mercado,<br />
los jóvenes tienden a percibir remuneraciones<br />
inferiores que las personas del mismo nivel<br />
educativo pero de mayor edad. En el Gráfico<br />
2.21 se presenta la incidencia de la pobreza<br />
crónica, la pobreza transitoria, la población<br />
vulnerable y la población no pobre, por tramos<br />
de edad.<br />
En todos los países, salvo en Paraguay, la<br />
pobreza crónica, la pobreza transitoria y la<br />
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