Informe sobre desarrollo humano para Mercosur 2009-2010 - OEI
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Capítulo 5 | Juventud y espacio público: movilizaciones, identidades y una nueva plataforma cultural<br />
involucrarse en algún tipo de acción colectiva.<br />
En las historias de vida de los jóvenes que hoy<br />
participan es muy común encontrar referencias<br />
a los encuentros entre las experiencias de<br />
su vida privada y el lenguaje de los derechos,<br />
llevados éstos por mediadores (por lo general<br />
adultos) que proveyeron el “pasaporte” hacia<br />
el espacio público. En un contexto como el actual,<br />
en el que se ha quebrado el monopolio de<br />
la representación juvenil, los jóvenes que participan<br />
de los más diversos movimientos son<br />
los más aptos <strong>para</strong> impulsar la participación de<br />
quienes no lo hacen, promoviendo la “educación<br />
política” de sus pares.<br />
Para ello, es necesario que los jóvenes movilizados<br />
contribuyan a expandir la participación<br />
juvenil. El <strong>desarrollo</strong> de la capacidad de agencia<br />
de los jóvenes debe ser pensada a partir de<br />
los marcos generacionales comunes, dentro de<br />
los cuales los jóvenes movilizados son la clave<br />
<strong>para</strong> sensibilizar a sus pares y fomentar su participación,<br />
entendida como un “valor intrínseco<br />
a la calidad de vida” (Sen, 1995).<br />
5.6.3. Desafío 3: fortalecer el<br />
diálogo entre los movimientos<br />
de jóvenes y los de adultos<br />
Las experiencias analizadas demuestran<br />
que el éxito de los grupos, movimientos y redes<br />
de jóvenes depende del reconocimiento de<br />
sus demandas por parte de la sociedad y de su<br />
capacidad <strong>para</strong> establecer alianzas estratégicas<br />
con adultos. La identidad de la juventud como<br />
actor político no se construye necesariamente a<br />
partir de antagonismos entre generaciones. Es<br />
cierto que los grupos juveniles que participan<br />
de organizaciones jerárquicas, como partidos<br />
y sindicatos, muchas veces protagonizan conflictos<br />
entre sus intereses y los de los adultos.<br />
También en los pequeños productores rurales,<br />
donde la familia es al mismo tiempo unidad de<br />
consumo y de producción, los conflictos generacionales<br />
se hacen presentes.<br />
Sin embargo, estos y otros conflictos no<br />
resultan en antagonismos irreductibles. Como<br />
se describe en los capítulos 3 y 4, los jóvenes<br />
atribuyen bajas cargas de injusticia a las relaciones<br />
con miembros de distintas generaciones:<br />
adultos y jóvenes, profesores y alumnos,<br />
padres e hijos. Los jóvenes que consideran que<br />
en las relaciones con los adultos se vulneran<br />
sus derechos básicos constituyen una minoría.<br />
Los jóvenes, tanto los que participan como los<br />
que no, no proponen una ruptura con otras<br />
generaciones, sino que, por el contrario, negocian<br />
un “nuevo acuerdo familiar”, sustentado<br />
en el intercambio de experiencias y la complicidad.<br />
Para los jóvenes que hoy participan en<br />
acciones y movimientos colectivos, reconocer<br />
los recorridos de participación de los adultos<br />
es una buena forma de innovar y reinventar la<br />
política.<br />
Para avanzar en este objetivo es importante<br />
promover espacios de diálogo intergeneracional<br />
que ofrezcan oportunidades <strong>para</strong> el aprendizaje<br />
mutuo entre jóvenes y adultos. Los problemas<br />
que enfrentan los jóvenes impactan en<br />
toda la sociedad y deben ser tratados de manera<br />
que incidan en las relaciones de afecto y de<br />
poder entre jóvenes y adultos en los diferentes<br />
espacios institucionales (familia, sistema escolar,<br />
trabajo, espacios de entretenimiento, sistema<br />
de salud).<br />
5.6.4. Desafío 4: desarrollar<br />
estrategias que modifiquen y<br />
diversifiquen las imágenes que<br />
los medios de comunicación<br />
transmiten <strong>sobre</strong> los jóvenes<br />
Las imágenes y expectativas que la sociedad<br />
construye <strong>sobre</strong> los jóvenes son ambiguas<br />
y no se forman únicamente a partir de la interacción<br />
directa entre generaciones. Los medios<br />
de comunicación desempeñan un rol fundamental,<br />
pero las representaciones e imágenes<br />
que crean resultan contradictorias: la publicidad<br />
y el entretenimiento aparecen dominados<br />
por jóvenes bellos y saludables, alegres y despreocupados,<br />
que viven una vida que muchos<br />
desean pero a la que muy pocos tienen acceso.<br />
En los noticieros y en las páginas policiales, en<br />
cambio, los jóvenes, <strong>sobre</strong> todo los que provienen<br />
de las clases populares, aparecen asociados<br />
a la violencia y el riesgo.<br />
En cuanto a la participación en los procesos<br />
de toma de decisión, inclusive en las esferas políticas,<br />
ser joven implica habitar un incómodo<br />
estado intermedio, marcado por la inmadurez<br />
y la impulsividad. Estas imágenes tornan invisibles<br />
otras trayectorias juveniles y no ayudan<br />
a que la sociedad reconozca la vulnerabilidad,<br />
ni la potencialidad, de los jóvenes.<br />
Es interesante comprobar que, entre los<br />
diferentes grupos de jóvenes movilizados, las<br />
organizaciones culturales son las que cuentan<br />
con mayor visibilidad en los medios de comunicación.<br />
Sin embargo, este tipo de noticias se<br />
enfocan usualmente en lo exótico o en lo que es<br />
considerado “ejemplar” desde el punto de vista<br />
de las conquistas personales. Por supuesto, el<br />
hecho de que las biografías de estos jóvenes,<br />
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