Informe sobre desarrollo humano para Mercosur 2009-2010 - OEI
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Capítulo 5 | Juventud y espacio público: movilizaciones, identidades y una nueva plataforma cultural<br />
5.3.2. Los ámbitos clásicos de<br />
participación: movimiento<br />
estudiantil, juventudes<br />
partidarias y organizaciones del<br />
mundo laboral<br />
• Transformaciones en el<br />
movimiento estudiantil<br />
Más allá de las recurrentes com<strong>para</strong>ciones<br />
entre la fuerza del movimiento estudiantil del<br />
pasado y su actual debilidad, la encuesta realizada<br />
<strong>para</strong> este <strong>Informe</strong> demuestra que la participación<br />
estudiantil sigue siendo importante<br />
y que de hecho sólo es superada por la de los<br />
grupos religiosos.<br />
La bibliografía actual <strong>sobre</strong> los movimientos<br />
estudiantiles es limitada. Sin embargo, un<br />
tema muy destacado es el de las movilizaciones<br />
de estudiantes secundarios relacionadas con el<br />
acceso al transporte público, como muestran<br />
los ejemplos de Argentina, Chile, Paraguay y<br />
Brasil.<br />
Un caso interesante <strong>para</strong> comprender la<br />
evolución y las características de los movimientos<br />
juveniles actuales es el de Paraguay.<br />
Según Yuste (2007), la Federación Nacional de<br />
Estudiantes Secundarios (Fenaes) de Paraguay<br />
surgió cuando, entre 1999 y 2000, los estudiantes,<br />
luego de una serie de movilizaciones y en<br />
base a una organización simple pero efectiva,<br />
aunque limitada a Asunción y al departamento<br />
central, conquistaron el “boleto estudiantil”. En<br />
la segunda fase, de 2001 a 2002, comenzaron<br />
los movimientos por el “bienestar estudiantil”,<br />
que involucraron nuevos temas, en el marco<br />
de una organización de alcance nacional. En<br />
la tercera etapa nació la Fenaes, que lucha por<br />
la “ciudadanía social” mediante el boleto estudiantil,<br />
pero también exigiendo cobertura educativa<br />
igualitaria entre áreas urbanas y rurales<br />
y la implementación de sistemas de transporte<br />
escolar en zonas poco comunicadas. Después,<br />
la Fenaes fue ampliando sus demandas a cuestiones<br />
relacionadas con la “ciudadanía civil”<br />
(derecho a la expresión de la personalidad en el<br />
ámbito escolar, la libertad de asociación y participación),<br />
hasta que, finalmente, se sumaron<br />
demandas de “ciudadanía política” (derecho a<br />
elegir y a ser elegido en el ámbito escolar <strong>para</strong><br />
los espacios formales de participación).<br />
Yuste identifica algunas claves que ayudan<br />
a entender las transformaciones de este<br />
movimiento. Internamente, sostiene que se<br />
construyó una identidad fuerte alrededor de<br />
un eje aglutinante que conjuga afinidades generacionales<br />
(jóvenes), espaciales (colegio)<br />
y económicas (boleto estudiantil), destaca el<br />
<strong>desarrollo</strong> de alianzas estratégicas con diversos<br />
actores, la capacidad de sintonizar con los<br />
estudiantes que no forman parte de la Fenaes,<br />
lo que permitió una movilización nacional importante,<br />
la ampliación de los escenarios de<br />
disputa más allá de la capital, y la diversificación<br />
de los discursos (técnico, racional, legal,<br />
afectivo) dirigidos a los diferentes actores y a<br />
la ciudadanía. Pero también señala aspectos<br />
externos al movimiento estudiantil, como el<br />
involucramiento de la prensa, que otorgó una<br />
visibilidad permanente al tema; la apertura del<br />
contexto político tras el “marzo <strong>para</strong>guayo”,<br />
que abrió posibilidades que fueron aprovechadas<br />
por los jóvenes <strong>para</strong> constituirse como<br />
actores; la presencia de aliados entre las elites<br />
políticas que permitieron habilitar la ley, impedir<br />
un retroceso en el tratamiento legislativo<br />
y habilitar mecanismos de implementación. Es<br />
decir, un contexto favorable fue aprovechado<br />
por los jóvenes <strong>para</strong> ampliar y consolidar el<br />
movimiento estudiantil.<br />
En su análisis, Segovia (2008) destaca la<br />
importancia de las estrategias de comunicación<br />
en la organización de las movilizaciones.<br />
En particular, subraya el rol clave del celular.<br />
Sobre todo mediante mensajes de texto, los<br />
jóvenes convocaron reuniones, arreglaron los<br />
lugares en donde se realizan y los cambios de<br />
planes. Esta forma ágil y fluida de comunicación<br />
permitió un contacto casi permanente. El<br />
sitio web de la Fenaes 10 es utilizado <strong>para</strong> obtener<br />
organización, artículos y fotos. Como el<br />
acceso a internet en los domicilios es todavía<br />
limitado en Paraguay, los jóvenes se conectan<br />
en su lugar de trabajo y de estudio, o en<br />
los cibercafés. Segovia también destaca otros<br />
medios de comunicación utilizados por los estudiantes,<br />
como el boletín impreso en guaraní<br />
Ere Era (“Decí lo que sea”, en español), además<br />
de grafitis y carteles ubicados en lugares estratégicos<br />
de las ciudades.<br />
En Brasil, un proceso similar al de Paraguay<br />
resultó en los “movimientos por el pase<br />
libre” en distintos lugares del país. En Salvador<br />
de Bahía 11 , el movimiento se conoció como<br />
A a revolta do Buzu 12 . El informe elaborado<br />
por Abramo (2007) en el marco del “Proyecto<br />
Juventudes Sudamericanas. Diálogos <strong>para</strong><br />
la Construcción de la Democracia Regional”<br />
sostiene que “las manifestaciones <strong>para</strong> resistir<br />
10<br />
www.fenaes.org.py<br />
11<br />
Es interesante notar que los jóvenes del grupo<br />
focal realizado en Salvador de Bahía(véase Capítulo<br />
3 de este <strong>Informe</strong>), hicieron referencia a este<br />
movimiento.<br />
12<br />
“Buzu” es el ómnibus de pasajeros en el lenguaje<br />
popular bahiano<br />
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