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Cuerpos al límite: espacios y experiencias de marginalidad

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evi<strong>de</strong>ncia, entonces, esa distancia clave entre el cinismo <strong>de</strong>l narrador y la estética <strong>de</strong>l cinismo<br />

propuesta por la novela.<br />

Un segundo punto <strong>de</strong> quiebre, que ocurre en el capítulo octavo, tiene que ver con el uso<br />

<strong>de</strong> la p<strong>al</strong>abra. El discurso ofici<strong>al</strong> no solamente <strong>de</strong>fine quién o qué es bello, así como los<br />

parámetros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los cu<strong>al</strong>es esta belleza <strong>de</strong>be ser apreciada, <strong>de</strong>termina también los<br />

comportamientos que son aceptables en una mujer (y también en un hombre, evi<strong>de</strong>ntemente) en<br />

todas las facetas <strong>de</strong> su vida y, para el capítulo en cuestión, en sus encuentros amorosos. El<br />

vehículo <strong>de</strong> ese discurso hegemónico son los constantes juicios y comentarios que hace el<br />

narrador: aquello que le parece que su compañera <strong>de</strong>be o no hacer y, especi<strong>al</strong>mente, aquello que<br />

es apropiado que ella diga durante el acto sexu<strong>al</strong> y aquello resulta impertinente, <strong>de</strong> m<strong>al</strong> gusto o<br />

fuera <strong>de</strong> lugar: “... ese cuerpo por todos <strong>de</strong>seado había perdido <strong>de</strong> pronto para mí su encanto<br />

cuando, una hora antes me había preguntado a boca <strong>de</strong> jarro si yo prefería que ella me la chupara<br />

o que me hiciera una paja...” (94)<br />

De este modo, las mujeres adquieren un nuevo tipo <strong>de</strong> clasificación; esta vez en función a<br />

los enunciados que profiere durante el acto sexu<strong>al</strong>. De acuerdo con el narrador, es propio <strong>de</strong> una<br />

prostituta anunciar el menú disponible antes <strong>de</strong> iniciar el acto que complacerá a su cliente, como<br />

también preguntarle si los servicios que presta le resultan satisfactorios: ¿estás contento?<br />

“...Fátima hizo semejante pregunta con la entonación <strong>de</strong> la ramerita que da sus primeros pasos,<br />

atenta y ansiosa por agradar <strong>al</strong> cliente, insegura a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su capacidad para ejercer las técnicas<br />

recién aprendidas.” (96) El discurso hegemónico penetra así en los <strong>espacios</strong> <strong>de</strong> mayor intimidad<br />

<strong>de</strong> los individuos a través <strong>de</strong> la manera en que éstos se adscriben a las normas que en él se<br />

promulgan. Y no sólo los lexemas son instrumentos <strong>de</strong> clasificación, también la entonación <strong>de</strong><br />

los enunciados y, con seguridad, lo gestos que acompañan esa enunciación. En este contexto,<br />

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