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Cuerpos al límite: espacios y experiencias de marginalidad

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que hacen parte <strong>de</strong> las bandas <strong>de</strong> sicarios <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín se integran a ellas en busca <strong>de</strong> dinero.<br />

Como lo expone el padre Jorge G<strong>al</strong>eano en el texto <strong>de</strong> S<strong>al</strong>azar: “Son pelados que se mantienen<br />

viviendo la fantasía <strong>de</strong> tener y tener. Actúan maquin<strong>al</strong>mente. Se convencen o los convencen <strong>de</strong><br />

que pue<strong>de</strong>n y merecen tener plata. La plata está hecha, no es sino ir por ella, dicen” (118)<br />

No obstante, es evi<strong>de</strong>nte que a estos jóvenes no los une exclusivamente el interés <strong>de</strong> una<br />

ganancia económica puramente circunstanci<strong>al</strong>, sino, como lo señ<strong>al</strong>a S<strong>al</strong>azar, “un rol soci<strong>al</strong> que<br />

los i<strong>de</strong>ntifica y los cohesiona. Están presentes […] marcas ritu<strong>al</strong>es, juegos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r,<br />

territori<strong>al</strong>idad, elementos que se conjugan para exigir un reconocimiento soci<strong>al</strong> que es lo que está<br />

en el fondo <strong>de</strong> este protagonismo: <strong>de</strong>cir «existimos, somos, po<strong>de</strong>mos».” (161) Los adolescentes<br />

<strong>de</strong> las comunas ubicadas en las la<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín ingresan <strong>al</strong> mundo <strong>de</strong>l sicariato con la<br />

intención, no siempre consciente y premeditada, <strong>de</strong> forzar el reconocimiento soci<strong>al</strong>. Hacia el<br />

fin<strong>al</strong> <strong>de</strong> su texto, S<strong>al</strong>azar incluye la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> un niño <strong>de</strong> doce años que expone lo que, para<br />

él, representaría el futuro i<strong>de</strong><strong>al</strong>:<br />

A mí me gustaría ser un matón pero que le tengan respeto y que le respeten la familia.<br />

Como Ratón, que ya lo mataron, pero era c<strong>al</strong>lado y mataba <strong>al</strong> que le f<strong>al</strong>taba. Se mantenía<br />

por ahí parchado, con una 9 milímetros y si lo miraban él preguntaba: -¿Vos que mirás?y<br />

si le reviraban él los mataba y les tiraba una escupa y se iba riendo. A mí me gustaría<br />

ser así. (164)<br />

Un ‘respeto’ y un protagonismo que, a la larga, solamente <strong>al</strong>ejará sus posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

acreditación como miembros ‘respetados y respetables’ <strong>de</strong> la comunidad urbana <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín. En<br />

ese ‘ir por la plata’ que pregonan los sicarios como su motivación princip<strong>al</strong>, estos chicos asumen<br />

un tren <strong>de</strong> vida en el que muy pocos, excesivamente pocos logran adquirir <strong>al</strong>gún grado <strong>de</strong><br />

prestigio y estatus soci<strong>al</strong> más <strong>al</strong>lá <strong>de</strong> la banda en la que ejercen el sicariato y la comuna en la que<br />

habitan –y esto en el mejor <strong>de</strong> los casos pues incluso aquellos que acce<strong>de</strong>n a jefes <strong>de</strong> banda y a<br />

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