13.05.2013 Views

Cuerpos al límite: espacios y experiencias de marginalidad

Cuerpos al límite: espacios y experiencias de marginalidad

Cuerpos al límite: espacios y experiencias de marginalidad

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

conversan entre sí, ajenos a la pena y <strong>al</strong> enorme dolor que pue<strong>de</strong>n ocasionar los juguetes.<br />

(19-20) […] Por la incapacidad (humana) <strong>de</strong> sostener una crisis infinita, los niños se<br />

cansan […entonces los] traslado y los <strong>de</strong>posito junto a sus acompañantes. Y <strong>al</strong>lí quedan<br />

tirados a sus pies, lacios, <strong>de</strong>speinados, agotados (los niños) <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> rendir un<br />

magistr<strong>al</strong> e insatisfactorio culto a los juguetes. (22-23)<br />

Los ancianos, en cambio, “confundidos y encandilados por los productos se <strong>de</strong>splazan<br />

muy lentamente <strong>de</strong>mostrando [su] retardo corpor<strong>al</strong>…” (37). ‘Los viejos <strong>de</strong>l súper’ <strong>de</strong>tienen,<br />

interrumpen, enloquecen a los buenos clientes con ‘una proliferación insensata <strong>de</strong> p<strong>al</strong>abras’.<br />

Incapaces <strong>de</strong> la acción, se adueñan <strong>de</strong>l discurso para hablar <strong>de</strong> sus cuerpos <strong>de</strong>crépitos y enumerar<br />

largamente <strong>de</strong> sus achaques y dolores. Buscan quién los arranque <strong>de</strong>l silencio que les fue<br />

programado. Los ancianos representan la inminencia <strong>de</strong> la muerte y un contagio let<strong>al</strong> que<br />

<strong>de</strong>sconoce el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l supermercado, pero que no logra violentarlo ni inquietarlo. Los viejos se<br />

<strong>de</strong>splazan por los pasillos sin poner en peligro la merca<strong>de</strong>ría. Su p<strong>al</strong>abra enredada y unilater<strong>al</strong> no<br />

interesa, ni importa, siempre y cuando los buenos clientes, aunque impacientes y hasta<br />

aterrorizados, consigan soportarlos <strong>al</strong> ver en su caducidad su irrevocable <strong>de</strong>stino.<br />

Parecería que tanto niños como ancianos, pero en especi<strong>al</strong> estos últimos, son expresión <strong>de</strong><br />

aquella ‘continuidad’ batailliana a la que hemos hecho referencia en varias ocasiones: si el<br />

individuo mo<strong>de</strong>rno se aferra a la profunda ‘discontinuidad’ (que marca su i<strong>de</strong>ntidad en tanto<br />

individuo in<strong>de</strong>pendiente y autónomo en un mundo <strong>de</strong> objetos que también se caracterizan por<br />

constituirse como objetos separados <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más), los ancianos se acercan, tanto por su edad<br />

como por sus achaques, <strong>de</strong>masiado peligrosamente <strong>al</strong> bor<strong>de</strong> don<strong>de</strong> la discontinuidad individu<strong>al</strong><br />

sacr<strong>al</strong>izada en el mundo capit<strong>al</strong>ista se ve radic<strong>al</strong>mente amenazada por la ‘continuidad’ <strong>de</strong> la<br />

muerte: una muerte presente en la <strong>de</strong>scomposición <strong>de</strong> objetos y <strong>de</strong> cuerpos en este gigantesco<br />

frau<strong>de</strong> <strong>de</strong>l supermercado, pero una muerte negada, escondida, camuflada tras el rígido or<strong>de</strong>n<br />

256

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!