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Cuerpos al límite: espacios y experiencias de marginalidad

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económicamente a la familia sólo en casos excepcion<strong>al</strong>es constituye la motivación que mantiene<br />

a estos jóvenes en el mundo <strong>de</strong>l crimen. Con todo, el papel <strong>de</strong> la madre supera con mucho el<br />

ámbito <strong>de</strong> lo exclusivamente familiar para adquirir insólitos e importantes tintes religiosos en la<br />

vida <strong>de</strong>l sicariato.<br />

A pesar <strong>de</strong> que el mundo en que <strong>de</strong>senvuelven los jóvenes sicarios es un entorno<br />

profundamente machista y patriarc<strong>al</strong>, en el imaginario <strong>de</strong> casi todos ellos, la madre constituye el<br />

símbolo más importante <strong>de</strong> fort<strong>al</strong>eza y afecto: “La madre es lo más sagrado que hay, madre no<br />

hay sino una, papá pue<strong>de</strong> ser cu<strong>al</strong>quier hijueputa” (199). No es difícil enten<strong>de</strong>r este tipo <strong>de</strong><br />

expresiones en un contexto don<strong>de</strong> gener<strong>al</strong>mente el padre es una figura ausente y don<strong>de</strong> la madre<br />

asume la obligación <strong>de</strong> sacar la unidad familiar a<strong>de</strong>lante y <strong>de</strong> velar por el futuro <strong>de</strong> los hijos.<br />

Antonio cuenta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su lecho <strong>de</strong> muerte en el hospit<strong>al</strong> público que él aprendió a enfrentarse a la<br />

vida viendo el ejemplo <strong>de</strong> su “cucha [madre], que es una teza. Ella conmigo va en las buenas y<br />

en las m<strong>al</strong>as. Ahí don<strong>de</strong> usted la ve menudita respon<strong>de</strong> don<strong>de</strong> sea por mí. A la larga lo único que<br />

me duele para <strong>de</strong>spegar vuelo <strong>de</strong> esta tierra es <strong>de</strong>jarla sola. Saber que pue<strong>de</strong> estar abandonada en<br />

su vejez. Ella ha sido muy guerrera y no se merece esto.” (25) Y lo repite Mario <strong>al</strong> hablar <strong>de</strong> su<br />

madre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong> Bellavista: “Lo único que lo mantiene a uno con esperanza es la familia,<br />

especi<strong>al</strong>mente la cucha. Ella no me ha f<strong>al</strong>lado un solo día <strong>de</strong> visita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que caí. Madruga todos<br />

los domingos a las tres y media <strong>de</strong> la mañana. Por esa viejita yo doy todo lo que sea. Si s<strong>al</strong>go <strong>de</strong><br />

esta tumba le voy a dar lo mejor, se lo ganó, lo mejor, no importa lo que tenga que hacer.” (165)<br />

S<strong>al</strong>azar incluye entre los testimonios <strong>de</strong> No nacimos pa’semilla la narración <strong>de</strong> doña<br />

Azucena, la madre <strong>de</strong> Antonio. Su relato inicia con a <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> un cuadro que cuelga <strong>de</strong> una<br />

pared en su minúscula habitación: un hombre a punto <strong>de</strong> caer, unos cocodrilos que “pelan los<br />

colmillos”, una culebra cascabel que acecha y un tigre que intenta trepar <strong>al</strong> árbol. “Así ha sido mi<br />

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