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Cuerpos al límite: espacios y experiencias de marginalidad

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Esta postura ética rebasa el mundo <strong>de</strong> la cárcel <strong>al</strong> aplicarse a la reconstrucción narrativa<br />

que los reclusos hacen <strong>de</strong> su pasado y, en especi<strong>al</strong>, <strong>de</strong> los <strong>de</strong>litos que los llevaron a Carandiru.<br />

Ellos refieren sus historias a Drauzio Varella, el médico especi<strong>al</strong>ista en cáncer que, como lo<br />

hemos anotado, re<strong>al</strong>iza una campaña <strong>de</strong> prevención <strong>de</strong>l sida en el presidio. Al igu<strong>al</strong> que el<br />

nombre <strong>de</strong> la película, el personaje <strong>de</strong>l médico nos remite también a un mundo ajeno a la ficción<br />

y conecta la producción cinematográfica con su mismo acto <strong>de</strong> gestación: Varella, en efecto,<br />

inicia su campaña profiláctica en <strong>al</strong> cárcel <strong>de</strong> São Paulo unos meses antes <strong>de</strong> que ocurra la<br />

masacre <strong>de</strong> 1992. A través <strong>de</strong> su trabajo, él toma contacto con los presos y recoge una serie <strong>de</strong><br />

relatos que posteriormente publicará en su libro Estacão Carandiru. En p<strong>al</strong>abras <strong>de</strong> Benjamin,<br />

diríamos que el médico, “poseído por el ritmo <strong>de</strong> su trabajo <strong>de</strong> escucha, registra las historias a su<br />

manera” (“El narrador”) para luego repetirlas, reconstruirlas, renarrarlas ante un Babenco que, en<br />

su lecho <strong>de</strong> enfermo, 22<br />

se sumerge en ese nuevo acto <strong>de</strong> escuchar con atención y olvidado <strong>de</strong> sí<br />

mismo: “It was like Schehereza<strong>de</strong>, with him recounting t<strong>al</strong>es from the front line to me on the<br />

couch.” (Jaafar 22) Y la ca<strong>de</strong>na que se inicia en la cárcel avanza hacia el público que presencia la<br />

película y que, una vez más, escucha <strong>de</strong> boca <strong>de</strong> distintos personajes las narraciones recreadas en<br />

el espacio <strong>de</strong> la ficción.<br />

Se establece así un fluir comunicativo sobre la base <strong>de</strong> la relación empática entre<br />

múltiples narradores-oyentes-espectadores. A partir <strong>de</strong> él, toman cuerpo versiones y actos<br />

interpretativos que culminan, aunque siempre <strong>de</strong> manera provision<strong>al</strong>, en el oído y en la mirada<br />

atentos <strong>de</strong>l espectador. El lenguaje, no el que impone la norma, sino el que produce las múltiples<br />

hablas particulares, se abre en Carandiru a un proceso creativo y a un intercambio signado por lo<br />

22 Babenco conoce a Varella cuando, enfermo <strong>de</strong> cáncer, recurre <strong>al</strong> médico en busca <strong>de</strong> ayuda. Se establece entre<br />

ellos una estrecha amistad que permite que, día a día, las historias que Varella escucha en la cárcel sean recontadas<br />

ante el director <strong>de</strong> cine. Es Babenco quien impulsa a Varella a escribir su libro <strong>de</strong> testimonios. Luego, sobre la base<br />

<strong>de</strong> este libro, concibe la película Carandiru. (Jaafar 20-22)<br />

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