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Cuerpos al límite: espacios y experiencias de marginalidad

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Por momentos parecería incluso que, dada la oscura condición <strong>de</strong>l m<strong>al</strong> que inva<strong>de</strong> la urbe y se<br />

disemina <strong>de</strong> manera incontrolable por sus c<strong>al</strong>les y barriadas más pobres, solamente una sui<br />

géneris investigadora como Florita que, antes que <strong>de</strong> procedimientos científicos y técnicos, hace<br />

uso <strong>de</strong> la conexión mágica y puramente intuitiva, podría re<strong>al</strong>mente visu<strong>al</strong>izar e interpretar<br />

aquellos signos ocultos e in<strong>de</strong>scifrables que para nosotros, como para el común <strong>de</strong> los seres<br />

humanos, permanecen silenciosos. No obstante, y como es la norma en la obra <strong>de</strong> Bolaño,<br />

aquello que parece afirmarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminada perspectiva se niega rotundamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

otra. Es así que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la percepción <strong>de</strong>l periodista Sergio González, Florita Almada, antes que<br />

una ‘mente iluminada’ resulta tan sólo una ‘charlatana <strong>de</strong> buen corazón’:<br />

Sergio pidió una cerveza y le preguntó a Florita si era verdad que ella podía ver las<br />

muertes ocurridas en Santa Teresa. La Santa parecía cohibida y tardó un poco en<br />

contestar. Se arregló el cuello <strong>de</strong> la blusa y la chaquetita <strong>de</strong> lana, t<strong>al</strong> vez <strong>de</strong>masiado<br />

estrecha. Su respuesta fue vaga. Dijo que en ocasiones, como todo hijo <strong>de</strong> vecino, veía<br />

cosas y que las cosas que veía no necesariamente eran visiones sino imaginaciones, cosas<br />

que le pasaban por la cabeza, como a todo hijo <strong>de</strong> vecino, el impuesto que dizque había<br />

que pagar por vivir en una sociedad mo<strong>de</strong>rna, aunque ella era <strong>de</strong>l parecer <strong>de</strong> que todo el<br />

mundo, viviera don<strong>de</strong> viviera, podía en <strong>de</strong>terminado momento ver o figurarse cosas, y<br />

que ella, en efecto, últimamente sólo se figuraba asesinatos <strong>de</strong> mujeres. (713)<br />

Con Sergio González surge, hacia el fin<strong>al</strong> <strong>de</strong> “La parte <strong>de</strong> los crímenes”, la figura <strong>de</strong>l<br />

periodista para ofrecernos, una vez más, una posibilidad <strong>de</strong> dar un mínimo <strong>de</strong> coherencia <strong>al</strong> caos<br />

que se <strong>de</strong>spliega en 2666 y, <strong>de</strong> manera especi<strong>al</strong>, en su cuarto segmento. Ante el llamado <strong>de</strong><br />

Azucena Pérez Esquivel, González, periodista <strong>de</strong>l DF, abandona la posición margin<strong>al</strong> que ha<br />

tenido en la novela para comprometerse en la búsqueda <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las muertes en<br />

Santa Teresa. A petición <strong>de</strong> la diputada acepta involucrarse en la búsqueda <strong>de</strong> Kelly Rivera<br />

Parker quien, si bien no cumple el perfil <strong>de</strong> las mujeres asesinadas en la ciudad <strong>de</strong> Santa Teresa,<br />

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