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Cuerpos al límite: espacios y experiencias de marginalidad

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lí<strong>de</strong>res, e incluso las múltiples formas en que este lí<strong>de</strong>r pue<strong>de</strong> preparar la costillas <strong>de</strong> cerdo, así<br />

como sus dispersas y, en <strong>al</strong>gún grado, caóticas <strong>al</strong>ocuciones, hacen parte <strong>de</strong> la labor periodística<br />

<strong>de</strong> Fate antes <strong>de</strong> su llegada a México y, por tanto, antes <strong>de</strong> su incursión en los bajos fondos <strong>de</strong><br />

Santa Teresa. En el momento en que esto ocurre, su trabajo <strong>de</strong> periodista toma un giro<br />

impre<strong>de</strong>cible para transformarse en una suerte <strong>de</strong> investigación polici<strong>al</strong> que conduce, como todo<br />

en la vasta novela <strong>de</strong> Bolaño, a oscuros c<strong>al</strong>lejones don<strong>de</strong> se percibe el <strong>de</strong>slizarse <strong>de</strong>l m<strong>al</strong> en sus<br />

formas más violentas.<br />

Fate –t<strong>al</strong> vez solamente siguiendo el misterioso <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> su nombre (<strong>de</strong>stino, en<br />

inglés)– se embarca, una noche y sin enten<strong>de</strong>r muy bien por qué, en una aventura que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

percepción semi-<strong>al</strong>coholizada, nos llega con tintes <strong>de</strong> irre<strong>al</strong>idad, como si fuera un sórdido sueño<br />

<strong>de</strong>l cu<strong>al</strong> resulta difícil <strong>de</strong>spertar:<br />

O t<strong>al</strong> vez lo mejor hubiera sido [...] conducir directamente hacia la frontera, hacia Tucson,<br />

en cuyo aeropuerto seguro que encontraría un cibercafé <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> escribir la crónica,<br />

agotado y sin pensar en lo que escribía, y luego volar hacia Nueva York, en don<strong>de</strong> todo<br />

volvería a tener la consistencia <strong>de</strong> la re<strong>al</strong>idad. Pero en lugar <strong>de</strong> eso Fate siguió a la<br />

comitiva <strong>de</strong> coches que daba vueltas y vueltas por una ciudad ajena, con la leve sospecha<br />

<strong>de</strong> que tantas vueltas obe<strong>de</strong>cían a un único fin, que él se cansara y <strong>de</strong>sistiera <strong>de</strong> su<br />

compañía, aunque habían sido ellos quienes lo habían invitado, quienes le dijeron vente a<br />

cenar con nosotros y luego te marchas a los Estados Unidos, una última cena mexicana,<br />

sin convicción ni sinceridad, atrapados en una hospit<strong>al</strong>idad verb<strong>al</strong>, un convencion<strong>al</strong>ismo<br />

mexicano <strong>al</strong> que se <strong>de</strong>bía respon<strong>de</strong>r dando las gracias (¡efusivamente!) y luego <strong>al</strong>ejándose<br />

dignamente por una c<strong>al</strong>le semivacía. Sin embargo él aceptó la invitación. (396)<br />

Para ese momento, sin embargo, Oscar Fate ha tomado ya la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> hacer un trabajo<br />

que él consi<strong>de</strong>ra superior a la cobertura <strong>de</strong>l combate <strong>de</strong> box: un reportaje relacionado con los<br />

asesinatos que ocurren en Santa Teresa:<br />

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