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Cuerpos al límite: espacios y experiencias de marginalidad

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profesor chileno Am<strong>al</strong>fitano, como la sórdida vida nocturna en la que Fate se sumerge en busca<br />

<strong>de</strong> una historia que explique la pesadilla <strong>de</strong>l feminicidio santateresano.<br />

Solamente en la tercera <strong>de</strong> estas tres historias, el personaje princip<strong>al</strong> intenta enten<strong>de</strong>r las<br />

oscuras causas que provocan la multiplicación <strong>de</strong> asesinatos <strong>de</strong> mujeres. El periodista afro-<br />

estadouni<strong>de</strong>nse penetra en los sombríos recovecos nocturnos <strong>de</strong> la ciudad sin otra herramienta<br />

que su cuerpo dispuesto a vivir la experiencia y a construir, a partir <strong>de</strong> lo que ella le provea, una<br />

historia verosímil que pue<strong>de</strong> explicar la violenta re<strong>al</strong>idad que se vive en Santa Teresa.<br />

Acompañándolo en este intento, los lectores hacemos <strong>de</strong>l personaje un posible factor <strong>de</strong><br />

inteligibilidad para acce<strong>de</strong>r <strong>al</strong> tenebroso secreto <strong>de</strong> la ciudad mexicana y po<strong>de</strong>r, fin<strong>al</strong>mente,<br />

<strong>de</strong>scifrar el caos <strong>de</strong> las muertes que <strong>de</strong> manera absurda se multiplican o como diría el personaje<br />

<strong>de</strong> Chucho Flores en esta tercera novela corta <strong>de</strong> 2666: “Florecen... Cada cierto tiempo florecen y<br />

vuelven a ser noticia y los periodistas hablan <strong>de</strong> ellos. La gente también vuelve a hablar <strong>de</strong> ellos<br />

y la historia crece como una bola <strong>de</strong> nieve hasta que s<strong>al</strong>e el sol y la pinche bola se <strong>de</strong>rrite y todos<br />

se olvidan y vuelven <strong>al</strong> trabajo.” (362)<br />

Fin<strong>al</strong>mente no nos queda sino una sensación <strong>de</strong> impotencia creciente: Santa Teresa es el<br />

escenario predilecto <strong>de</strong> una violencia que se multiplica y dispersa sin explicación posible. Sus<br />

mujeres –obreras prostitutas, estudiantes, <strong>al</strong>gunas <strong>de</strong> ellas muy niñas, pero invariablemente<br />

pobres–, son las inevitables víctimas <strong>de</strong> una agresión asesina que parece no tener freno. El<br />

ominoso secreto que daría origen a esta violenta re<strong>al</strong>idad, el misterio que Fate pretendía <strong>de</strong>velar,<br />

permanece oculto e inexplicado. Los cuerpos femeninos, que aparecen mezclados con la basura<br />

generada por la urbe o en los <strong>de</strong>sérticos terrenos que la circundan, son signos que no logran ser<br />

leídos, indicios que se quedan a medio camino en el señ<strong>al</strong>amiento a esa re<strong>al</strong>idad que los produjo.<br />

El <strong>de</strong>tective, el investigador, el periodista incluso, que podría interpretar esos cuerpos-signos<br />

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