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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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apenas se proyectaban en la calzada. Llevaban pañuelos que les cubrían la cara

como si fueran forajidos de un viejo wéstern. Linda se dirigió hacia ellos y uno de

los hombres le gritó que no se acercara más.

—¿Estás enferma? —soltó el otro.

—No.

—Entonces ¿por qué no llevas mascarilla?

—Apartaos de mi coche —les advirtió.

—¿Tienes algo de comer ahí dentro? —preguntó el primero.

Lánda vio que de su cinturón asomaba un martillo de carpintero.

—¡Policía de Brookline! —dijo secamente, sacando la pistola—. ¿Por qué no

os largáis cagando leches antes de que me cabree de verdad?

Y los dos tipos echaron a correr sin decir palabra. Linda aguardó un

momento para sopesar su próximo movimiento. Se montó en el coche y empezó

a dar vueltas por el barrio estudiando las casas.

«Casas pequeñas, despensas pequeñas —pensó—. Casas grandes, despensas

grandes».

Con esa idea en mente, puso rumbo al sur. Normalmente había que esperar

un buen rato en el semáforo de Boylston Street, pero ese día apenas había coches.

Se saltó la luz roja en el cruce con Chestnut Hill Avenue y enfiló hacia el

Country Club, el legendario club de golf con la suficiente solera como para

permitirse un nombre tan simple. A su alrededor se alzaban las mansiones de las

vetustas fortunas de Boston y las moradas de los nuevos ricos más poderosos e

influyentes. Linda circulaba muy despacio a lo largo de una amplia calle

flanqueada por árboles frondosos, atisbando entre los huecos de los grandes setos,

hasta que de repente decidió adentrarse por el amplio y desierto camino de

entrada de una suntuosa mansión. Bajó del coche y echó un vistazo alrededor. El

sol aún pegaba fuerte y resultaba difícil distinguir si había luces en el interior.

Llamó al timbre y esperó. Volvió a llamar.

El edificio había sido reformado y contaba con tecnología domótica. Junto al

timbre había una cámara y un interfono. Por fin, respondió una temerosa voz

femenina:

—¿Quién es?

—Policía de Brookline.

—No hemos llamado a la policía.

—Se trata de un control rutinario para comprobar que todo está bien.

—¿Y cómo sabemos que es de la policía?

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