29.06.2021 Views

La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Ya me he dado cuenta.

—No conocen muchas palabras, pero les hemos enseñado a responder de

cierta manera cuando hay hombres malos. Vuestras chicas… Ellas también

tienen la enfermedad.

—Así es.

—Yo también me he dado cuenta.

Cuando llegaron a la verja de hierro del complejo, Joe habló por walkie-talkie

con la casa y Edison les abrió.

Jamie oyó la conversación.

—¿Por qué vuelves tan pronto?

—Ha llegado un coche.

—¿Y?

—Y tengo un médico aquí mismo.

Edison esperaba en la entrada de la casa grande. Jamie, Linda y las niñas se

apearon y Joe se alejó con el autobús en dirección al granero de la milicia. A

Jamie le pareció que el hombre encorvado con camisa a cuadros que le tendió una

mano rolliza era tan tosco como el papel de lija de grano grueso. Tenía pinta de

bracero.

—Blair Edison. Esta es mi casa.

Jamie, receloso, se presentó a sí mismo y al resto. Edison apenas miró a nadie

que no fuera Jamie.

—Me cuentan que es médico.

—Es cierto.

—¿Qué les trae por Dillingham?

Le contó lo que ya le había explicado al conductor del autobús, que era como

llamaba a Joe.

—El conductor es mi hijo —aclaró Edison—. Veo que no llevan mascarilla.

¿No les preocupa contagiarse?

—Las niñas llevan enfermas una temporada. Somos inmunes.

—Yo también —dijo Edison—. Tipos con suerte, supongo.

—Mire —replicó Jamie—. Su hijo me ha dicho que tienen material médico.

Necesito tratar el brazo herido de esta chica. Lleva mucho tiempo con el

torniquete puesto.

—Entren. Les enseñaré lo que tenemos.

Edison los llevó a una cocina bien iluminada. Les preguntó si querían algo de

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!