29.06.2021 Views

La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

A media tarde se dio cuenta de que tenía un hambre canina, lo cual

significaba que tenía que asaltar las máquinas expendedoras. Saqueó la mesa del

encargado de laboratorio en busca de monedas y se dio un festín de chocolatinas.

Cuando fue capaz de volver a pensar con claridad, llamó a casa para preguntar

cómo estaban las chicas.

—Siguen jugando a lanzarse la pelota —dijo Linda—. Solo paran para

comer.

Le pareció que la madre de Kyra arrastraba un poco las palabras, y dudó

sobre si preguntarle si había bebido. Estaba a punto de decirle algo como

«¿Sabes? Confiaba en que al menos podrías mantenerte sobria», cuando ella soltó

un taco.

—¿Qué ocurre? —le preguntó.

—Otra caída de tensión.

—¿Muy larga?

—Ya está. Ya ha pasado. Habrá durado unos siete segundos. ¿Y ahí, en el

centro?

—No sabría decirte. Todas las bombillas son led. Si se hubiese producido un

apagón total, el generador se habría puesto en marcha. A saber lo que estará

pasando con la red eléctrica.

Cuando colgó, cayó en la cuenta de que había olvidado sacar el tema de la

bebida.

Más tarde, mientras esperaba a que el temporizador de uno de sus

experimentos llegase a cero, llamó a Mandy.

—¿Dónde estás? —le preguntó.

—En el laboratorio.

—Yo también.

Enseguida se dio cuenta de que estaba muy alterada. Le preguntó qué le

pasaba.

—Hoy he ayudado a matar a alguien.

No le costó convencerla para que se lo explicara; estaba ansiosa por

desahogarse.

—Santo Dios, Mandy… —dijo él al fin—. Estos últimos días has tenido que

presenciar cosas horribles. Ojalá pudiera…

Ella no lo dejó acabar.

—Lo sé, lo sé. Pero tú también estás pasando por una situación terrible. No

somos solo nosotros. Está ocurriendo en todas partes.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!