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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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apuntó con la pistola—. Dele a la tripulación de vuelo la orden de cambiar de

rumbo o le saltaré la tapa de los sesos.

Morningside cerró los ojos aterrorizada.

—Por favor, no me haga daño. Ni siquiera sé qué hago aquí. Hace dos

semanas era la secretaria de Agricultura. ¡Agricultura! Esto no me puede estar

pasando.

—¡Caballeros, vamos a Chattanooga! —gritó Perkins a los pilotos—.

¿Tenemos combustible suficiente para volver luego a Detrick?

El copiloto puso en pantalla unos mapas de los estados del sudeste y

respondió:

—Con los depósitos auxiliares podremos llegar por los pelos.

—De acuerdo, pues adelante —ordenó Perkins—. ¿Cuánto calculan que

tardaremos?

—Tres horas de ida y tres de vuelta.

El secuestrador mantuvo encañonado al que percibía como la mayor

amenaza: su colega. Lo único que Jamie podía hacer era volver a agarrar la mano

a las niñas, que estaban aterradas.

—Juraste servir y proteger, Grant —dijo el agente más joven—. Ese

juramento no tiene fecha de caducidad.

—¿Por qué no cierras la puta boca? El país entero ha caducado. Mi

responsabilidad es hacia mi familia. Tú tendrías que mover el culo a Hartford

para reunirte con la tuya.

Perkins tenía aspecto de estar hecho polvo y profundamente triste.

—Agente Mitchell, ¿puedo tutearle?

El agente no lo quiso mirar a los ojos. Asintió.

—De acuerdo, Grant, no pienses ni por un segundo que no he apreciado tu

extraordinario servicio estas últimas semanas. Sé la presión a la que te has visto

sometido. Todos llevamos tiempo muertos de preocupación por nuestra familia.

Yo tengo hijos y nietos en Illinois con los que he perdido el contacto.

—No va a hacerme cambiar de opinión.

—Tampoco lo intento. Tú eres el que tiene la pistola, hijo. El único que

puede cambiar de opinión eres tú.

—Vamos a Chattanooga.

—Sí, ya lo has dicho. Verás, no puedo denunciarte ante el jefe del servicio

secreto. No sabemos nada de él. No puedo acusarte de un delito porque no hay

poder judicial operativo. Lo único que puedo hacer es apelar a tu conciencia.

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