29.06.2021 Views

La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Ella se incorporó ayudándose con las manos y gruñó al notar que la herida

aún le dolía.

—No sé por qué les sigo el juego. Ese hombre es un asesino despiadado al

que ustedes emplean sin el menor reparo.

—Tenga visión de conjunto —la instó Holland—. Aquí lo importante no es

un hombre o un incidente desafortunado, sino los Estados Unidos de América. Y

ahora, doctora… Lo siento, me cuesta recordar su apellido, de modo que la

llamaré doctora Connie. ¿Le importa sostener la Biblia de nuestra familia?

Connie no se movió.

—Por favor —insistió Holland.

Connie se levantó a regañadientes y cogió el desgastado libro.

—Señora Morningside —dijo Holland—, ponga la mano derecha sobre la

Biblia, por favor. —Consultó la Constitución—. Repita conmigo, por favor: «Juro

solemnemente que ejerceré con lealtad el cargo de presidenta de Estados Unidos

y que haré cuanto esté en mi mano por mantener, proteger y defender la

Constitución de Estados Unidos».

La señora Holland sacó una instantánea mientras Morningside repetía el

juramento. Holland la felicitó y la declaró presidenta.

Morningside dejó caer la mano de la Biblia, con los labios temblorosos, y se

desplomó en una silla.

—¿Se encuentra bien? —preguntó Jamie.

Ella tragó saliva y se secó los ojos con una servilleta.

—Estoy bien. No me siento presidenta, pero estoy bien.

—Creo que es hora de acostarse —anunció Holland, frotándose las manos

con satisfacción.

—Aún no nos ha dicho a qué juegan aquí —observó Jamie.

—¿A qué jugamos? Esto no es ningún juego. Se trata de la supervivencia y de

la renovación de nuestro país. Se encuentran ustedes en la zona cero. Esperen a

mañana. Mañana, todo quedará claro.

La señora Holland se llevó a Morningside a un dormitorio de invitados

mientras Streeter les ladraba a los demás que lo siguieran hasta su cabaña. Rocky

y Roger cubrían la retaguardia con los fusiles al hombro, cargados. Había

suficiente luna para formarse una idea de la distribución del campamento. Frente

a la casa de Holland había un patio central con un mástil de bandera como eje.

En la dirección contraria a la que avanzaban, Jamie entrevió lo que parecían

pistas de tenis y canchas de baloncesto. El serpenteante camino que se adentraba

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!