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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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debido a quién era su padre, resultaba difícil cogerle cariño. Edison pasaba por la

habitación varias veces al día para hacer visitas relámpago. Se mostraba jovial y

superficial con la niña y luego le preguntaba a Jamie qué opinaba de sus

progresos. Jamie siempre le daba la misma respuesta: «Avanza todo lo bien que

cabría esperar», pero iba a ser una travesía larga. Después hacía campaña a favor

del regreso de Emma.

—Su Emma está bien, doctor. Sana como una manzana —respondía Edison,

o cualquier expresión trivial por el estilo.

Y cuando Jamie exigía que los pusieran en libertad, Edison se enfadaba y le

recordaba que sus servicios todavía eran necesarios.

Gretchen era una fuente de información más fiable. Tenía la oportunidad de

cruzar unas palabras con ella cuando le llevaba las bandejas de comida. Fue a ella

a quien le preguntó por los disparos que había oído unas noches atrás. Gretchen

le contestó, con un tono siniestro, que no tenía ni idea de lo que había pasado, y

añadió que desde entonces no había vuelto a ver a su pinche de cocina y

compañera de cautiverio Mary Lou. Gretchen tenía prohibido salir de la casa

principal y se pasaba el día cocinando, limpiando los dormitorios de arriba y

enseñando a la mujer y a los hijos de Edison a hablar. Cuando no trabajaba a

destajo, dedicaba su tiempo a preocuparse por su familia.

—¿Sabes dónde los tienen?

—En algún lugar de la finca. He oído que Ed Villa tenía varias casas aquí

arriba.

—¿Sabes si mi Emma está con ellos?

—Ni idea. Lo siento.

—Podemos ayudarnos el uno al otro —dijo Jamie, retomando una cantinela

anterior—. Podemos unir esfuerzos para sacar de aquí a nuestros hijos.

—Tengo miedo —replicó ella—. No quiero que los maten.

Un par de días más tarde, le preguntó a Gretchen si había visto a Linda.

Después de su primera noche en cautiverio, la inspectora había dejado de gritar, y

su silencio resultaba ensordecedor.

—Todavía pasa la mayor parte del tiempo en su cuarto, pero cuando no está

allí, se la ve muy amiguita de Edison.

—¿Amiguita en qué sentido?

—La hace bajar para comer con ella. Siempre andan cuchicheando.

—¿Qué crees que pasa?

—No me sorprendería que se hubiese unido a ellos. No me fío.

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