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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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empezaron a retumbar en sus oídos y unas luces incomprensibles parpadearon

frenéticamente en los paneles de control. Greco permaneció allí sentado,

llorando, atenazado por el miedo y la confusión, mientras un algoritmo de

apagado de emergencia paralizaba las turbinas y detenía la producción de

electricidad. Se activó un generador diésel, gracias al cual las alarmas siguieron

aullando y las luces de los paneles destellando, pero Greco no pudo hacer más

que, tambaleando, dirigirse a la sala de guardia, sentarse en la cama y taparse los

oídos con las manos.

Jamie y Linda subieron con unas linternas al cuarto de las chicas y esperaron allí

a que se restableciera el suministro eléctrico. Pero esta vez no lo hizo. Al cabo de

media hora, Linda sacó las velas. No pensaban dejar ninguna encendida en el

cuarto sin vigilancia, aunque ni Emma ni Kyra mostraban miedo a la oscuridad.

Jamie intentó enseñarles a usar una linterna —un clic para encenderla, otro clic

para apagarla—, pero el concepto resultaba demasiado abstracto.

Una vez abajo, trató de llamar a Mandy, primero al fijo y luego al móvil, pero

no obtuvo respuesta.

—¿Crees que se habrá ido la luz en todas partes? —preguntó Linda.

Jamie se aventuró a salir con el perro para echar un vistazo. Toda la calle

estaba a oscuras.

—Debe de haberse caído todo el sistema —dijo al volver—. Sin luz, sin

electrodomésticos, sin internet, sin servicios de telefonía, sin alarmas antirrobo

cuando se agoten las baterías… Se puede liar una buena.

—Esperemos que no dure mucho.

—Sí, esperemos. Pero esta también podría ser la nueva normalidad.

Jamie se dejó caer en el sofá. Dejó escapar un suspiro profundo que sonó más

como un gruñido.

—¿Sabes cuáles son esas «chorradas», como tú misma has dicho, que he

estado haciendo en el laboratorio estos últimos días?

—Estaba muy enfadada. No quería decir eso.

—Bueno, da igual lo que quisieras decir… El caso es que puede que haya

dado con la mitad de una cura para el virus.

—¿Y la otra mitad?

—Está en Indianápolis.

—Tu amiga Mandy…

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