29.06.2021 Views

La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

33

D

ormían todos menos Jamie. El indicador de combustible empezaba a

ponerle nervioso. Al pasar por Wilkes-Barre, en Pennsylvania, circulando

por la 1-80, la aguja descendió por debajo de un cuarto de depósito. Necesitaba

un plan, pero no tenía ganas de despertar a Linda todavía. Intentaba fingir que ni

siquiera estaba allí.

Eran poco más de las nueve de la noche. Si todo hubiera salido bien, se

encontrarían a apenas cinco horas de Indianápolis, pero sus contratiempos habían

desbaratado el horario. Tal y como estaban las cosas, contando con algún desvío

para repostar y una pausa o dos para ir al baño, no llegarían hasta bastante

después del amanecer. Mandy debía de estar preocupada a esas alturas, aunque no

frenética.

Estaba nublado y no se veía la luna. Le daba la sensación de que era la

carretera más oscura y solitaria por la que había circulado nunca. Una o dos veces

por hora, a lo sumo, veía unos faros que se le acercaban desde el oeste o se le

echaban encima desde detrás para adelantarlo a toda velocidad, en ocasiones

treinta o cuarenta kilómetros por hora más deprisa que él, que no iba despacio.

La gente actuaba como si no quisiera estar al volante tras la puesta de sol, igual

que él.

Circulaba por una recta larga cuando tuvo la impresión de que quizá

empezaba a afectarle el cansancio. Parpadeó unas cuantas veces y, al constatar que

la imagen no desaparecía, se frotó los ojos con el canto de la mano. La tenue luz

amarilla que había visto moverse seguía allí. Estaba a poca altura, a ras de

carretera, y por lo menos a un kilómetro de distancia. Al acercarse, le pareció que

adoptaba una característica definitoria: se desplazaba unos palmos en una

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!