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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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—¿Relación? Ninguna. Mi marido era el alcalde de este pueblo. No nos

tratábamos con ellos. Y su amiga, la policía, tenía razón. Esta finca no es de ellos.

Pertenece a Ed Villa, que era miembro del consejo de la iglesia de Blair. Edison

los atacó a él y a su familia, los mató a todos, creo, y se quedó su casa, que le da

mil vueltas a la granja de Blair.

—Entonces ¿cómo ha acabado con ellos?

El largo suspiro de Gretchen fue uno de los sonidos más lastimeros que había

oído Jamie en su vida.

—Cuando empezó todo esto, Blair y Joe Edison fueron a nuestra casa y

mataron a tiros a mi marido. También asesinaron a mi hijo mayor, Craig. Al resto

nos tomaron de rehenes. Solo he visto a mis gemelos, Alyssa y Ryan, una vez, y

no he visto a la esposa de Craig, Trish, desde el día en que nos secuestraron.

—¿Estaban enfermos?

—Mi marido y Craig, no. Es como si hubiesen querido librarse de todos los

hombres sanos que pudieran estar en condiciones de plantarles cara. El resto de

mi familia, en fin, todos pillaron el virus. No sé si es mejor o peor para ellos. Por

un lado, los pobres deben de estar muy confundidos en cuanto a lo que les está

pasando, pero también es cierto que no son conscientes de lo que significa perder

la libertad.

—¿La ha mantenido con vida para que cuide de su familia?

—Suena a esclavitud, y lo es. Es esclavitud moderna. Me amenazó con lo

mismo que a usted. Hago lo que quiere por el bien de mis hijos.

—Esto es una pesadilla.

Gretchen metió su camisón en una bolsita que había encontrado en uno de

los armarios de Villa y la cerró con cremallera.

—Es lo que me digo a mí misma todos los días. No sé si acaba de entenderlo,

doctor Abbott, pero si esa niña muere, Edison le verá tan solo como una

amenaza, tal y como veía a mi marido y a mi hijo.

—¿Y si se recupera? ¿Cree que nos dejará marchar?

Gretchen se puso de pie con la bolsa en la mano.

—¿Usted qué cree?

Fue hasta la puerta y probó el picaporte. Estaba cerrada con llave. Chilló para

que Blair que fuera a abrirles.

Jamie tenía muchas preguntas más, pero había una que le quería sonsacar

antes de que se fuera.

—¿Qué hace con las niñas enfermas?

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